lunes, 26 de diciembre de 2016

Inicia un nuevo año sin procrastinar



La última semana del año debería llamarse "La semana de los frustrados", la mayoría de las personas nos detenemos a pensar en lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que nos hubiera gustado hacer durante el año que está por terminar, pero que al final dejamos inconcluso, el diccionario lo encierra en una palabra "procrastinar".


¿Qué es procrastinar?
Dicho en una sola palabra es "aplazar o posponer". Es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes. Es un trastorno de comportamiento.


Todas amamos la comodidad y detestamos los cambios, hasta que el mismo Dios, tiene que movernos el piso y darle un vuelco a nuestra vida para que avancemos o hagamos aquellas cosas que hemos dejado a medio palo o que nunca nos tomamos ni siquiera la molestia de iniciar. He estado leyendo un libro, el cual me hizo darme cuenta, de varias cosas que yo ya sabía, pero que durante años he estado posponiendo, entre ellas...

1. Fortalecer mi crecimiento espiritual
2. Emprender un negocio formalmente
3. Vencer mis miedos al fracaso


Todas en algún momento de nuestras vidas, le tememos al fracaso y dejamos que la vida y las oportunidades se vayan y al final acabamos frustradas por aquello que no hicimos. ¿Haz escuchado a personas o alguna vez has dicho: "Me hubiera gustado tener un negocio", "me hubiera gustado terminar mis estudios", "me hubiera gustado crear un ministerio"; "me hubiera gustado aprender a...", los "hubieras" son la tumba de los sueños no realizados, pero que recordamos con cierta nostalgia y tristeza.


"No dejes para mañana, lo que puedes hacer hoy".


Cómo iniciar un nuevo año sin procrastinar

1. Haz un plan
No hagas como la mayoría de las personas que comienzan el año, corriendo en las calles por simple emoción sin ninguna motivación y al segundo mes, ya están cansadas y desmotivadas. Hazte preguntas sinceras:

¿Dónde quiero ir en la vida?
¿Qué dirección voy a tomar?
¿Glorifica a Dios mis decisiones?

Busca a Dios en oración para que te guíe y puedas contar con su bendición. Si al final del mes no avanzaste mucho, no te desanimes. Chequea nuevamente tu plan, haz ajustes y por ningún motivo tires la toalla.

"Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados". Proverbios 16:3


2. Busca a quien rendirle cuentas
Busca personas que te orienten y te digan abiertamente lo que piensan de ti y del plan que piensas llevar a cabo. Yo tuve que hablar con mi esposo, y le dije "siento que he postergado muchas cosas en mi vida, no quiero tomar decisiones sin tú aprobación, pero me gustaría hacer esto y esto, ¿qué piensas?" Sus palabras fueron muy animantes y retantes. Lo primero que me dijo fue "haz un plan, mes a mes, mira como vas avanzando". Sé que dentro de un mes volveremos a tener está conversación y no me dejará tranquila, hasta que me vea en acción.

"El que tiene en poco la disciplina menosprecia su vida, pero el que acepta la reprensión adquiere entendimiento". Proverbios 15:32


3. Busca capacitación
Si es algún negocio que deseas emprender, toma cursos relacionados que te puedan ayudar a hacer más eficiente tu negocio, hay cursos gratuitos en línea o en la Cámara de Comercio. Todo emprendimiento cuesta al inicio, lo cual requiere perseverancia y determinación. Si son tus estudios que deseas retomar, busca aquellos que no te van a alejar de Dios. No permitas que una aparente bendición se convierta en un tropiezo para tu vida.

"El camino de la vida es hacia arriba al entendido, para apartarse del Seol abajo". 
Proverbios 15:24


4. Borra de tu mente la palabra "fracaso"
Nuestro peor enemigo somos nosotras mismas. Todas le tenemos miedo al fracaso, pero debemos ver el fracaso como una oportunidad para hacer las cosas diferentes, para mejorarlas, para corregir deficiencias, pero sobretodo para saber lo que Dios nos quiere enseñar a través de esa situación.

"Las suertes se echan en el regazo; pero el resultado depende del Señor". Proverbios 16:33

jueves, 22 de diciembre de 2016

María, sabía que...




"María, sabías que..." Es una de las canciones más hermosas que captan por lo que María pasaría como madre de Jesús. María era una mujer joven, probablemente una adolescente. No había nada especial en ella. La primera vez que leemos sobre ella, es en el primer capítulo de Lucas, cuando se encuentra con el ángel Gabriel.


Visiblemente sorprendida por el saludo del ángel, es confortada por sus palabras que cambiarían totalmente su vida. Iba a convertirse en madre, siendo virgen. Se le dijo, que su hijo crecería para tomar el trono del Rey David y que su reino no tendría fin. Hasta ahora, todo parecía bien, pero quién sería el padre del bebé?


Su bebé no sería un niño ordinario. María, una mujer joven, una pecadora salvada por gracía, estaba perturbada, confundida y asustada. Le habían dado el mensaje más sorprendente que alguna mujer había oído. Ella sería la madre del Salvador del mundo.


Gabriel le contesta que va a quedar embarazada por el Espíritu Santo. Su hijo no tendría un padre humano, él sería el hijo de Dios, el Mesías. Al instante, lo ordinario se hizo completamente extraordinario. En este momento, María, la chica común, hizo algo extraordinario. Con fe, ¡ella creyó la palabra de Dios!


En lugar de preocuparse por todo lo que podría cambiar en su vida, sobre cómo iba a tener una conversación incómoda con José acerca de su embarazo, María respondió con estas palabras de fe:


"... He aquí la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra". Lucas 1:38


¡Qué disposición tan sorprendente! María sabía que su vida cambiaría radicalmente, no sería esa mamá común y corriente que instruye, enseña, aconseja, corrige, guía, atiende, cría... sería la madre del Salvador del mundo, pero no se aferró a eso ni se sintió super especial. Años después, vemos que cuando el niño Jesús, se les extravía en el templo, en Lucas 2:51 se describe: "... y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón".


A las madres nos cuesta entender que nuestros hijos son prestados por Dios, y nos aferramos a ellos como si fueran propios, sabiendo que su Padre Celestial podría llegar a hacer cosas extraordinarias con personas ordinarias como ellos o como nosotras. 


Surge otra reflexión del ejemplo de María: ¿Cómo está tu disposición hacia Dios?

jueves, 17 de noviembre de 2016

La satisfacción de tener contentamiento



Una definición que encontré de contentamiento es:
"El contentamiento, es saber que Dios ha dispuesto todos los acontecimientos de mi vida, así que en este momento puedo vivir para su gloria y para experimentar su bondad. El contentamiento, significa que puedo hacer todo lo que Dios quiere que haga. Puedo conocer la paz de Dios, independientemente de mis circunstancias".

¿Es esto real en mi vida? Sinceramente, en algunas cosas he sentido contentamiento pero en otras no. La cercanía de la Navidad, tiende a ponernos ansiosas por todas las expectativas que nos hacemos, por lo que deseamos comprar, por lo que deseamos regalarles a nuestros hijos, por lo que deseamos cocinar, por lo que queremos recibir.

He estado tratando de calmar más que todo mi mente que mi corazón, porque como nos enseña el apóstol Pablo...

"... pues he aprendido a estar contento en cualquier situación. Sé vivir con limitaciones, y también sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, tanto para estar satisfecho como para tener hambre, lo mismo para tener abundancia que para sufrir necesidad". Filipenses 4:11-12.


Estos versos, nos enseñan que debemos aprender a estar contentos, cualquiera que sea nuestra situación. Las personas en las calles no tienen esperanza, por lo general, las escuchas decir: "la situación está difícil". El panorama avizora que no mejorara, todo lo contrario, empeorara.
 

Como esposas y madres, no debemos poner una carga más pesada sobre los hombros de nuestros esposos; debemos tener cuidado de no quejarnos cuando las finanzas están apretadas o cuando no podamos darles obsequios a nuestros hijos en Navidad. Mis hijos, se hacen expectativas de los regalos que desean recibir. La respuesta que reciben siempre de nosotros, es: "Oren para que Dios provea". 


Yo siento, que si mi confianza en Dios es sincera puedo ser un buen ejemplo para mi familia. Voy a estar agradecida por el buen cuidado de Dios para con nosotros, por su provisión, por su amor, su gracia y misericordia. Voy a estar segura de que el poder de Cristo me dará la fuerza que necesito para darle animo a mi familia y poder ayudar a los necesitados.


¿Cuáles son las áreas de tú vida en la que no estás contenta? Al pensar en estas áreas, ¿estás frustrada con la provisión de Dios para tú vida y la de los tuyos? ¿Estás dominada por el pesar o la tristeza? ¿Estás preocupada por lo que no podrás hacer o comprar está Navidad? Si es así, Pablo tiene algunas palabras de aliento para ti...

"Por eso, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones y en las angustias; porque mi debilidad es mi fuerza". 2 Corintios 12:10



Que el amor de Cristo, sea el motor de nuestro contentamiento.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Demasiadas reglas


Las reglas hacen que nuestra vida funcione mejor. Ellas nos dicen...
- Cómo debemos conducirnos ante otros,
- Como respetar a nuestras autoridades,
- Cómo debemos criar a nuestros hijos,
- Cómo debemos vivir en general.

Pero, también hay un problema con las reglas, ellas no tienen el poder de trazar en nosotras y en nuestros hijos una relación más cercana a Dios. Si la forma como criamos a nuestras hijos, es todo sobre obedecer las reglas sin una relación amorosa, en realidad, no estamos conduciendo a nuestros hijos hacia Dios, más  bien, podríamos estar empujándolos hacia la rebeldía de este mundo.

Los primeros cinco libros de la Biblia, nos hablan sobre cómo Dios hizo de Israel una gran nación de la nada. Por ello, Dios, debía establecer normas, reglas y mandamientos por donde el pueblo pudiera conducirse en medio de otras naciones paganas, sin contaminarse de sus dioses y costumbres. Además, debían transmitirlas de generación a generación para que no fueran olvidadas. Antes, cuando leí estos libros, pensaba: "Demasiadas reglas, que aburrido". Pero Dios, le estaba dando a su pueblo, las bases para llegar a ser una gran nación, si le obedecían y esos mismos mandamientos aplican a nuestras vidas hoy en día.

Las reglas, son esenciales para navegar de forma segura en las aguas de la vida cotidiana. Pero, esas aguas podrían volverse turbulentas en nuestro hogar, si sólo imponemos nuestro criterio y no lo que Dios nos manda a hacer en su Palabra.

"Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón, y se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa...". Deutoronomio 6:5-7


El libro de Deutoronomio, para mí es como una bitácora de un largo, triste y tedioso viaje del pueblo de Israel a través del desierto. Cuando lo leo siento como si Dios me hablará y me preguntará: "¿Como ha sido tu recorrido?, ¿Haz sentido mi presencia cuando te has sentido frustrada o cansada, o simplemente te has entregado a la murmuración?, ¿Haz obedecido mis mandamientos, me amas sinceramente? Me ayuda a valorar lo que Dios ha hecho por mí en este peregrinaje por la tierra. La obediencia trae bendición, pero la desobediencia trae destrucción.


Las reglas que no se basan en el amor a Dios, generan rebeldía. Sí, las reglas son esenciales. Pero, las reglas, no es lo que nos hace aceptables ante Dios. Ninguno de nosotros como adultos, será juzgado por Dios sobre la base de "si seguimos o no las reglas". Sin embargo, con demasiada frecuencia, les hacemos pensar a los niños, que su bondad depende de lo bien que obedecen nuestras reglas. Somos aceptables delante de Dios no porque hallamos obedecido al pie de la letra, las reglas. Somos aceptables, porque Jesús murió por nuestros pecados. Los niños no deben pensar, que son aceptables para Dios o para nosotras producto de lo bien que siguen reglas.

Debemos usar sabiamente las reglas, los mandamientos de Dios, para ayudar a mantener a nuestra familia segura y a salvo de las trampas de este mundo. Pero sólo el poder transformador de una relación con Cristo puede dar lugar a un cambio de corazón que no está dominado por el pecado. No nos basemos en reglas para hacer lo que sólo Cristo puede hacer.

domingo, 6 de noviembre de 2016

De lo imposible a un milagro



Hola! Mi nombre es Karen Tinoco, tengo diez años de casada con mi esposo Erick, hemos procreado dos lindos niños mellizos Danna y Axel, quiénes tienen seis años.

En septiembre recién pasado, fui a hacerme un chequeo médico, ya que presentaba consecutivos sangrados fuera de mi período menstrual. Por lo que, me indicaron una serie de exámenes médicos, entre ellos un ultrasonido y una colposcopia vaginal. La doctora que atendía mi caso, me dijo que los exámenes mostraban que tenía un Nic1 (cáncer en su primer etapa), aparentemente ya micro invasor, porque presentaba dos raíces hacia adentro de la matriz.

Cuando me di cuenta que tenía cáncer, pensé en mis hijos y en mi madre, pues ella es sobreviviente de cáncer. No sabía que hacer, si irme a la Iglesia o a mi casa, pero al final decidí irme a mi casa. Nunca había sentido el trayecto tan largo como ese día. Al llegar, me encerré en mi cuarto y ahí comencé a llorar hasta sentir que no podía más. Me arrodillé y empecé a orar, a pedirle a Dios paz y que esto no fuera algo que me apartará de Él, sino al contrario, que pudiera buscarlo y acercarme más a Él.




La recomendación que hicieron fue que me hiciera una conización, que es una cirugía que se hace para extirpar un cáncer y luego hacer una biopsia. Se hace, específicamente donde se encuentra la lesión en el útero y así saber si el cáncer es invasor o no. Como pueden ver, según el resultado de arriba, tenía quistes y meomas. Una de las cosas que me preguntó la doctora, es que si ya tenía hijos, y le dije que sí, dado que el útero quedaría muy dañado, no podría volver a tener hijos. Además, uno de los medicamentos que me recetaron puede causar abortos, ya que es muy fuerte.

En medio de esta difícil prueba, me he sentido muy fortalecida en la oración. El saber que Dios está presto a mis oraciones me quitan un peso de encima. Me he apropiado de sus promesas, no he sido muy buena para memorizar versículos, pero si recuerdo, muchas de sus promesas que me han hecho ver que su voluntad en mi vida, es buena, agradable y perfecta, y me digo "El tiene el control".


"El día que clamé, me respondiste, me fortaleciste con vigor en mi alma". Salmos 138:3


"Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no sé apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti". 
Isaías 54:10

Estaba en espera que me dieran los resultados que había arrojado la conización, cuando comencé a sentir fuertes mareos y ganas vomitar. Me hice una prueba de embarazo, no podía creerlo dio "POSITIVO". La doctora que había estado tratando mi caso, me había dicho que era imposible que saliera embarazada, por lo que busque una segunda opinión, la cual confirmó, que sí, "ESTOY EMBARAZADA" y no aparecen signos de que tenga cáncer.




En estos momentos, me siento realmente muy fortalecida, confiada en mi Dios, Él tiene el control de mi vida y de este pequeño milagro que llevo en mi vientre. Me siento feliz, porque pude ver el amor y la misericordia de Dios en mi vida y sobre todo, saber que por medio de mi persona puedo decir "DIOS EXISTE, y ES UN DIOS DE MILAGROS", por medio de mi prueba, Él se ha glorificado y otros pueden reconocer sus maravillas.

Un último consejo que puedo darles, es: Persistir en la oración, en que lo personal, me hace sentir confiada. Cuando me arrodillo ante Dios y comienzo a orar, siendo que Él me escucha, me consuela, me alienta y tengo la confianza que Él hará su voluntad en mi vida.

jueves, 6 de octubre de 2016

Las falsas expectativas en nuestros hijos



El vivir para nuestros hijos va a arruinar nuestra vida y la de ellos. Si nuestras esperanzas y sueños están ligados a los de nuestros hijos, será decepcionante e incluso tendrá un final amargo. Si esperamos que los niños nos proporcionen la comodidad y el apoyo que sólo puede venir de Dios, saldremos profundamente heridas. Dios no desea que tengamos otros dioses delante de él. Dios no desea que pongamos a alguien más en primer lugar en nuestras vidas. Su primera lealtad debe ser a Dios y sólo a Dios.

Los niños que se han convertido en los únicos objetos de los sueños y aspiraciones de sus padres no pueden soportar ese terrible peso. Este enfoque desequilibrado del niño es en realidad una forma de abandono relacional. No son los niños que están siendo atendidos, sino los propios intereses de los padres.

Los padres, que aman a Dios, que aman a su cónyuge, preparan a sus hijos para el mundo peligroso que está esperando por ellos, el hacer otra cosa fuera de esto, hará que su amor para sus hijos sea para su propio beneficio. El intentar vivir la vida a través de nuestros hijos, nos consumirá y a ellos también. ¡No vivamos para nuestros hijos. Vivamos para Dios!

Si no podemos amar a Dios en primer lugar, no seremos capaces de amar de verdad a nuestros hijos. Enseñemosles incluso a los más pequeños, que no son el centro del mundo. Dios ya ha afirmado su posición y no la quiere compartir con nadie.

"La vara y la corrección imparten sabiduría, pero el hijo consentido avergüenza a su madre". Proverbios 29:15

martes, 4 de octubre de 2016

La segunda decisión más importante de tu vida



Mi nombre es Jasmin Blanco, aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador es la primera decisión más importante de nuestra vida y yo tuve el privilegio de aceptarlo a mis 15 años de edad.

Comencé a ser una creyente que sólo iba a la iglesia como parte de mi rutina, sin crecimiento espiritual, sin convicciones, sin el deseo de conocer más a Dios y por tanto con los mismos pensamientos y formas de vivir del mundo. Era el tipo de joven que pensaba que cuando me casara era donde realmente iba a comenzar mi felicidad.

Recuerdo pensar mucho en cómo quería que fuera mi futuro esposo, en mi mente me decía: "Quiero un buen hombre; alguien que sea romántico, atento, alegre, profesional, que sea un hombre que no fume ni beba, que no sea mujeriego y que me quiera". Esas eran las cualidades primordiales que yo buscaba en alguien.

A medida fue pasado el tiempo fui teniendo relaciones amorosas que me hicieron pasar por momentos dolorosos que pude haber evitado si tan sólo hubiera puesto todo en manos de Dios. Hubo una en específico que me hizo llegar a la intimidad de mi cuarto y con lágrimas en los ojos arrodillarme delante del Señor y pedirle que sanara mi corazón, porque sabía Él tenía el poder para hacerlo, y lo hizo, fue increíble porque en poco tiempo sanó la herida sentimental que había en mí.

Pero ¿Adivinen qué? Ni con esas malas experiencias yo cambiaba mi forma de pensar, seguía teniendo la idea de pasar mi vida con un "buen" hombre que tuviera las cualidades que les mencioné anteriormente. Esto es un claro ejemplo que aún estaba muy alejada de lo Dios deseaba para mí como su hija.  

A mis 26 años conocí a una persona con quién comencé un noviazgo formal, era un hombre justamente con las cualidades que yo quería pero no era creyente y en realidad eso no me importaba porque yo creía tener la capacidad de cambiarlo, pensaba que compartiéndole el Evangelio y llevándolo a la iglesia todo se podía resolver olvidando aquel mandato, que dice en 2 Corintios 6:14...

"No se unan ustedes en un mismo yugo con los que no creen".

Sinceramente la relación duró sólo dos meses pero en ese corto tiempo Dios sí que cambió mi forma de pensar y hacerme ver lo que en realidad él quería para mi vida. Curiosamente en ese tiempo me llamaba mucho la atención leer artículos sobre el noviazgo cristiano, artículos a través de los cuales no dudo que el Señor me estaba hablando.

Recuerdo que leí la historia de una pareja comprometida de la misma iglesia en la que me reúno pero de otra ciudad y ésta persona en su artículo contó que alguien le había dicho las siguientes palabras: "Su matrimonio no tendrá sentido si juntos no hacen la gran comisión". Cuando leí eso, lloré y le dije al Señor con todo mi corazón que eso mismo es lo que yo deseaba para mí vida.

Entonces comenzaron las dudas y las preguntas acerca de si con la persona que estaba podríamos hacer juntos la gran comisión, crecer y hacer la voluntad del Señor. Fui sincera conmigo misma y me dije: "NO", así que decidí honrar al Señor terminando la relación y comencé a pedirle a Dios en oración por un hombre creyente, por un hombre que me animara a crecer espiritualmente, que me acercara más al corazón de Él en lugar de alejarme, por un hombre que fuera temeroso de su palabra y que juntos tuviéramos la misma visión.

En menos de un año el Señor puso en mi camino de forma inesperada a un joven llamado Sergio. Sergio asiste a la misma iglesia que yo, sólo que en otro país, es salvo, está creciendo en el Señor, tiene el mismo deseo de hacer la gran comisión, incluso en mis oraciones fui tan específica en cualidades como su color de piel y su temperamento que cuando lo conocí no tuve duda que era la respuesta a mis oraciones, y lo más importante, él estaba muy interesado en mí.

Así que en poco tiempo y bajo dirección, me propuso comenzar un tiempo de cortejo, el cual acepté.  En ese tiempo recordé que alguien una vez en medio de un consejo, me dijo: "Cuando algo proviene de Dios, ese algo nos llena de paz"; y era lo que yo sentía en ese momento con Sergio, estaba tan agradecida con el Señor que en cada oración le daba las gracias por haberlo puesto en mi camino.

Fijamos una fecha para decidir si pasábamos a la siguiente etapa o no. Y algo que nos ayudó mucho fue la dirección de nuestros pastores y estar en íntima relación con el Señor para tener claridad de lo que queríamos y hacer las cosas bien para honrar su nombre. Estábamos seguros que lo que queríamos era un compromiso formal, así que cuando llegó el ansiado día, él me esperaba con un anillo porque desde un inicio me hizo saber que quería que yo fuera su esposa, y por supuesto que le dije que ¡SI! A la fecha estamos comprometidos y deseosos de hacer su voluntad en nuestra relación.

Decidir pasar el resto de mi vida con Sergio fue la segunda decisión más importante de mi vida y me llena de paz saber que esa decisión fue guiada por el Señor, Él se encargó de los detalles más pequeños de esta historia y me hizo conocer su voluntad que siempre fue buena, agradable y perfecta.


No dudo que el Señor tiene una historia diferente para tu vida, pero cada historia de amor debe de tener un fin en común, decidir honrar a Dios para él pueda honrarte, tal como dice en su Palabra: 

…"Yo honro a los que me honran…"  

lunes, 19 de septiembre de 2016

Las hormonas, las emociones y el corazón






Sobre toda cosa guarda, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Proverbios 4:23


El Rey Salomón nos enseña que el corazón debe ser custodiado por encima de todo. A través de la Biblia, el Espíritu Santo nos ha dejado una guía para la comprensión de las emociones. Bíblicamente, las emociones pueden ser como los primeros auxilios del corazón. Si el corazón está bien custodiado las emociones pueden trabajar en favor nuestro, no en contra. Si el corazón no está protegido, las emociones pueden causar mucho daño.


Las mujeres sufrimos cambios hormonales durante los períodos de la menstruación, los embarazos y la menopausia. Esto, pueden provocar drásticos cambios en nuestro estado emocional. Algunas nos ponemos temperamentales, otras lloronas, otras malhumoradas... pero no existe ningún verso en la Biblia que nos de la razón, porque todo tiene que ver en la forma cómo ejercemos dominio propio sobre nuestro corazón y permitimos que el Espíritu Santo ejerza dominio sobre nuestros estados de ánimo.


He escuchado a mujeres decir que durante sus embarazos sentían rechazo hacia sus esposos. Lo que yo hacia, durante mis embarazos era orar para no hacer sentir rechazado a mi esposo, para satisfacerlo a pesar de mi estado que me mantenía cansada casi todo el tiempo. En mis períodos menstruales, trato de no ponerme llorona, percibo que mi estado anímico baja, esa es una alarma que me envía el Espíritu para no dejar que mi corazón se salga con la suya. Durante ese período, trato de no dejarme llevar por lo que está pasando dentro de mi para que no cause un daño colateral en mi esposo e hijos.


Recientemente, he estado experimentado los inicios de la menopausia. ¡¡¡¿La menopausia?!!! ¡Wow, esto si va a ser intenso!, porque el período que duran los achaques, es a largo plazo. Ya comencé con los calores, los sofocos, a veces me pongo llorona; pero trato de sobrellevarla de la mejor manera y no dejarme sucumbir por los cambios que está experimentando mi cuerpo. Otras mujeres, durante esta etapa, caen en depresión o desanimo.


No podemos permitir que nuestra emociones ejerzan dominio sobre nuestro corazón. A través de los Salmos podemos, ver los estado de ánimo del Rey David, cuando fue perseguido por Saúl, cuando sentía que la muerte lo acechaba y sus enemigos estaban cerca para prenderlo, él le hablaba a su corazón, a su alma de la siguiente manera:


¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío? Salmos 42:5


David, le expresaba a Dios cómo se sentía, cómo su abatido corazón desfallecía, pero al mismo tiempo, exaltaba y esperaba en Dios, porque sabía que Él era su salvación. Dios desea que le pidamos por protección emocional, esta es la razón por la que debemos hablar de lo maravilloso y poderoso que Dios es en nuestras vidas.


Como dice el Salmista, el abatimiento (estados de ánimo bajos) son parte de la vida, pero al mismo tiempo, el Salmista nos llama de vuelta a la realidad de quién es Dios para nosotras. La respuesta, a estar desanimadas es centrarse en la alabanza a Dios nuestro Salvador. Si son quince, veinte, treinta, cuarenta o cincuenta o más, la alabanza del corazón es la clave para la protección de las emociones, en lugar de sucumbir y herir a los seres queridos.


El primer paso para llevar a la práctica esto, es lo que hacía el Rey David en el Salmos 42, auto-hablarnos, hablarle a nuestro corazón para caiga en razón de que no nos domina, porque el Espíritu Santo ejerce su dominio en nosotras. Esto muy importante. No parecerás loca hablándote a ti misma, sino que te estás diciendo no quiero estar así, porque Dios es mi esperanza. Todas nacemos con un corazón perverso, esto significa que las emociones no se protegen por sí solas, porque pueden causar mucho daño.


"Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta (escribe tu nombre), afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada". Lucas 10:41-42


Como podemos observar, Marta se dejo llevar por sus emociones, le dio rienda suelta a su malestar, al punto de interrumpir al Maestro. Jesús lo que vio fue una mujer afanada y turbada que no lo estaba escuchando, que no lo estaba conociendo, que no estaba enfocándose en la mejor parte. En cambio, María, había experimentado lo importante que es escuchar la voz de Jesús y aprender sus enseñanzas. Muchas veces, caemos en la situación de Marta, pensamos que lo que nos pasa es más importante que lo que Dios nos está diciendo en la Palabra.


Sin embargo, al igual que con otras partes de la vida cristiana, el cambio se produce a medida que experimentemos una profunda relación personal con Dios. En vez de ser egoístas y pensar de nuestros esposos "es que como es hombre, no me entiende" o "es que nadie me entiende"; en lugar de usar a los demás, como excusa injustificada de nuestros estados de ánimo, acerquémonos a Dios, pidiéndole protección por nuestro corazón. Busquemos hermanas de confianza a quiénes podemos abrir nuestra vida y puedan platicarnos sus experiencias, no nos aislemos ni nos encerremos en nuestro "yo". En vez de darle rienda suelta a las emociones, defendiendo nuestras malas actitudes, busquemos la santidad y reflejar la gloria de Dios a través de cada una de las etapas de nuestras vidas.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Nuestros hijos y el bullying



Para todos aquellos que somos de la Generación X, que fuimos niños y/o adolescentes entre los 70’ y 80’, el termino “bullying”, era totalmente desconocido. No sufríamos de tantos problemas asociados e inventados por la Psicología infantil, sino que a nuestra manera, resolvíamos las cosas, con frases como: “a la salida te espero” o “nos vemos en el recreo” y a trompadas (por lo general los varones) arreglaban así sus diferencias.


Mis encuentros con el Bullying

Yo estudie en una escuela pública, a la cual asistían niños de la extinta “Junta Nacional de Bienestar Social”. Eran niños con problemas familiares o que habían sido abandonados a su suerte, la mayoría de ellos, nos arrebatan la comida o nos quitaban el dinero. Me ponían apodos como "la brujita", "varita de cohete", "el corre caminos". Pero ese, no era el problema más grave al que debía enfrentarme a diario con mis demás compañeras. Teníamos de compañero un bully (agresor), que le levantaba la falda a las niñas y las tocaba.


Era de casi todos los días, llegaba a decirle a mi mamá lo que los niños de la junta nos hacían, pero el bully a mí, todavía no me había tocado. Un buen día mi mamá cansada de tanta queja me dijo: “Mamita, defiéndase como pueda, yo ya estoy cansada de ir a poner la queja a la escuela y nadie hace nada”.


Un día que no fue la maestra, el bully, nos encerró junto a otras compañeras en el aula. Mientras dos lloraban en una esquina, yo trataba de abrir la puerta. Cuando se abalanzo hacia mi y extendió su mano para tocarme, le enterré las uñas en el brazo e intento soltarse, luego intentó tocarme con la otra mano e igual lo agarré y lo aruñe, como pude salí del aula.


Al día siguiente, para mi sorpresa, se presenta a la escuela con su papá y me llaman de la dirección, porque el señor quería conocer a la cipota que le había hecho semejantes aruñones a su hijo. El papá del bully, era un militar de esos que metían miedo en los 80’; pero cuando ve a la escuálida guirra (o sea yo, quien pesaba en ese entonces como 80 libras y tenía como diez años) que había aruñado a su hijo, arremete contra él insultándolo y diciéndole que vergüenza debería sentir de que yo le había hecho eso. Santo remedio no volvió intentar molestarme.


El Bullying actualmente

En nuestra actualidad, el bullying es un flagelo que no solo ha dañado la autoestimada de miles de niños y adolescentes, sino que hasta ha provocado la muerte o el suicidio de muchos de ellos.


Este fin de semana, por medio de las redes sociales se hizo viral, el caso de un joven, hijo de una familia pudiente de nuestro país, quien atacó a golpes e insultó a otro muchacho de familia modesta (por así decirlo). El incidente se dio en los baños de una escuela sampedrana, mientras sus compañeros lo filmaban o hablaban por sus celulares, sin que nadie pudiera defenderlo o apartarlos.


El bullying, no es justificable, desde ningún punto de vista. Los comentarios inmisericordes de las personas en las redes sociales se volcaron en contra del muchacho que agredió al otro, sin pensar por un momento, cómo él puede sentirse ante el repudio general que causó su imprudencia.


¿Qué hacer si nuestros hijos son victimas de bullying?

Indudablemente, a mis hijos no les daría el consejo que me dio mi mamá, “defiéndanse como puedan”.  Como cristiana, debo enseñarles a amar al prójimo, aun a aquellos que nos hacen daño o se burlan de nosotros. Les hablaría de Jesucristo, de cómo se burlaron de Él y lo maltrataron por amor a nosotros. Les enseñaría de cuan importantes y valiosos son para Dios y sus propósitos.


"El bully asume su propia autoridad. El se proclama juez, jurado y ejecutor... Todo lo que necesita es saciar su deseo de dominar a alguien más por razones egoístas... no reconoce ninguna autoridad ni siquiera la de Dios". 
- Shepherd Press


El bully, se enfrenta a un problema más grande en su hogar y en la sociedad. La desaprobación de sus padres, la falta de autoridad, la falta de amor, la falta de valores cristianos y morales, la falta de respeto en lugar de miedo, la falta del amor de Dios y del perdón de Jesucristo. En el caso de mi compañero que les conté, sufrió una macaneada de parte de su padre, por haberse dejado aruñar por una niña más pequeña que él.


Probablemente, dirás “si como a tus hijos no les ha pasado”. En una ocasión, a uno de mis hijos, otros niños le hicieron bullying, al verlo llorar una niña de secundaria, fue a encararlos y a decirles que dejaran de molestarlo. Gracias a Dios, no han vuelto ha hacerlo. ¿Qué hicimos con nuestro hijo? Le dijimos, “tú sabes que no es cierto lo que ellos te dijeron, tú sabes que Dios no te ve así, la próxima vez ríete junto a ellos, no dejes que sus necias palabras te hieran”.



La forma como nuestros hijos se sientan en su hogar, la forma como son tratados por sus padres, son factores fundamentales para que ellos puedan desenvolverse afuera. Debemos preparar a nuestros hijos porque en algún momento van a ser víctimas del bullying. El mundo buscará cualquier manera de despedazarlos o arrebatárnoslos, pero en nuestras manos está el enseñarles la verdad a la luz de Cristo y su inigualable amor que cubre multitud de pecados.

martes, 9 de agosto de 2016

¡Vamos por el Oro!




Publicado por Shepherd Press

La vida es acerca de la competencia y ganar, o al menos eso parece. Los Juegos Olímpicos muestran el drama y unas capacidades de los logros deportivos. Pero al final, todos los ojos están puestos en el oro.

Esta fascinación por el éxito deportivo es una cosa humana. Tedd Tripp lo explica de esta manera:

"Es por eso que nos gusta ver deportes en la televisión. Nos encanta maravillarnos con hazañas asombrosas que los mortales ordinarios no pueden lograr. Ya sea fútbol, ​​baloncesto, patinaje sobre hielo o el esquí, nos gusta ser deslumbrados por  lo atlético. Esto es exclusivamente humano. No hay competiciones de buceo para los pingüinos en la Antártida. Se zambullen de los témpanos de hielo masivos, apenas rompiendo el agua, y sin embargo no les dan puntuaciones a ninguno. Al final del día, no hay entrega de premios. Un oso pardo agarra un salmón de un río embravecido. No hay osos aplaudiendo la línea de la costa. Los ositos no idolatran a Big Brown. Ellos no cuelgan carteles de él en sus madrigueras ".

Los seres humanos son conducidos a la obsesión por los símbolos, tales como medallas olímpicas. Al escuchar las biografías de los diferentes atletas en estos juegos, esta obsesión se juega en la vida real. La vida de familias enteras están determinadas por la búsqueda de oro. Por desgracia, la medalla de oro es lo mejor que el mundo tiene que ofrecer. El oro no va a curar la herida en el corazón humano.

Padres, es posible que ustedes puedan ser llevados con la importancia superficial que crea la aparición de los padres de los niños Olímpicos. Mientras, ustedes no pueden estar construyendo su vida en torno a la búsqueda de una medalla de oro, todavía es posible comunicar a sus hijos que las imágenes simbólicas del mundo son las cosas más valiosas en la vida para ellos. 


En nuestra cultura moderna, los niños son exhibidos no protegidos. Su valor está a menudo ligado a la forma en cómo hacen sentir a los demás. Los padres viven para sus hijos y los niños viven para sí mismos. Por el contrario, enseñar a los niños la esperanza del Evangelio para hacer frente a las dificultades de la vida, los niños son pastoreados a vivir como seguidores de Cristo, esa debe ser la máxima prioridad de la paternidad cristiana.


Al final una medalla de oro o algún otro símbolo de los logros es sólo eso, un símbolo. Ganar una medalla no es una cura para el pecado. Sus hijos necesitan ver que Cristo ha vencido al enemigo de nuestras almas. Su muerte no fue un símbolo. Se hizo posible la transformación radical que cura el oscuro corazón de sus hijos. Cristo hizo lo que no se puede hacer en nuestra propia fuerza. Ha ganado el oro, que se ha asegurado la redención para sus hijos, el único premio que importa. Demos a nuestros hijos la realidad de Cristo.

Disfruta de los juegos y aprecia los increíbles logros de los que compiten. Pero nunca pierdas de vista que es Cristo, y que por Cristo vale la pena vivir.

lunes, 25 de julio de 2016

¿Qué hay de mal en eso?

 

¿Qué hay de malo en eso? Esta pregunta se ha convertido en el estándar para determinar si algo es correctamente aceptable. La práctica de usar la excelencia como punto de referencia para la evaluación de las actividades cotidianas se ha convertido en un arte perdido. Vivimos tan sobrecargadas de información, que a veces es tan difícil comprobar la veracidad si algo es verdad o mentira, si algo es correcto o inaceptable, si eso o aquello es agradable a Dios.

Examinadlo todo; retened lo bueno. 
1 Tesalonicenses 5:21

La Biblia nos llama a examinar todo lo que se nos presenta y a que retengamos lo bueno. Una mujer sabia, no saca conjeturas a la ligera ni toma decisiones basadas solo en su propia opinión. De uno de los pastores de nuestra Iglesia he aprendido a compartir solo aquellas cosas que son de sana doctrina, que están conforme a las Escrituras, que son de edificación para aquellos que lo van a ver.

Antes de ver o escuchar ciertos programas televisivos o darle "like" a algunos sitios en las redes sociales que desde su nombre hasta su contenido son ofensivos, debemos preguntarnos: ¿Qué hay de malo en eso? Las películas tanto para adultos como para niños, están bombardeandonos de manera agresiva con el feminismo o el lesbianismo; el hombre es personificado como un mediocre infeliz; las mujeres cada vez más son incluidas en personajes masculinos de héroes. ¿Qué hay de malo con eso? La mujer es invitada a no conformarse con lo que tiene en casa, sino empoderarse de todo aquello que desee.

La vida cristiana es mucho más que evitar cosas negativas. Se trata principalmente sobre la práctica de pensamientos y actividades que traen honor a Dios, cosas que mejoran nuestro testimonio. Nuestra atención debe centrarse en la búsqueda de la gloria de Dios en lugar de simplemente tratar de evitar lo negativo. Recuerda mientras miras algo indebido el Espíritu Santo que mora en ti, está acompañándote, ¿cómo crees que se siente en esos momentos?

Con mi esposo le hemos enseñado a nuestros hijos a no mirar dibujos animados solo porque sí o porque estén de moda. Nos sentamos a menudo con ellos y les decimos que cosas son incorrectas. Mi deseo es que aunque, su padre o yo, no estemos presentes ellos aprendan a discernir lo que es bueno y lo que es malo, lo que agrada a Dios y lo que no le agrada.

"Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él". Colosenses 3:17

Pablo dice que debemos hacer todo en el nombre del Señor Jesús. Jesús es el Señor, el gobernante, de nuestras vidas. Esto añade más peso a hacer las cosas con excelencia para Dios. La alegría, la felicidad, la diversión son cosas buenas, y que se ven reforzadas cuando lo hacemos en el nombre de Jesús.

martes, 12 de julio de 2016

¿Hasta dónde llega mi labor como ayuda idónea?



Conversaba el día de ayer con mi esposo, sobre aquellos matrimonios que han sido amigos nuestros y que ya no se encuentran en la carrera o se reúnen en otras iglesias. Le hice a mi esposo la siguiente pregunta, que había andado revoloteando en mi mente durante todo el día:


- Si algún día (Dios no lo permita) decides que nos vayamos de la Iglesia porque sientes que ya no te toman en cuenta, porque tienes malas actitudes, porque no te parece el liderazgo, porque no te gusta el rumbo que va tomando la Iglesia... ¿Hasta dónde llega mi labor como ayuda idónea en seguirte hacia otra iglesia o hacia el mundo o hacia dónde tú decidas?


Para mí sería algo muy duro, que él tomará la decisión de irse de la iglesia por razones equivocadas, porque durante mi niñez y parte de mi adolescencia sufrí el cambiarme una y otra vez de iglesia porque algo no les parecía a mis padres, y eso es algo que no me gustaría que mis hijos lo sufrieran.


La labor de una ayuda idónea ante una situación difícil, debe ser como la de Abigail (1 Samuel 25). Abigail, estaba casada con Nabal, quien era un hombre necio, avaro y perverso; él no quiso darles provisión ni alimento a David y sus hombres cuando huían de Saúl. David, quiso actuar violentamente contra Nabal ante tal negativa, pero los siervos de Nabal informaron de esto a Abigail, quien preparó cientos de alimentos y salió al encuentro de David, sin que Nabal lo supiera.


Abigail actuó como pacificadora, reconoció que Dios estaba con David y que pronto sería el rey sobre Israel, apeló a su misericordia e hizo que David entrara en razón. Abigail, nos enseña que es posible resolver las situaciones difíciles con compasión y gentileza.


Fíjate como Dios nos da a las casadas herramientas para poder cuidar el corazón de nuestros esposos:


Salvación para el esposo no creyente
1. "Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido... Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone... Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido?" 1 Corintios 7:10,13 y 16


Sujeción y respeto a nuestros esposos como al Señor
2. "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador... la mujer respete a su marido". Efesios 5:22-23,33


Un esposo puede ganarse con una conducta casta y respetuosa
3. "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa". 1 Pedro 3:1-2


El corazón de su marido está en ella confiado... Proverbios 31:11


Muchos hombres de la Biblia se perdieron por el corazón de una mala mujer. Dios desea que protejamos el corazón de nuestros esposos.


1. Orando y ayunando por su vida. Pidiéndole a Dios por áreas especificas del carácter del esposo.

2. Respetando su liderazgo dentro y fuera del hogar.

3. Evitando ser una gotera continua, lo cual incluye no caer en murmuración por las áreas débiles del esposo.

4. Admirándolo y elogiando su labor como esposo, padre, amigo, hermano en Cristo...

5. Buscar ayuda con personas maduras en momentos que no haya acuerdo mutuo.

6. Tener un mismo pensar y un mismo sentir en Cristo, no en la carne.

7. Amándolo. El amor cubre multitud de pecados, el amor no encubre (tapa o esconde) el pecado.


Entre las cosas que mi esposo reconoció, lo que nos ha ayudado a nosotros como matrimonio a estar juntos en la iglesia sirviendo al Señor, es el haber buscado ayuda, a veces juntos, a veces por separado. El abrir nuestras vidas y exponer nuestros problemas o situaciones ante nuestros pastores o hermanos maduros en la fe, es lo que ha fortalecido nuestro matrimonio y ha evitado que nuestros corazones se contaminen con "quiero irme de la iglesia".


Dios puso en el Huerto de Eden a Eva para que fuera una ayuda idónea para Adán, o sea que cuando una mujer cumple correctamente sus funciones, es una ayudante de Dios en cuidar el hombre que le ha dado por esposo. Por consiguiente, una buena ayuda idónea debe anteponer a Dios sobre su esposo, no es a la inversa como le sucedió al matrimonio de Ananías y Safira, ella perdió su vida por encubrir los pecados de su esposo.


Seamos matrimonios gran comisionistas como Priscila y Aquila, sirviendo al Señor juntos, haciendo crecer la obra, llevando el Evangelio a otros. Recuerda una buena ayuda idónea, es una ayudante de Dios aquí en la tierra para el hombre que le dio por esposo.



"Dios no busca mujeres felices para hacerlas ayudas idóneas para los hombres. Busca mujeres dispuestas a ser verdaderas ayudas idóneas para llenarlas de gozo".- Debbi Pearl