lunes, 23 de junio de 2014

Influye Sabiamente en la Vida de tus Hijos




Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; más no se apresure tu alma para destruirlo. Proverbios 19:18


Hace algunos días mi hija de once años, debía hacer una tarea sobre “La Evolución”. Tome mi Biblia, le leí Génesis 1 y comencé a explicarle sobre la Creación que Dios hizo. Al final le dije: “Nosotros no creemos en la Evolución del Hombre porque fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Tú decides que quieres escribir, no me interesa si pierdes lo puntos por esa tarea, pero debes escribir lo correcto”.


Ella escribió: “Mi familia y yo no creemos en la Evolución del Hombre porque fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Además Dios creó a todos los animales según su especie, y todo lo que El hizo es bueno”. Me hizo sentir super su respuesta, sobre todo porque aunque ella perdió los puntos, decidió hacer lo correcto.


Llegará el momento en que nuestros hijos deberán tomar por sí solos sus decisiones y si queremos que nos tomen en cuenta para ese momento, debemos influenciar sabiamente sus vidas. Leía un estudio que señala que la edad promedio en que los niños luchan por su identidad y buscan su independencia es cerca de los doce años. En esta edad pueden ocurrir dos cosas:


1.   Para los padres que han sido tolerantes es momento para que entren en pánico, enciendan las alarmas y comiencen a pedir ayuda; porque aquel dulce niño tremendo e inquieto que no recibió corrección en sus primeros años, comenzará a convertirse en un rebelde con causa por la falta de disciplina que no recibió.


Y empiezan los dolores de cabeza para los padres, el estira y encoje de poderes, las restricciones, los regaños, las frustraciones, las manipulaciones… los padres comienzan a llevar a Consejería a sus hijos para que alguien interceda como árbitro entre ellos.


2.      Para los padres que han aplicado correctamente la disciplina basada en el amor y en los principios bíblicos, no crean que es momento de relajarse y dejarlo todo en piloto automático. Todo lo contrario, es momento de acercarse más a sus hijos ya no solo en calidad de padres sino de amigos para ganarse su confianza e influir sabiamente en sus vidas.


En el Antiguo Testamento un hijo desobediente, contumaz y rebelde era llevado por sus padres ante los ancianos de su pueblo y era lapidado (Deutoronomio 21:18-21) A veces desearíamos que la disciplina se aplicara de esta manera en nuestro tiempos. Pero este pasaje nos ayuda a comprender que hasta los padres que han buscado hacer lo correcto, que tratan de ser buenos padres al disciplinar a sus hijos, pueden también tener hijos rebeldes.


¿Por qué? Porque lastimosamente, los padres no somos la única influencia que reciben nuestros hijos y la influencia que reciben del mundo por medio de sus amigos en el colegio o la escuela, la televisión, la música, etc.,  puede llegar a predominar sobre la nuestra.


Durante la edad formativa de los niños (hasta cinco años) somos su principal influencia, la tarea más importante de esta etapa es aplicar la disciplina con amor no con rigor para no quebrantar su espíritu. Forjar una relación sólida de padre-hijo para que no se diluya a través de los años.


Debemos ayudarles a que establezcan su relación con Dios para que sepan lo que significa ser hijo de Dios. En casa, nuestros hijos saben que deben tener su devocional no los obligamos los alentamos a hacerlo. Aunque no alcancen a comprender muchas cosas, la palabra de Dios no volverá vacía a sus vidas.



Cuando ellos están en la escuela, saben que sus padres no están presentes pero que Dios si lo está y deben hacer lo que a Él le agrada. Si no les ayudamos a establecer su identidad en Cristo como hijos de Dios, absorberán cualquier identidad que el mundo les ofrezca para poder realizar sus propios sueños y no los propósitos que Dios tiene para sus vidas.

miércoles, 18 de junio de 2014

Lo que tus Hijas deben saber de las Princesas



¿Qué niña no desea ser princesa? En algún momento de nuestra infancia, nosotras también lo deseamos. A través de los años hemos visto como las princesas han ido evolucionando en las películas de Disney, atrás han quedado las dulces, inocentes y tontolonas como Blanca Nieves, La Cenicienta, Aurora (La Bella Durmiente), La Bella y la Bestia.


Las películas casi siempre han ido dirigidas a un público específico: Las niñas, han tenido un lugar protagónico, mientras que los niños han pasado a un segundo plano. Aunque con el lema “sé lo que quieras ser princesa o pirata”, se invita a los niños a que quieran ser princesas y a las niñas para que quieran ser piratas; promoviendo con sutileza el homosexualismo.


¿Por qué las niñas? Bueno, sencillo porque algún día se convertirán en mujeres y tienen derecho a elegir desde ya lo que ellas quieran ser. De hecho en algunos países Europeos y en Estados Unidos, los niños o niñas pueden elegir el sexo de su preferencia.


Antes el sueño anhelado de las princesas era encontrar su príncipe azul, pero en las recientes películas de Disney, vemos que ya ni siquiera se necesita de un príncipe para poder realizar sus sueños, para qué si los pueden realizar por sí solas.


Brave”, protagonizado por la princesa Melida, quien se revela contra la autoridad de su madre que intenta hacerla un poco más femenina en su actuar y libera un conjuro para hacer cambiar de parecer a su madre. ¿Y qué tiene de malo que le gusten las cosas de hombres? No necesita casarse, es feliz siendo como es. Lo que llama mi atención son las palabras de Melida al final: “Nuestro destino está dentro de nosotras sólo hay que ser valiente para verlo”, dicho en una sola palabra auto-realización, lo cual deja a Dios fuera de los planes.


Frozen”, según un artículo publicado deja abierta la puerta para que se comience a tocar el tema del lesbianismo en las películas, ¿por qué no? Si ya hemos visto travestis en Shrek (el bartender) y varios personajes con personalidad homosexual como el marciano que aparece en Lilo y El Stich.

Otros promueven la maldad y el ocultismo como:


“Sofia”, ¿por qué debe una princesa ir a la escuela de hechicería, aunque sean brujas buenas las maestras? La maldad, la hechicería y los conjuros (propios del Vudú) siempre han estado presentes en las películas. Aunque siempre ha vencido el bien sobre el mal, pero ¿por qué es necesario enseñar el mal?


Maléfica”, una joven bella que ha defendido siempre a su pueblo, es traicionada y pobrecita no tiene culpa de volverse mala, si las personas la hirieron, la traicionaron hasta endurecer su corazón. No se considera ni siquiera una película apta para niños, mucho menos adultos que gocen de un sano juicio.


No podemos ser madres simplonas, dejando que nuestras hijas miren, admiren y copien conductas de personajes de fantasía de estas películas. Aprendamos a enseñarles lo que a Dios le agrada. Recuerda:


“Y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado”. Santiago 4:17



Debemos ser mujeres sabias, Cristianas dignas de imitar, madres que con una fe no fingida guían a sus hijos tal como lo hicieron Loida y Eunice.

lunes, 2 de junio de 2014

Domadores Fatales




Compartido por el Pastor Edwing Cárcamo


No está en el plan de Dios que los hijos instruyan y ejerzan dominio sobre los padres.


Algunas causas de la crianza deficiente:

Mensajes de rechazo.
Obstáculos espirituales.
Lucha de poder en el matrimonio.
Dejarlos sin supervisión.
E n busca del tesoro (los padres están preocupados por alcanzar estabilidad financiera).


El efecto elefante. Cuando los hijos quieren ser los padres.
En los circos podemos observar que los elefantes están sujetos a una pequeña estaca, de la cual podrían liberarse casi sin ningún esfuerzo, pero desde pequeños en su mente han sido entrenados para que vivan sujetados a esa pequeña estaca.


La manipulación es el virus infeccioso de la familia.


La manipulación es maniobrar, utilizar e intervenir con medios hábiles o maliciosos para influir en otros con la finalidad de obtener algo.


La meta de los manipuladores es vencer.


¿Cómo puedo saber si mis hijos me están manipulando?

Evalúa: ¿Estoy siendo manipulado por temor a su desaprobación?


“Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objeto fuera agradar a la gente no sería un siervo de Cristo”. Gálatas 1:10 (NVI)


El triángulo de la discordia. Se forma cuando los hijos ponen a pelear a los padres.


“No se dejen engañar de ninguna manera…” 2 Tesalonicenses 2:3 (NVI)


Existen dos tipos de manipulación:

1.      La manipulación agresiva.
Es cuando los hijos quieren imponerse, hacer berrinches, gritan, utilizan el sarcasmo, entran en rebeldía.


2.      La manipulación pasiva-agresiva.
Es cuando se muestran apáticos, lloran, usan la ley del hielo (silencio), se agarran de una enfermedad para manipular.


¿Cómo salir de allí?


“Una casa se edifica con sabiduría y se fortalece por medio del buen juicio”.
Proverbios 24:3 (NVI)


R/ Fortaleciendo tus puntos débiles.


§  -  No depender del manipulador sino de Dios.
§  -  Prepararse para los momentos de caos.
§  -  La manipulación es egoísmo, la reprensión es amor.
§  -  Nunca menospreciar en cambio dar respeto y aliento.
§  -  Ser ejemplo de arrepentimiento y perdón.
§  -  Aprender a explicar cuando decimos “no”.


Los hijos manipuladores empobrecen la vida de los padres y los reducen a objetos.


Los hijos manipuladores empobrecen sus vidas volviéndose padres manipuladores.


“Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que viene de Dios”. Efesios 6:4 (NVI)


Construcción del alma:

Procura renovar tu relación con tu hijo.
Recibe la compasión de Dios.
Observa con cuidado y ora.
Cambia el dolor por la paz.
Entrega el cambio a Dios.
Deja el pasado atrás.
Acepta que tú también necesitas a Dios.


“Si complaces todo lo que tus hijos desean entonces ellos no reconocerán que necesitan a Dios”.