lunes, 30 de mayo de 2016

¿Quién es tu enemigo?




Piensas que sabes exactamente ¿quién es tú enemigo? Quizás...


- Tú enemigo es tú cónyuge. 
- Tú enemigo es tú terco/a hijo/a adolescente. 
- Tú enemigo es tú ingrato jefe. 
- Tú enemigo es tú amiga que dijo algo inapropiado y de hirió. 
- Tú enemigo es la actual economía o el mercado laboral. 
- Tú enemigo es la inseguridad que te rodea.
- Tú enemigo es la enfermedad que te aqueja. 




En resumen, puedes pensar que la vida es tú peor enemigo. Crees que sabes quién es tu enemigo. El cristianismo es un combate mano a mano. Es importante que identifiquemos exactamente contra quién estamos peleando. Es probable, que pensemos que el enemigo es el actual gobierno y las circunstancias en que el país se encuentran. Cuando esto sucede, nuestra energía se gasta luchando contra el objetivo equivocado.



Por ello, es necesaria la sabiduría de Dios para identificar quién es verdaderamente nuestro enemigo, de otra manera, nos encontraremos como la persona que no conoce a Dios que describe Proverbios, que no tiene idea acerca del por qué está frustrado y luchando contra algo sin sentido.



El camino de los impíos es como la oscuridad; ¡ni siquiera saben contra qué tropiezan! 
Proverbios 4:19 (RVC)

Las personas nacemos en guerra contra Dios. Efesios 2:1-3, nos dice que el mundo está lleno con personas quienes están muertas en sus pecados y que viven de conformidad con el príncipe que lidera este mundo. Si leemos la lista de pecados que se encuentran en Galatas 5:19-21, vemos los feos pecados hacia los cuales se inclina nuestra carne.

El mundo, la carne y el enemigo son nuestros verdaderos enemigos, no las personas o las circunstancias que nos rodean, con las que luchamos normalmente. El mundo, que es la cultura con la que interactuamos, está llena de pensamientos e ideologías que no están basados en la verdad de Dios. El apóstol Pablo decía; que debemos desbaratar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevemos todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5). Por ello, debemos asegurarnos que lo que pensemos, creamos y practiquemos esté basado en las Escrituras y no en pensamientos vacíos y engañosos.

Además, debemos ser pro-activas. Debemos ser ofensivas, tomando cada pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo. No usemos los métodos de combate del mundo porque no es en nuestras fuerzas, usemos la armadura de Dios. A continuación, hay tres ejemplos que marcan la diferencia cuando combatimos en el Espíritu y no respondemos de forma natural en nuestra carne:

* Cuando sientas deseos de tomar la venganza por tus propias manos. Romanos 12:17-21
* Cómo debo reaccionar ante mis enemigos, amándolos. Mateo 5:43-48
* Cómo debo considerar a otros, con humildad y superiores a mí. Filipenses 2:3-5

Estos tres ejemplos, muestran una estrategia diferente, ofensiva y radical. Antes de enojarnos o frustrarnos con la lista imaginaria de enemigos que tenemos, reemplacemos esa lista con los enemigos reales "la carne, el mundo y Satanás"; para enfrentarlos y atacarlos con toda la armadura que Dios nos ha proporcionado. Paremos de tropezarnos en medio de la oscuridad, dejémonos guiar por la luz de Cristo. Recuerda:

...Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37

martes, 17 de mayo de 2016

Cómo sobreponerse al divorcio



En 1998 puse fin a un matrimonio de apenas dos años, sentimentalmente no me sentía afectada, pues no amaba a la persona con la que estaba casada y mucho menos quería vivir el resto de mi vida con él, pero sí, me sentía fracasada. Desde el primer día de casada, me hice la pregunta: "¿Dios, me habré equivocado?" y también yo sola me dí la respuesta: "De todas maneras si me va mal, me divorcio". Y en efecto, a los dos años estaba poniendo fin a esa mala decisión. 


Me sentía muy mal, por mi hija y por estar tan joven y divorciada. Comencé a tomar bebidas alcohólicas como medio de escape, pero Dios tuvo gracia de mí, y antes que me perdiera en las cosas de este mundo y en mis desilusiones, ese mismo año me llamó y transformó mi vida de una forma maravillosa y sin igual. Dos años después, permitió que me casará y gracias a Él, llevó más de quince años felizmente casada, sirviendo en su obra junto con mi esposo.


Atravesar un divorcio no es nada fácil ni sencillo, sobre todo cuando hay hijos de por medio. Me ha tocado conocer historias de amigas que sufrieron un divorcio, y están con sentimientos encontrados porque aún aman al padre de sus hijos y tal vez pusieron todo de su parte por ganarlo, pero al final, ellos tomaron la decisión de abandonarlas.


Y comienzan los dimes y diretes, sobre la patria potestad, que días le corresponde al padre visitar los hijos, que si se atrasó con la manutención o no aporta nada, que si lo embargo, que si ya anda con otra mujer... y los hijos se encuentran en la línea de fuego y tanto a la mamá como al papá, se les olvida que los hijos están sufriendo al ver a sus padres separados y enfrentados supuestamente por los derechos que a ellos les corresponden.


Me ha tocado escuchar las historias relatadas por niños sobre sus padres divorciados y son realmente tristes. Sus padres tratan de llenar con juguetes, ropa, tecnología, dinero o cosas, el tiempo que no pueden dedicarles y ellos se vuelven con el tiempo manipuladores y aprovechadores del sentimiento de culpa de sus padres.


Otros, tienen años sin ver a sus padres y sus madres han tenido que sacarlos adelante con mucho esfuerzo. Y escuchas las conversaciones de estos niños, cargadas de resentimiento y desilusión. Una vez, una niñita de apenas cinco años me decía: "es que mi mami no me quiere, sólo a mi otra hermanita que tuvo con el otro Señor".


Por otra parte, están las madres que día a día deben buscar el sustento, pagar las cuentas, solucionar problemas, lidiar con la disciplina de los niños, con la escuela, las tareas, el trabajo, y encima, todavía se sienten afectadas porque aman al padre de sus hijos y no saben que hacer con esos sentimientos, con ese dolor de verlo a él rehacer su vida con otra mujer. A ellas, Dios les dice lo siguiente:


"Tu marido es tu Creador, y su nombre es el Señor de los Ejércitos; tu Redentor es el Santo de Israel, y su nombre es el Dios de toda la tierra. Yo, el Señor, te lo he dicho: Te llamé cuando eras una mujer abandonada y de espíritu decaído; cuando eras como una joven esposa que ha sido repudiada". Isaías 54:5-6 (RVC)


¿Cómo sobreponerse?

1. Enamorate de Dios completamente.
2. Entregate a Él, Él desea tener una relación profunda y completa contigo.
3. Él no te desamparará ni te dejará nunca.
4. Él desea llenarte con su amor y cubrirte con su gracia.
5. Él quiere que deposites todas tus cargas y temores en Él.
6. Él quiere que te aferres a sus promesas y que cumplas sus mandamientos.
7. Él quiere honrarte, dándote el lugar que mereces como su hija amada, no el título de "mujer divorciada" o de "madre soltera".
8. Él desea llenar todas tus necesidades, para que dependas de Él, no te tú esfuerzo o de una manutención.
9. Él desea que críes a sus hijos en el temor y amor a Él, que les hables de Sus propósitos y los instruyas en sus caminos.
10. Él desea bendecirte cada día, si dejas en sus manos tú futuro.


Sé que es doloroso, pero un último consejo que voy a darte, es, no les hables mal a tus hijos de su padre aunque no sea responsable de lo que a él le corresponde, no contamines el corazón de tus hijos hacia él. No le niegues a tus hijos el pasar tiempo con su padre, ellos también lo necesitan. Enséñales a tus hijos a ver a Dios como Su Padre celestial que jamás los abandonará ni los dejará. Ámalos y esfuérzate por darles lo mejor de ti cada día.



"... pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor". Isaías 54:8

viernes, 13 de mayo de 2016

La seguridad que nuestros hijos necesitan




Tomado de Shepherd Press



Proverbios 16 nos ofrece sabiduría para el establecimiento de la autoridad e instrucción que proteja a nuestros hijos de los ataques de este mundo. Estas son sólo algunos de las aplicaciones que se encuentran en este fantástico capítulo.



Proverbios 16:3

Encomienda a Jehová tus obras,
Y tus pensamientos serán afirmados.




Este es el punto de partida. El compromiso que se indica aquí es total. Este versículo no es para ser considerado como un instante en la fórmula o como una recomendación a para seguir mi plan de Dios, significa el éxito para Su plan. El compromiso que se menciona aquí es el de dar tu vida totalmente a Dios para seguir sus caminos. Esto no es un solo resultado, debe ser nuestro estilo de vida para honrar a DIOS. En la crianza de los hijos, esto significa un compromiso para utilizar los métodos de Dios para cumplir su propósito.



Proverbios 16:11

Peso y balanzas justas son de Jehová;

Obra suya son todas las pesas de la bolsa.




Este verso hace hincapié en la importancia de la integridad en el liderazgo. La autoridad debe estar acompañada por la integridad personal. Como madres debemos predicar con el ejemplo, para que esto adquiera significado. No debemos sobrecargar la vida de nuestros hijos con promesas rotas, con una rigurosa disciplina carente de amor, con una instrucción firme pero carente de brindar ánimo y consuelo para querer ser mejor.





Proverbios 16:15

En la alegría del rostro del rey está la vida,

Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.


Como madre, tu rostro es una gran parte de la eficacia que te ayudará a obtener buenos resultados. El mostrar aprecio y gratitud con nuestros hijos, es algo que no debe ser ignorado. Una cálida sonrisa dirigida a nuestros hijos, es un gran estímulo en sus vidas y que decir si reímos o jugamos con ellos, eso crea recuerdos imborrables.


Hace algunos días mi hija de doce años, me contaba una conversación que tuvo con una de sus amiguitas. Su amiga, le contaba que su mamá la culpaba y la regañaba por todo; si su hermano se caía o se golpeaba, si se perdía algo o se rompía. La pobre niña, estaba tan frustrada por la actitud de su madre.




Proverbios 16:16

Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;

Y adquirir inteligencia vale más que la plata.




Este proverbio nos ayuda a probar lo que hay en nuestro corazón. Lo que realmente es importante en nuestra vida. Si le decimos a nuestros hijos que servir a Dios y obedecerlo a él es la cosa más importante en la vida, debe serlo también para nosotras. Las madres, somos principalmente llamadas a ser buenas instructoras para la vida Cristiana de nuestros hijos, porque ellos nos copiarán en cada detalle.


Si no tenemos un compromiso serio con Dios, si no lo buscamos diariamente en la Palabra, si no somos fieles en seguir los mandamientos de Dios, en reunirnos o servir en la Iglesia, ¿qué clase de futuros Cristianos estaremos criando? Debemos enseñarles a atesorar la Palabra, en vivir para el propósito que Dios tiene para sus vidas.




Proverbios 16:18

Antes del quebrantamiento es la soberbia,

Y antes de la caída la altivez de espíritu.




Cuando mostramos exasperación con nuestros hijos eso es transmitir un espíritu altivo. Esto no va a proteger a nuestros hijos, todo lo contrario, lo va a alejar de nosotras. No debemos mostrarnos inflexibles, sino confiables. Si queremos ganarnos la confianza de nuestros hijos debemos aprender a escucharlos a cualquier edad.




Proverbios 16:23


El corazón del sabio hace prudente su boca,

Y añade gracia a sus labios.



Este es un poderoso pasaje. Como Santiago 1:20 dice, "la ira del hombre no va a lograr la vida justa que Dios quiere". El uso de las palabras agradables y amables nos ayudan a establecer autoridad, no los gritos.

lunes, 2 de mayo de 2016

Cuando ser mamá es demasiado cansado




A veces ser mamá es difícil. Al final del día, te deja cansada. Extenuada, no sólo a causa de las tareas y las actividades del día que acaba de terminar, sino también porque mañana, en sólo un par de horas de distancia te despertarás cansada, a seguir haciendo la misma rutina.


Estos días había estado contando y deseando que los días pasarán rápido, porque dentro de siete semanas, tendré ¡VACACIONES! en mi trabajo temporal que tengo fuera de casa. Pero me senté a meditar ¿qué tan productivos eran mis días en la obra de Dios?, me sentí avergonzada. El tiempo es muy corto y hay tanto que hacer, que me he dejado consumir por los quehaceres del hogar y me he olvidado de mi verdadera misión en está Tierra.


El cansancio domina cuando vemos la vida llena de responsabilidades, cargas, compromisos que cumplir en comparación con los propósitos de Dios. Cuando esto sucede, llevamos la carga de la crianza de los hijos y del hogar mismo en nuestras propias fuerzas.


Dios está obrando en el más íntimo detalle de nuestras vidas. Él se deleita en bendecir a sus hijas con su fuerza. Para que esto suceda, debemos ver que Dios es el que nos ha traído hasta este punto de cansancio para que descansemos en Él. Jesucristo dijo a las cansadas:


"Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas". Mateo 11:28-29


Aún con todo nuestro cansancio, madres estas palabras, son palabras de esperanza. Jesucristo, no nos dio promesas vacías o sin sentido. Cristo nos está llamando para que vallamos a Él a descansar. Nos pide que aprendamos de Él dos cosas: Mansedumbre y humildad. La mansedumbre es una fuerza interna que nos ayuda a tener dominio sobre nuestras emociones. La humildad, nos mantiene cerca de Él para poder sobrellevar el día a día.


A menudo he intentado sobrevivir en mis propias fuerzas. He caído en la desesperación cuando las cosas no han salido como yo esperaba, me he sentido frustrada. Pero recuerdo sus promesas y siento paz. Camino a mi casa esta mañana, veía los rostros de las personas; vacíos, sin expresión, sin esperanza, sin gozo. Las personas del mundo pueden vivir así, porque no tienen dónde descansar, pero para aquellas que hemos confiado en El, si hay esperanza, si hay gozo, si debe haber felicidad.


La ira no produce la vida justa que Dios quiere. La frustración no calma las necesidades de mis hijos. Una lengua afilada sólo producirá más ira. El desánimo nos lleva lejos de la oración. No podemos dejar que nuestra apretada agenda, esté dominada por las pruebas de la vida y el cansancio.


El apóstol Pablo, nos reta a criar a nuestros hijos en la disciplina e instrucción del Señor. Escuchemos con atención a nuestros hijos. Usemos palabras agradables. Huyamos del enojo. No confiemos en nuestro propio entendimiento. Respondamos a nuestros hijos con misericordia y gracia, no con decepción y enojo. Hablemos a menudo sobre el Evangelio. Aprendamos a orar en todo momento.


Esto es lo que Jesús quiere decir cuando llama a las cansadas madres que vengan a Él, nos invita a que tomemos su yugo, sobre nuestras espaldas y sigamos adelante. Al llevar su yugo, olvidamos nuestras propias cargas y vemos las necesidades de los demás, que en muchos casos son más difíciles y pesadas que las nuestras. Podemos despertar con alegría y esperanza, sabiendo que aunque los días son malos, en Él tenemos descanso y paz.