sábado, 22 de agosto de 2015

Cumpliendo con el deber Conyugal



El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido.La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. 1 Corintios 7:3-5


La vida sexual dentro del matrimonio debe ser placentera, plena y llena de gratitud hacia Dios por tan precioso regalo. Por lo cual, no debe verse por nosotras las mujeres como un mal necesario o algo que solo debemos permitir que suceda, porque, entonces la relación sexual se vuelve como una simple satisfacción fisiológica para el hombre y una insatisfacción total para la mujer.


La relación sexual es una entrega total, no a medias o en una sola vía. Debes dejar de verla a través de tu propia percepción y comenzar a verla a través de los ojos de tu esposo. Debes pensar en cómo satisfacerlo, en cómo agradarlo, cómo acariciarlo, cómo hacerlo sentir amado y deseado.


"Una vida sexual satisfactoria es uno de los pegamentos más poderosos que puede tener una pareja".- Dr. Kevin Leman (Música entre las Sábanas)


1. El deber conyugal es recíproco (verso 3)

No es sólo para satisfacer al esposo, también es para que la esposa se satisfaga. No es sólo cuando la mujer esté de ánimos, sino cuando el esposo lo desee. Los hombres necesitan regularmente a sus esposas (entre 2 y 3 veces a la semana), para ellos es una necesidad fisiológica, pero no habría una satisfacción completa si sus esposas no lo disfrutan tanto como ellos.


Las mujeres no sentimos deseos tan frecuentemente como los hombres, por ello, debemos aprender que es algo hermoso que tú esposo te desee, que se sienta atraído por ti, que quiera estar íntimamente contigo... no lo mires como un enfermo que tan sólo en eso piensa, Dios te diseño, específicamente para que él se recreara, se deleitara contigo no con otras mujeres.


Recuerda, tu deber conyugal es algo que deberás cumplir durante toda tu vida matrimonial (o bien mientras nuestros cuerpos tengan el vigor suficiente para hacerlo), encuentra placer al hacerlo, no te límites a vivir una vida sexual frustrada.


2. Nuestro cuerpo, ya no nos pertenece... (verso 3)
Le pertenece a nuestros esposo y de igual manera su cuerpo nos pertenece. Aunque para los hombres con una mirada basta para sentirse atraídos por sus esposas como abejas a la miel, las mujeres no respondemos de igual forma. Las mujeres respondemos al tacto a las caricias a las palabras bonitas que nos derriten. No esperes que tu esposo adivine qué es lo que te produce placer, muestrale qué es lo que te gusta que haga, no sientas vergüenza.


Por otra parte, los hombres son visuales, responden a lo que ven. Por ello, son más propensos a la tentación. Para darte un ejemplo, de como funcionan: Si tú esposo te ve salir del baño en toalla, mientras te secas, es muy probable que veas como él te hace el amor con su mirada o se queda extasiado viéndote. En cambio, si es tú esposo el que sale del baño en toalla y comienza a secarse, lo primero que se te ocurrirá en ese momento en decirle; "no dejes la toalla tirada en el piso".   :)  


El Cantar de los Cantares, nos muestra la reciprocidad que hay en la entrega matrimonial. Eres la única mujer que puede satisfacer las necesidades de tu esposo. A los hombres les gusta sentirse admirados y deseados, no lo veas tan solo como un buen proveedor del hogar. El desea ser tú héroe, tú compañero, tú amante que te llevar al infinito y más allá.


3. La negación es perjudicial, le abre las puertas al enemigo para que nos tiente.

Algo que debes comprender es que los hombres son frágiles al rechazo, cuando los rechazamos o nos negamos sexualmente, les podemos llegar a causar profundas heridas, que los alejarán poco a poco de nuestros brazos y que muy probablemente los llevarán a los brazos de otra mujer que si los satisfaga, que si los hará sentirse importantes y que si los hace sentirse deseados.


No permitas que la relación sexual se convierta en lo último de una larga lista de quehaceres cotidianos, al final del día estarás exhausta y sin ganas de cumplir tu deber conyugal. Al día siguiente, tu esposo se expondrá a la tentación de tanta mujer mal vestida en la calle, de la compañera de trabajo que cada vez que se acerca a él le muestra la profundidad de su escote o lo corto de su falda... y todo se derivó de tú negación.


Un hombre satisfecho sexualmente, que se siente deseado y consentido por su esposa, tendrá fuerzas para sobrellevar las tentaciones, pues pensará primero en su amante esposa que lo satisface y con quien se deleita.


Cuando nos negamos, actuamos egoístamente y recuerda "el amor no es egoísta", "el amor no busca lo suyo".


No te coibas, Dios creó el sexo para que sus hijos se deleitarán dentro del marco del matrimonio. Satanás lo pervirtió y lo hace ver como algo sucio, y realmente lo es, cuando se hace fuera del matrimonio. Una mujer sabia, busca deleitar a su esposo, ella es su manantial donde él se satisface siempre.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Enseñando sobre la autoridad a nuestros hijos




La autoridad es un regalo de Dios para con sus hijos y en especial a aquellas que están conformadas por las familias. A menudo se abusa de la autoridad, por un lado o se cometen descuidos por otra parte. Sin embargo, es importante no perder de vista la autoridad bíblica.


Viendo la autoridad como regalo requiere algo de una actitud de ajuste para muchos. El mundo, bajo la dirección de Satanás (Efesios 2:1-3) quiere autoridad para ser visto como una decisión arbitraria, indiferente y cruel. La autoridad se tiende a reducir a la imaginación, la creatividad, al limitar la libertad individual, y disminuir la pena. Estos conceptos erróneos han entrado a las familias.


Someteos unos a otros en el temor de Dios. Efesios 5:21


En contraste, vamos a ver cómo la Biblia habla acerca de la autoridad. La primera cosa que debemos recordar de la autoridad bíblica es que es un mandamiento y no algo que se gana o se debe tomar en consideración como la autoridad humana. Los esposos no son necesariamente las personas dignas a quienes las esposas deban sujetarse. Los padres no son definitivamente las mejores personas que sus hijos quieran obedecer. Los oficiales de la ley no son más honestos que las personas que tienen que proteger. Estas posiciones de autoridad, y cualquier otra forma de autoridad, son establecidas por Cristo. (Colosenses 1:15-20) por lo tanto, nuestro respeto por la autoridad no está directamente ligada a la persona en autoridad, pero si a la persona que estableció que la autoridad.


En segundo lugar, la autoridad humana nos recuerda que de toda la creación está sujeta a los preceptos de Dios. Todos vivimos y morimos por la voluntad de Dios. Esto no es una noción popular en nuestra cultura, pero es cierto.


Por esto os escribo estando ausente, para no usar de severidad cuando esté presente, conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para edificación, y no para destrucción. 2 Corintios 13:10


En tercer lugar, la autoridad está establecida por Dios es para nuestro beneficio. En 2 Corintios 13:10 Pablo dice que Dios ha dado autoridad para construir y no destruir. Construir es el beneficio principal de la autoridad. Con demasiada frecuencia, los padres piensan de la autoridad como una herramienta para controlar a los niños para que las cosas estén ordenados o como un instrumento de castigo.


Pablo dice que la autoridad debe ser utilizada para construir. Esto significa que para ejercer autoridad bíblicamente debe existir mucha consideración y sobre todo oración. Cuando salimos de casa junto con mi esposo, y los chicos deben quedarse solos, por lo general mi hijo menor pregunta ¿Quién queda a cargo? Para saber por si tan solo alguna vez le decimos "tú quedas a cargo". Estamos enseñándole que debe ver como autoridad a sus hermanos mayores cuando estamos ausentes, y sus hermanos mayores no deben abusar de esa autoridad.


Construir la autoridad en el seno de nuestro hogar les facilita a nuestros hijos el obedecer a sus autoridades cuando están en la escuela u otra institución. Si murmuramos por nuestras autoridades, ellos aprenderán a murmurar y a faltarles el respeto que es lo que más abunda por parte de la juventud hoy en día.


La autoridad debe darse con palabras y hechos agradables, no con gritos o haciendo uso de nuestra fuerza y poder sobre nuestros hijos. Las palabras que están diseñadas para construir de acuerdo a las necesidades de las palabras agradables son fáciles de escuchar y de seguir. Las palabras dichas con fuerza y dominio crean barreras y obstáculos difíciles de superar en la crianza de nuestros hijos.


Cuando ejercemos autoridad los niños no deben obedecernos por  causa de nuestros maravilloso carácter o historial impecable, sino para enseñarles cuanto nosotros obedecemos los mandamientos y la autoridad de Cristo en nuestras vidas. Esto ayuda a que nuestros hijos se acerquen a la cruz de Cristo y aprendan a obedecer que toda autoridad ya sea buena o mala ante nuestros ojos ha sido puesta por Dios para nuestro cuidado y que es nuestro deber como buenos hijos de Dios el obedecerlas.