lunes, 14 de diciembre de 2020

No boicotees la Navidad

 


Ha sido un año difícil, literalmente hablando para todo el mundo. A mediados del tercer mes de este año, el mundo se iba paralizando poco a poco mientras la pandemia del Covid-19 iba avanzando sin importar las fronteras o las distancias entre los países y continentes. Era algo totalmente nuevo y aterrador para muchas personas, ya que no se sabía y aún a ciencia cierta no se conoce el tratamiento adecuado para combatirla.


Hemos tenido que aprender a vivir de forma diferente para evitar la propagación y contagio del mismo. Hemos tenido que superar la partida de un ser querido, amigo o conocido sin ni siquiera poderle dar el último adiós de forma presencial. Hemos tenido que aprender a estudiar y trabajar desde plataformas virtuales.  Hemos tenido que hacer celebraciones virtuales para no sentirnos del todo aislados. Hemos tenido que conformarnos con reuniones virtuales de iglesia, extrañando la comunión con los hermanos de la fe. ¡Vaya que ha sido duro!

Nuestros planes y metas de este año fueron trastocados, mostrándonos que a pesar que solemos decir que los ponemos en manos de Dios, indudablemente, Dios es soberano y no existe nada que suceda que escape de su poder.

Esta situación de aislamiento, me recordó mucho cuando los judíos celebraron la primera pascua, guardados en sus hogares mientras el Ángel de la Muerte pasaba por Egipto cumpliendo la última de las plagas, la muerte de los primogénitos; y aunque hemos perdido seres queridos y hermanos en la fe, tenemos la certeza que están en un mejor lugar que este mundo.

A raíz de todo esto que nos ha acontecido, ha iniciado una campaña para boicotear la celebración de la Navidad. Hace un mes un periodista de una cadena televisiva estadounidense, hacía la misiva de que este año no debería celebrarse la Navidad. También escuché la noticia de otro periodista que animaba a las personas a que no deberíamos seguir encomendándonos a Dios.

La Navidad no es una celebración más que podemos pasar por alto, como Día de las Madres o Día del Padre o Semana Santa o nuestro propio cumpleaños. En Navidad, celebramos el nacimiento de nuestro Salvador Jesús, es quien nos da esperanza de un futuro mejor, es quien nos da paz en medio de esta tribulación, es quien murió y resucitó de entre los muertos por amor a nosotros para darnos salvación y vida eterna, Él es nuestro gozo y el motivo de nuestra celebración.

No te prestes a boicotear la Navidad. Si sufriste la pérdida de un ser querido, permite que Dios sea tu consuelo. Si perdiste tu empleo, recuerda que hasta el momento Dios no ha dejado de suplir para tus necesidades. Si te angustia el panorama incierto que nos pintan para el próximo año, deja que Dios tome el control de tus pensamientos porque Él siempre desea lo mejor para sus hijos.

"Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo". Juan 16:33