lunes, 27 de febrero de 2017

Absalón, una ventana al corazón de nuestros hijos


Tomado de Shepherd Press

Absalón proyecta la imagen del poder y la intimidación. Él estaba enojado, era arrogante, orgulloso, seguro de sí mismo y tenía la presencia de una estrella de rock. Él se consumió con su apariencia al punto de la obsesión. Pero por dentro se estaba haciendo daño. Él no tuvo respuesta para el dolor en su corazón debido a la violación de su hermana. No tenía una buena de relación con su padre, el rey David. No tenía confianza en la misericordia de Dios; más bien, estaba convencido de que tenía que hacer su propio camino en este mundo.

Absalón utilizaba las imágenes de poder, apariencia física, arrogancia y popularidad para asegurar lo que él pensaba que quería. Pero ninguna de esas cosas, le trajo satisfacción. Por dentro, era débil y solitario. En vida se construyó un monumento de roca en honor a su memoria. En la muerte yacía en desgracia cubierto por una pila de rocas. La historia de Absalón, es uno de los relatos más tristes en la Escritura.

Los adolescentes son a menudo como Absalón. Presentan una imagen de arrogancia y desafío. Sin embargo, por dentro están sufriendo y son débiles. Con demasiada frecuencia, los padres reaccionan sólo a la imagen proyectada. Ellos, al igual que el padre de Absalón, David, no ven que lo que se necesita es la relación con Dios. Así que los padres responden a los adolescentes con dolor, miedo o ira. Los padres se olvidan que Dios es más grande que su adolescente con problemas. Un adolescente enojado está riñendo con el Dios del cielo, vive con el espíritu roto, sin poder resolver lo que ocurre dentro de él.

Piense en sus adolescentes. A menudo, justo debajo de la superficie de su comportamiento desafiante es un mar agitado de incertidumbre y dolor. Ellos perciben algo en sus vidas que parece ser injusto, y ponen la mira en el primer objetivo disponible, que es por lo general los padres. No malinterpreten-No estoy excusando este comportamiento, simplemente trato de entenderlo.

Si uno se enfrenta con un adolescente enojado, debe llegar hacia él con el poder de Dios. Buscar la ayuda de Dios en la oración, orar por un corazón compasivo. El o ella, necesitan que les muestres el amor con sacrificio, el amor y el compromiso como el de Cristo. No devolver bien por mal. No se involucre en una pelea a gritos. A menudo la imagen de desafío que ves, esconde una herida profunda que sólo Dios puede sanar. Su hijo adolescente puede estar dañado porque cree que ha perdido su aprobación o cree que ha sido tratado injustamente. Sí, su hijo esta mal, muy mal, hay que trabajar para conducirlo por el camino correcto.

Más que nada, su hijo adolescente necesita el amor de Cristo y la obra del Espíritu Santo. David no pudo llegar a Absalón con el amor de Dios. Al ignorar el corazón herido de su hijo, David permitió que una gran confrontación final desencadenara de forma nefasta.  Absalón perdió la vida. David perdió a su hijo.

viernes, 17 de febrero de 2017

No busques príncipes entre sapos



Buscar el hombre indicado, es sin duda el error más grande que las solteras cometen. Primero, porque como hijas de Dios, deben esperar en Él al hombre indicado y además, Dios no necesita su ayuda para que lo encuentren. Esto conlleva a las solteras a desilusiones amorosas, a relaciones fuera del matrimonio, a convertirse en madres solteras, a perderse del propósito de Dios... todo por andar buscando príncipes entre sapos.


Muchas solteras caen y comenten los siguientes errores:

- "El noviazgo es para conocerse antes del matrimonio"... pero si no tiene como fin honrar a Dios con el matrimonio, para que perder el tiempo.

- "Mis amigas ya están casadas y sólo yo me estoy quedando"... mejor quedada que abandonada con un niño o desilucionada o peor aún divorciada.

- "El amor cubre multitud de pecados"... No tergiverses el verso, sino no es una persona madura en la fe, ¿cómo piensas que tengas la madurez necesaria para aceptar las responsabilidades de un matrimonio?

- "Mi amor, por él, lo hará cambiar"... Ninguna mujer tiene el poder suficiente para cambiar a un hombre, no somos el Espíritu Santo.


Es momento que dejes de andar buscando príncipes entre sapos y te concentres en buscar a Dios.


¿Estás casado? no trates de separarte. ¿Eres soltero? No busques casarte... También hay diferencia entre la mujer casada y la joven soltera. La joven soltera se preocupa de servir al Señor y de ser santa, tanto en cuerpo como en espíritu... 1 Corintios 7:27, 34

Tú mayor preocupación en este momento, debe ser servir y agradar a Dios. No caigas en el coqueteo santo o sea servir para que otros hermanos te vean y te consideren como una candidata para esposa. Sirve de corazón, Dios hará que el hombre indicado se fije en ti.


Deja de llevarte con sapos o terminarás siendo la señora rana. Añade valor a tu vida, mírate frente al espejo y valórate como la hija de Dios que eres. Eres una princesa, compórtate como tal no te conformes con menos.


Siete preguntas que debes hacerte antes de casarte (por Dave Willis - Marriage):

1. ¿Está persona ama más a Jesús que a mí?

2. ¿Está persona respeta a otros y es respetado?

3. ¿Está persona fortalece mi carácter o me tienda a comprometer mi carácter?

4. ¿Puedo ser yo misma alrededor de está persona?

5. ¿Las personas que más me aman piensan que está persona saca lo mejor de mí?

6. ¿Está persona valora el compromiso o evita comprometerse conmigo?

7. ¿Me gustaría que mis futuros hijos tengan los mismos rasgos de personalidad de esta persona?


Sino habías meditado en ello, es momento para que lo hagas y lo consideres. No desperdicies tu tiempo ni tu vida buscando sapos, aguarda por el príncipe que Dios tiene preparado para ti.

lunes, 13 de febrero de 2017

Dios honra nuestras convicciones



Una de las partes favoritas de escribir artículos, es poder relatar los testimonios de mujeres valientes con convicciones sólidas y con una gran fe en el Señor. Una de ellas, es la joven Vanesa Morales, a quien desde que conocí le tome cariño y admiración por las circunstancias difíciles que tuvo que atravesar desde temprana edad.

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Nací en una familia desintegrada, soy la mayor de seis hermanos. Mi niñez fue relativamente buena, mi abuela a quien considero "mi mamá", me crió desde la edad de seis meses y siempre dio lo mejor de ella para poder cuidarme. Crecí en un pequeño pero bonito pueblo de Olancho. Fui una estudiante  de excelencia académica.


Cuando tenía como 12 años, mi madre biológica abandonó a mis otros 4 hermanitos de edades de 8, 7, 6 y 1 año. Por lo que mi abuela y yo tuvimos que hacernos cargo de todos ellos. Fue muy duro para mí ya que a temprana edad, tuve que tomar responsabilidades de toda madre, como: bañar, cambiar pañales, darles de comer y dormir a mis hermanos, sobretodo a mi hermanita menor a quien amo, pero reconozco que no fue nada fácil salir a hacer mis tareas de colegio con ella en mis brazos.


"Aunque mi padre y mi madre me dejarán, con todo, Jehová me recogerá. Salmos 27:10


Pasamos necesidades, pero Dos siempre estuvo conmigo, aunque en ese momento yo no comprendía lo que El estaba haciendo (aun no era salva), pero fue gracias a esa situación que me convertí en una persona madura, responsable, organizada y con mucha conciencia de la vida. Durante ese tiempo de adolescencia, también experimente la rebeldía propia de la edad, con noviazgos sin propósito, pero Dios tuvo cuidado de mí en todo momento.


Mi sueño, siempre fue llegar a la universidad, pero la situación en que vivíamos no me lo permitía. En 2009, Dios lo hizo realidad. Aunque algunos familiares me cerraron las puertas, Dios me brindó un hogar donde vivir aquí en Tegucigalpa y pude comenzar a estudiar. Ese mismo año, me compartieron el Evangelio y acepté a Jesús como mi Único Salvador. Comencé a reunirme en Gran Comisión y a conocer la Palabra de Dios.


El año siguiente (2010), fue muy triste para mí, pues falleció mi abuela de un para cardíaco a los 70 años, dejándonos desamparados a mí y mis hermanos. Desde ese momento las cosas comenzaron a ponerse más difíciles. Nuestra madre biológica es una persona sumergida en el vicio del alcohol, tuvimos muchas diferencias por eso, por el mal ejemplo que mostraba hacia nosotros, hubo momentos que no había dinero ni para comer o para ir a la Universidad.

"Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria". 2 Corintios 4:17

Yo no salía de una para meterme en otra. Tuve una relación de noviazgo con una persona que decía ser cristiano, pero no era así, me causó mucho daño emocionalmente, porque fue un apoyo cuando mi abuela murió. Me engañó y me dejó después de dos años de noviazgo. Eso me dejo con temor y decidí esperar en el hombre que Dios tenía preparado para mí.


Muchas veces, sentí que no podía más, quería abandonar todo para buscar un trabajo formal, pero me aferre a las promesas de Dios en su palabra y cuando me sentía mal, las recordaba y eso me impulsó a seguir adelante sin importar cuantas veces caía. Mis hermanos quedaron en Olancho, mientras yo estudiaba en Tegucigalpa, dentro de lo que permitían las finanzas viajaba los fines de semana para poder estar con ellos.

"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús". Filipenses 4:6-7

En esos días recibí un curso de bisutería, ese fue el medio que Dios utilizó para bendecirme y a mis hermanos también. Pero sobretodo, aprendía a depender día a día del Señor y entregarle mis cargas y necesidades, Él siempre fue fiel. Dios proveía dinero, comida y todo lo que necesitaba de forma sobrenatural.


Con ayuda de Dios, por medio de algunas personas que el uso como instrumento para ayudarme, pude graduarme de la universidad. Dios ha guardado a mis hermanos de los vicios y de las malas compañías a pesar de las dificultades y la vulnerabilidad en la que ellos viven. Todas y cada una de las oraciones que le hice a Dios, muchas veces con mis ojos llenos de lágrimas, fueron contestadas.


Hace como 4 años conocí a Isaac, casi siempre coincidíamos donde tomábamos el transporte para ir a la universidad. Nos hicimos amigos, él se enamoró de mí y dice que oraba para que Dios me quitara los temores de tener una relación de noviazgo. Pero él, no cumplía mis estándares, aunque asistía a otra Iglesia y había nacido en un hogar cristiano.


Yo estaba enfocada en culminar mis estudios, estaba bien comprometida sirviendo en Gran Comisión. Habíamos dejado de vernos casi un año. Cuando nos reencontramos, me dijo que seguía orando por mí. Yo le dije, que orará más porque yo no podía andar con un "yugo desigual", él ya no asistía a su iglesia y decidió reunirse en la mía.


Eso sí, cada quien por su lado, sirviendo y creciendo. A medida fui observando su crecimiento, comencé a admirarlo más por su genuino servicio a Dios. En septiembre del año pasado, me pidió que fuera su esposa y aquí estamos a las puertas de nuestra boda.


Hoy puedo ver hacia atrás lo que el Señor ha hecho y es completamente un ¡milagro! Me bendijo con un trabajo, con un hombre maravilloso trabajador y sobre todo temeroso de Él. Nuestro anhelo es servir y honrar a Dios a través de nuestro matrimonio.

lunes, 6 de febrero de 2017

Cómo crecer espiritualmente



Había una acalorada discusión un día en el huerto.

La tomatera hacia alarde de sus frutos rojos que había en sus ramas, le decía a la sandía:
- "nunca darás frutos de agradable color como los míos".


La sandía, muy molesta le contestaba:
- "Y tú, nunca darás frutos de mi tamaño, además yo no necesito ser tan alta para dar frutos grandes en comparación con tus tomatitos".


En eso la vid entró en la conversación y les dijo:
- "Dejen de discutir ambas, que ninguna de ustedes da frutos dignos de reyes como yo, pues de mi hacen el más exquisito vino para deleitar el paladar".


Cada planta defendía las bondades de sus frutos, cuando en eso se quedan viendo al olivo y le preguntan:
- "Y tú, aburrido árbol, ¿qué clase de frutos das?


El olivo, se quedó viéndolos y les contestó:
- "De mi sacan el preciado aceite, que en antaño se utilizó para ungir a los reyes, las bondades de mis frutos son muchas. Pero lo que más disfruto, es ver las aves que anidan en mis ramas, ver a nuestro amo descansar bajo mi sombra cuando hace calor y poder disfrutar como cambian las estaciones año con año.


Todas se miraron desconcertadas y preguntaron:
- ¿Cuánto tiempo llevas en la huerta?


El árbol de olivo contestó:
- Han sido muchos años, tantos que mis raíces son muy fuertes y profundas, mi tronco está firme y mis ramas aunque por temporadas pierdan sus hojas, se que nuevamente crecerán al igual que mis frutos.


En ese momento, el agricultor entró y comenzó a cosechar los frutos. Tomó los tomates, las sandías y las uvas y las colocó en cajas. Seguidamente desarraigó sin mucho esfuerzo esas plantas y las arrojó a un lado. Luego  se quedó viendo al árbol y descanso bajo su sombra.


"Ustedes los conocerán por sus frutos, pues no se recogen uvas de los espinos, ni higos de los abrojos. Del mismo modo, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. El buen árbol no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que ustedes los conocerán por sus frutos". Mateo 7:16-20

Cada una de nosotras es responsable de su propio crecimiento espiritual. Cada una de nosotras decide que clase de fruto desea dar. Sin duda alguna, si quieres que tus frutos crezcan rápido, probablemente serás una tomatera o una sandía o una vid. Darás frutos solo por temporadas y luego morirás irremediablemente. Recuerda cuando Jesús maldijo a la higuera porque no halló fruto, casi de forma instantánea se secó.


Pero si deseas dar frutos de calidad no solo por temporadas, si quieres ser un árbol fuerte y firme que soporte las inclemencias del clima, debes cultivar tú crecimiento espiritual por medio de la Palabra de Dios que contiene los mejores nutrientes para tu vida.


Hazte las siguientes preguntas:

¿En qué invierto más mi tiempo, en mi crecimiento espiritual o profesional?
¿Cómo es la calidad del fruto que estoy dando?
¿Estoy nutriéndome adecuadamente?
¿Estoy dejando que otros cuiden de mi?


El crecimiento espiritual, no es algo que deba darse de forma silvestre, como las plantas que crecen en el bosque. También, necesitamos personas que nos ayuden a crecer adecuadamente. Por ello, en las cartas del apóstol Pablo se emplean frases como: "amándoos unos a otros", "exhortándoos unos a otros", "animándoos unos a otros"... Aprecia a aquellas personas que cuidan de ti.


Aunque crecer como un árbol tomé tiempo, recuerda que puedes durar décadas y llevar mucho fruto. Permite que Dios trabaje en tú vida y nutra tus raíces para que seas un árbol fuerte que le lleve fruto a ciento por uno.


"Es posible cambiar sin crecer, pero es imposible crecer sin cambiar".- 
John Maxwell