jueves, 17 de noviembre de 2016

La satisfacción de tener contentamiento



Una definición que encontré de contentamiento es:
"El contentamiento, es saber que Dios ha dispuesto todos los acontecimientos de mi vida, así que en este momento puedo vivir para su gloria y para experimentar su bondad. El contentamiento, significa que puedo hacer todo lo que Dios quiere que haga. Puedo conocer la paz de Dios, independientemente de mis circunstancias".

¿Es esto real en mi vida? Sinceramente, en algunas cosas he sentido contentamiento pero en otras no. La cercanía de la Navidad, tiende a ponernos ansiosas por todas las expectativas que nos hacemos, por lo que deseamos comprar, por lo que deseamos regalarles a nuestros hijos, por lo que deseamos cocinar, por lo que queremos recibir.

He estado tratando de calmar más que todo mi mente que mi corazón, porque como nos enseña el apóstol Pablo...

"... pues he aprendido a estar contento en cualquier situación. Sé vivir con limitaciones, y también sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, tanto para estar satisfecho como para tener hambre, lo mismo para tener abundancia que para sufrir necesidad". Filipenses 4:11-12.


Estos versos, nos enseñan que debemos aprender a estar contentos, cualquiera que sea nuestra situación. Las personas en las calles no tienen esperanza, por lo general, las escuchas decir: "la situación está difícil". El panorama avizora que no mejorara, todo lo contrario, empeorara.
 

Como esposas y madres, no debemos poner una carga más pesada sobre los hombros de nuestros esposos; debemos tener cuidado de no quejarnos cuando las finanzas están apretadas o cuando no podamos darles obsequios a nuestros hijos en Navidad. Mis hijos, se hacen expectativas de los regalos que desean recibir. La respuesta que reciben siempre de nosotros, es: "Oren para que Dios provea". 


Yo siento, que si mi confianza en Dios es sincera puedo ser un buen ejemplo para mi familia. Voy a estar agradecida por el buen cuidado de Dios para con nosotros, por su provisión, por su amor, su gracia y misericordia. Voy a estar segura de que el poder de Cristo me dará la fuerza que necesito para darle animo a mi familia y poder ayudar a los necesitados.


¿Cuáles son las áreas de tú vida en la que no estás contenta? Al pensar en estas áreas, ¿estás frustrada con la provisión de Dios para tú vida y la de los tuyos? ¿Estás dominada por el pesar o la tristeza? ¿Estás preocupada por lo que no podrás hacer o comprar está Navidad? Si es así, Pablo tiene algunas palabras de aliento para ti...

"Por eso, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones y en las angustias; porque mi debilidad es mi fuerza". 2 Corintios 12:10



Que el amor de Cristo, sea el motor de nuestro contentamiento.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Demasiadas reglas


Las reglas hacen que nuestra vida funcione mejor. Ellas nos dicen...
- Cómo debemos conducirnos ante otros,
- Como respetar a nuestras autoridades,
- Cómo debemos criar a nuestros hijos,
- Cómo debemos vivir en general.

Pero, también hay un problema con las reglas, ellas no tienen el poder de trazar en nosotras y en nuestros hijos una relación más cercana a Dios. Si la forma como criamos a nuestras hijos, es todo sobre obedecer las reglas sin una relación amorosa, en realidad, no estamos conduciendo a nuestros hijos hacia Dios, más  bien, podríamos estar empujándolos hacia la rebeldía de este mundo.

Los primeros cinco libros de la Biblia, nos hablan sobre cómo Dios hizo de Israel una gran nación de la nada. Por ello, Dios, debía establecer normas, reglas y mandamientos por donde el pueblo pudiera conducirse en medio de otras naciones paganas, sin contaminarse de sus dioses y costumbres. Además, debían transmitirlas de generación a generación para que no fueran olvidadas. Antes, cuando leí estos libros, pensaba: "Demasiadas reglas, que aburrido". Pero Dios, le estaba dando a su pueblo, las bases para llegar a ser una gran nación, si le obedecían y esos mismos mandamientos aplican a nuestras vidas hoy en día.

Las reglas, son esenciales para navegar de forma segura en las aguas de la vida cotidiana. Pero, esas aguas podrían volverse turbulentas en nuestro hogar, si sólo imponemos nuestro criterio y no lo que Dios nos manda a hacer en su Palabra.

"Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón, y se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa...". Deutoronomio 6:5-7


El libro de Deutoronomio, para mí es como una bitácora de un largo, triste y tedioso viaje del pueblo de Israel a través del desierto. Cuando lo leo siento como si Dios me hablará y me preguntará: "¿Como ha sido tu recorrido?, ¿Haz sentido mi presencia cuando te has sentido frustrada o cansada, o simplemente te has entregado a la murmuración?, ¿Haz obedecido mis mandamientos, me amas sinceramente? Me ayuda a valorar lo que Dios ha hecho por mí en este peregrinaje por la tierra. La obediencia trae bendición, pero la desobediencia trae destrucción.


Las reglas que no se basan en el amor a Dios, generan rebeldía. Sí, las reglas son esenciales. Pero, las reglas, no es lo que nos hace aceptables ante Dios. Ninguno de nosotros como adultos, será juzgado por Dios sobre la base de "si seguimos o no las reglas". Sin embargo, con demasiada frecuencia, les hacemos pensar a los niños, que su bondad depende de lo bien que obedecen nuestras reglas. Somos aceptables delante de Dios no porque hallamos obedecido al pie de la letra, las reglas. Somos aceptables, porque Jesús murió por nuestros pecados. Los niños no deben pensar, que son aceptables para Dios o para nosotras producto de lo bien que siguen reglas.

Debemos usar sabiamente las reglas, los mandamientos de Dios, para ayudar a mantener a nuestra familia segura y a salvo de las trampas de este mundo. Pero sólo el poder transformador de una relación con Cristo puede dar lugar a un cambio de corazón que no está dominado por el pecado. No nos basemos en reglas para hacer lo que sólo Cristo puede hacer.

domingo, 6 de noviembre de 2016

De lo imposible a un milagro



Hola! Mi nombre es Karen Tinoco, tengo diez años de casada con mi esposo Erick, hemos procreado dos lindos niños mellizos Danna y Axel, quiénes tienen seis años.

En septiembre recién pasado, fui a hacerme un chequeo médico, ya que presentaba consecutivos sangrados fuera de mi período menstrual. Por lo que, me indicaron una serie de exámenes médicos, entre ellos un ultrasonido y una colposcopia vaginal. La doctora que atendía mi caso, me dijo que los exámenes mostraban que tenía un Nic1 (cáncer en su primer etapa), aparentemente ya micro invasor, porque presentaba dos raíces hacia adentro de la matriz.

Cuando me di cuenta que tenía cáncer, pensé en mis hijos y en mi madre, pues ella es sobreviviente de cáncer. No sabía que hacer, si irme a la Iglesia o a mi casa, pero al final decidí irme a mi casa. Nunca había sentido el trayecto tan largo como ese día. Al llegar, me encerré en mi cuarto y ahí comencé a llorar hasta sentir que no podía más. Me arrodillé y empecé a orar, a pedirle a Dios paz y que esto no fuera algo que me apartará de Él, sino al contrario, que pudiera buscarlo y acercarme más a Él.




La recomendación que hicieron fue que me hiciera una conización, que es una cirugía que se hace para extirpar un cáncer y luego hacer una biopsia. Se hace, específicamente donde se encuentra la lesión en el útero y así saber si el cáncer es invasor o no. Como pueden ver, según el resultado de arriba, tenía quistes y meomas. Una de las cosas que me preguntó la doctora, es que si ya tenía hijos, y le dije que sí, dado que el útero quedaría muy dañado, no podría volver a tener hijos. Además, uno de los medicamentos que me recetaron puede causar abortos, ya que es muy fuerte.

En medio de esta difícil prueba, me he sentido muy fortalecida en la oración. El saber que Dios está presto a mis oraciones me quitan un peso de encima. Me he apropiado de sus promesas, no he sido muy buena para memorizar versículos, pero si recuerdo, muchas de sus promesas que me han hecho ver que su voluntad en mi vida, es buena, agradable y perfecta, y me digo "El tiene el control".


"El día que clamé, me respondiste, me fortaleciste con vigor en mi alma". Salmos 138:3


"Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no sé apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti". 
Isaías 54:10

Estaba en espera que me dieran los resultados que había arrojado la conización, cuando comencé a sentir fuertes mareos y ganas vomitar. Me hice una prueba de embarazo, no podía creerlo dio "POSITIVO". La doctora que había estado tratando mi caso, me había dicho que era imposible que saliera embarazada, por lo que busque una segunda opinión, la cual confirmó, que sí, "ESTOY EMBARAZADA" y no aparecen signos de que tenga cáncer.




En estos momentos, me siento realmente muy fortalecida, confiada en mi Dios, Él tiene el control de mi vida y de este pequeño milagro que llevo en mi vientre. Me siento feliz, porque pude ver el amor y la misericordia de Dios en mi vida y sobre todo, saber que por medio de mi persona puedo decir "DIOS EXISTE, y ES UN DIOS DE MILAGROS", por medio de mi prueba, Él se ha glorificado y otros pueden reconocer sus maravillas.

Un último consejo que puedo darles, es: Persistir en la oración, en que lo personal, me hace sentir confiada. Cuando me arrodillo ante Dios y comienzo a orar, siendo que Él me escucha, me consuela, me alienta y tengo la confianza que Él hará su voluntad en mi vida.