lunes, 30 de septiembre de 2013

El Credo del Sobreviviente



Por Max Lucado


Cuando leí este post sentí como un bálsamo aliviaba mi corazón cargado. Acababa de decirle a Dios "me siento desgastada", diferentes pruebas que hemos estado atravesando junto con mi esposo, me habían llevado a sentirme así.


Este es el desglose que en mis palabras puedo expresar en mis palabras, del credo de Max Lucado:


Cuando pasamos por diversas pruebas a menudo nos preguntamos ¿cuando iremos a salir de esto? y parece no haber respuesta, pero debemos confiar que la gracia infinita de Dios nos sostiene en todo momento.


Parece de locos decir que "debemos tener por sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas" (Santiago 1:2) Podemos llegar a pensar; ¿acaso no ven mi dolor? o ¿cómo ellos no saben por lo que estoy pasando? Pero para los que hemos confiado en Dios, el gozo es nuestra fortaleza.


Dios tiene un tiempo perfecto para cada prueba según la medida de nuestra fe en El. No será en nuestro tiempo.


Aun lo malo que pensamos que nos esta sucediendo, tiene un propósito celestial. "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es a los que conforme a su propósito son llamados". Romanos 8:28


A veces lo primero que se nos ocurre es abandonar la carrera o sentimos que Dios se ha olvidado de nosotros, lo cual es una tontería porque el prometió estar con nosotros hasta el fin del mundo.


No hay que desesperarnos, recordemos que la prueba de nuestra fe produce paciencia. Dios no puede darnos una lección en un día o una semana. Será el tiempo que sea necesario para que salgamos aprobados y no se nos olvide pronto lo que hemos aprendido o lleguemos a pensar que lo logramos en nuestras fuerzas.


Con la ayuda de Dios, saldremos de esto.


"Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho mas preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuan sea manifestado Jesucristo". 1 Pedro 1:7

lunes, 16 de septiembre de 2013

Mujer, Tu Importancia en la Guerra Espiritual





Años atrás cuando tenía un bebe recién nacido, una niña de siete años y otra de veintidós meses; me sentía abrumada entre biberones, pañales y montañas de ropa sucia por lavar a mano. La situación que aquejaba mi corazón era "para esto me escogió Dios, para estar lavando y atendiendo mi hogar, no puedo salir a evangelizar, no puedo ir a visitar a las hermanas con tres niños encima, no tengo talentos ni dones que ofrecerle... ¿será esto lo que Dios quiere o necesita de mí?"


Mi esposo me decía "llegará el día en que los niños crezcan y podrás servir al Señor de otra manera, por ahora esto es lo que Dios te ha encomendado y debes hacerlo de la mejor forma". Sinceramente, lo aceptaba casi con resignación pero no con satisfacción.


Hoy, que mis hijos están más grandesitos, puedo ver con más claridad el panorama. Mi hogar es una trinchera en la batalla espiritual donde mi esposo necesita recargar sus fuerzas y encontrar aliento y motivación. Mis hijos son unos soldaditos que necesitan ser adiestrados para que cuando crezcan no deserten hacia el mundo.


"Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo... Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes". Efesios 6:11-13

En la historia de la Revolución Mexicana aparecen las mujeres conocidas como "Adelitas" o "soldaderas", quienes servían de cocineras, enfermeras o ayudantes de lo que se necesitará. Eran sumamente importantes en las labores que hacían.


Dios quiere que seamos como esas "Adelitas" que estemos atendiendo a nuestro esposo e hijos y viendo las necesidades de los demás para brindar nuestra ayuda. Quizás no podamos estar en el frente de batalla como quisiéramos  pero si podemos ponernos toda la armadura de Dios y desde nuestro hogar orar, animar, exhortar, brindar un consejo, edificar a otras mujeres, enseñar, instruir, compartir un verso.


"Nuestros hijos no son una desventaja ni un estorbo para hacer cosas para el Señor, al contrario son un instrumento de bendición para dejar en este mundo una huella eterna"


"Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos". Efesios 6:18

martes, 10 de septiembre de 2013

La Mejor Carrera para nuestros Hijos



Un Pedazo de Arcilla Flexible

Tomé un trozo de arcilla para modelar
Y le di forma un día, sin pensar;
Y mientras mis dedos la moldeaban
A mi voluntad se movía, y la acataba.

Al cabo de unos días la volví a tomar;
El trozo de arcilla, duro estaba al tocar,
Tenía aún la orma que la había dado,
Pero ya no podía cambiar su estado.

Tomé un trozo de arcilla viviente
Y día a día lo toqué suavemente,
Lo modelé según mi arte y poder
Flexible corazón de un niño al parecer.

Al cabo de unos años lo volví a buscar;
Era su mente lo que quería mirar;
Tenía aún la marca que le había dado,
Y ya no podía yo cambiar su estado.

Poema - Anónimo


Cuando leí este poema, pensé en el pasaje de Romanos 9:20 que dice: "...¿Quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?". Todos sabemos que Dios nos formó y nos moldea constantemente a fin de que lleguemos a ser conforme a Su semejanza. 


De la misma manera nosotros como padres trabajamos en la vida de nuestros hijos moldeamos su carácter, sus actitudes, sus pensamientos... ¿qué sucede si no los moldeamos continuamente? Probablemente, llegarán a ser adultos mediocres con falta de carácter y sin propósitos en la vida.


La educación no es la mejor opción para nuestros hijos, es una herramienta útil (valga la aclaración) para que se desenvuelvan en este mundo, pero no lo es el todo. Si nos quedamos con sólo esta parte, estamos criando personas útiles para este mundo, pero totalmente inútiles para el Reino celestial.


Jesús dijo:

"...Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis  porque de los tales es el Reino de Dios" Lucas 18:16


Cuando nos preocupamos más porque nuestros hijos se profesionalicen con una carrera, idiomas, deportes, habilidades artísticas, etc... y dejamos de lado el instruirlos en el amor y temor de Dios, estamos impidiendo que ellos se acerquen a Dios y ese pedazo de arcilla que Dios puso en nuestras manos se va endureciendo día a día hasta que es imposible moldearla.


"...El conocimiento envanece, pero el amor edifica". 1 Corintios 8:1

Dios desea que edifiquemos con amor a los hijos que El nos confió. El desea que los encaminemos de la mejor forma en este mundo de tinieblas para que ellos lleguen a ser luz. Enseñemosles a buscar el propósito que Dios tiene para sus vidas para que jamás se aparten de la carrera que conduce a la vida eterna.

lunes, 9 de septiembre de 2013

El Peligro de Vivir para tus Hijos



Publicado por Shepherd Press


"Vivimos en la era del niño". Los niños deben ser acomodados. Se convierten en el centro de la vida familiar. Así que en vez de entrenar a los niños, nuestro mundo moderno busca idolatrarlos. La educación puede ser un medio para servir a los niños en lugar de enseñarles a vivir con sacrificio sus vidas para Dios. Los padres viven para sus hijos en vez de vivir para Dios. 


Cuando esto sucede, nada bueno se logra. Los matrimonios se debilitan debido a este enfoque erróneo. Los niños nunca pueden satisfacer las expectativas de los padres que los adoran. El divorcio y el abuso de los niños aumenta. Al final, lo único que queda en la relación son escombros.



La relación de escombros también puede llevar a los niños a ser cínicos y descontentos hacia el Cristianismo. Niños que han sido los objetos fuera de lugar de culto por sus padres no pueden soportar el peso de ser ídolos parentales.


Los niños que son un medio para su disfrute de padres y su realización personal a menudo despreciarán las creencias de su familia y su iglesia. Los niños que relacionalmente han sido abandonados por el servicio a Dios no encontrarán ningún consuelo en un Evangelio que parece ser una trampa a favor de los padres.





Éstas son algunas de las razones por la que los niños le dan la espalda a Dios. Tal vez ni siquiera son las razones subyacentes de su salida de la Iglesia en la juventud. Padres, amen a Dios, amen a su cónyuge, y con amor preparen sus hijos para el mundo peligroso que está esperando por ellos. Haciendo otra cosa que esto hará que su fe aparezca egoísta. Dios merece algo mejor que ser representado así. 


La idolatría egoísta de vivir para sus hijos en última instancia va a destruir su matrimonio y sus hijos. Intentar salvar sus vidas a través de las de sus hijos los consumirá a ustedes y a ellos. No viven para sus hijos. Viven para Dios!


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Cuando leí este artículo me sentí identificada. Cuando tenía 17 años abandone la Iglesia a la cual asistían mis padres, no podía entender como ellos se perdieron mi graduación de los doce años por estar en la Iglesia, no iban a retirar mis notas porque sabían que había salido bien y no asistían a los eventos en los que participaba en la escuela o en el colegio porque alguien más los necesitaba en ese momento. Muchas veces en todo burlesco les decía: "si no se van a perder la entrada al cielo por no ir a la Iglesia un día".


Madres tus hijos no son tu prioridad después de Dios, ellos nunca deben estar antes que tu esposo. Un día ellos se marcharán a formar sus propios hogares y ¿qué será de ti si te desviviste por ellos? La forma como ellos miren tu matrimonio será el norte que les ayudará al momento de escoger la persona con quien compartirán sus vidas.


Como padres es nuestro deber mostrarles a nuestros hijos el camino correcto hacia Dios siendo de ejemplo, sin hacerlos de lado en el servicio a Dios, si no involucrandolos en aquellas actividades en las que ellos pueden participar, como el Ministerio de Niños.


No asumamos que ya han confiado, asegurémonos de su salvación. No actuemos como activistas dentro de la Iglesia, sino como servidores aun de ellos por amor a Jesucristo.

"Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús". 2 Corintios 4:5

jueves, 5 de septiembre de 2013

¿Seguidora o Fan?


"Y a todos les decía: Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame." Lucas 9:23

Por Edwing Carcamo



Ayer en nuestra Iglesia compartieron un tema llamado "El Síndrome de Nicodemo" cuyo relato encontramos en Juan 3:1-15;7:50-52; 19:39. Nicodemo era un fariseo que vino a conocer a Jesús de noche porque no quería que los demás fariseos como él lo supieran.


El síndrome de Nicodemo es vivir como un cristiano de noche. Es aquel que se acostumbró a venir a la Iglesia pero que guarda las apariencias con el mundo. Es alguien que aun mantiene una conducta carnal. Los fariseos se concentraban más en el exterior que en el interior de las personas.


Un seguidor de Jesús vive más allá de lo expresado por las noches, aunque esto implique que pierda su posición, poder, amistades y familiares como le sucedió a Nicodemo (Juan 7:50-52).


Un seguidor de Jesús vive para ser un adorador y esclavo público, lo cual implica llevar la cruz. Implica tener una ambición secreta. Tomar la cruz significa humildad, sufrimiento y remuneración. Para poder seguirlo implica que debemos hacer cambios con sacrificio que sean reales y públicos. Nicodemo dejó de ser un fan de las enseñanzas de Jesús y se volvió un seguidor (Juan 19:39).


Todos somos llamados a ser seguidores, el ser seguidor de Jesús es opcional, el verso dice "si alguno" e implica que debes negarte a ti misma, tomar la cruz cada día y seguirle.


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Este tema me impacto mucho, al instante pensé cómo puedo compartirlo que vaya dirigido a las mujeres. Pensé en aquellas mujeres que fueron fieles seguidoras de Jesús descritas en Mateo 28:55-56


Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo".

Estas mujeres habían ido de ciudad en ciudad de aldea en aldea sirviendo a Jesús (Lucas 8:1-3) y les tocó presenciar el momento más doloroso de su Maestro. Una seguidora no es una mujer cómoda, no asiste solo a la Iglesia a escuchar si no que es una servidora, no es una cristiana encubierta si no que toma su lugar en la batalla de la fe.


Una seguidora lleva las buenas nuevas. No se queda callada.


"Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás". Lucas 24:8-9

¿Quién es una fan? Una fan es una admiradora entusiasta de algo o de alguien. Cuando pensé en algún verso que apoyará este término vino a mi mente un pasaje muy fuerte de 2 Timoteo 3:6-7

"Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad".

Una fan es aquella que sigue hombres y/o dogmas doctrinales, que va de Iglesia en Iglesia buscando quien llene sus necesidades emocionales porque si fueran espirituales se dejaría guiar por lo que Dios dice en Su Palabra. Tienen un conocimiento vano de Dios y aparenta ser una mujer piadosa.


RETO: Negarnos a nosotras mismas, todos los días, ya no ser fans secretas. Ser adoradoras y esclavas de Jesucristo.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Las Falsas Expectativas en el Matrimonio



Hace algunos días mi esposo me hizo la siguiente pregunta ¿Qué hemos estado haciendo diferente durante estos casi trece años de matrimonio que ha hecho que nuestra relación haya mejorado? En son de broma le contesté, "creo que Dios me ha llenado de paciencia".


Cuando me case, tenía muchas expectativas de cómo quería que fuera mi matrimonio. Conforme pasaban los días y las secuelas de la luna de miel iban desapareciendo, comenzaron a ser notorias nuestras diferencias y llegaron las peleas.


El modelo de matrimonio que quería comenzó a desmoronarse en mi mente e inicie la campaña de querer cambiar a mi esposo a mi manera, a mi conveniencia y como diera lugar. Mi matrimonio tenía que funcionar fuera como fuera. No quería que fracasará, pero no tenía ni idea de como hacerlo.


Los primeros años fueron muy difíciles. Para un aniversario de bodas mi esposo me regalo el libro "El Poder de la Esposa que Ora". ¡Que ciega había estado! Durante mucho tiempo había tratado de hacer la función redentora del Espíritu Santo en la vida de mi esposo y lo único que había logrado era frustración.


Cuando tratamos de ser el centro de nuestra relación y le quitamos el lugar que le corresponde a Dios, es como si le dejáramos la puerta de par en par al enemigo para que destruya nuestro hogar. El matrimonio no es para hacernos felices, no es para tener una bonita familia, es para glorificar a Dios... El lo diseño y es el único que sabe como funciona.


"... así como Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla en el lavamiento del agua por la palabra." Efesios 5:25-26

Existen muy buenos libros que pueden darte sabios consejos de como mejorar tu relación matrimononial, pero la clave para que nuestro matrimonio funcione es cuando colocamos a Cristo como parámetro y dejamos que El sea el centro de nuestra relación. Es lo que comúnmente conocemos como un "hogar Cristo-céntrico."


Con mi esposo comenzamos a orar para que Dios fuera el centro de nuestras vidas y llegáramos a tener un hogar donde su santa presencia pudiera morar, y ser de ejemplo para otros matrimonios que se encuentran en conflicto. Desde ese entonces hasta ahora hemos logrado grandes cambios significativos en nuestra relación.


A veces nos preguntamos en son de broma "¿ya días no pelemos verdad? Si verdad... te has estado portando bien". Pero la verdad es que cuando dejas que Dios guié tu matrimonio, el amor se fortalece y la felicidad llega y permanece bajo cualquier adversidad.


Hoy puedo ver por la gracia de Dios mi matrimonio más sólido y fuerte por el amor de Dios que nos une. Un matrimonio no debe ser perfecto para que funcione pero si debe tener un propósito Divino. Sé que mi esposo me ama y se esfuerza por presentarme ante Dios santa y sin mancha en todo. Y yo lo amo y me sujeto a él como si fuera al Señor, no necesito nada más.


No te hagas falsas expectativas en tu matrimonio. No esperes que tu esposo sea como Noah en "The Notebook" o Leo Collins en "The Vow"; son muy bonitas películas escritas por escritores (valga la redundancia), pero Dios es el único que puede escribir historias de amor reales... deja que El escriba la mejor historia de amor de tu matrimonio, con el final ideal: "y vivieron felices para glorificar a Dios por siempre".


"Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama es el fuego ardiente del amor". Cantares 8:6