martes, 12 de julio de 2016

¿Hasta dónde llega mi labor como ayuda idónea?



Conversaba el día de ayer con mi esposo, sobre aquellos matrimonios que han sido amigos nuestros y que ya no se encuentran en la carrera o se reúnen en otras iglesias. Le hice a mi esposo la siguiente pregunta, que había andado revoloteando en mi mente durante todo el día:


- Si algún día (Dios no lo permita) decides que nos vayamos de la Iglesia porque sientes que ya no te toman en cuenta, porque tienes malas actitudes, porque no te parece el liderazgo, porque no te gusta el rumbo que va tomando la Iglesia... ¿Hasta dónde llega mi labor como ayuda idónea en seguirte hacia otra iglesia o hacia el mundo o hacia dónde tú decidas?


Para mí sería algo muy duro, que él tomará la decisión de irse de la iglesia por razones equivocadas, porque durante mi niñez y parte de mi adolescencia sufrí el cambiarme una y otra vez de iglesia porque algo no les parecía a mis padres, y eso es algo que no me gustaría que mis hijos lo sufrieran.


La labor de una ayuda idónea ante una situación difícil, debe ser como la de Abigail (1 Samuel 25). Abigail, estaba casada con Nabal, quien era un hombre necio, avaro y perverso; él no quiso darles provisión ni alimento a David y sus hombres cuando huían de Saúl. David, quiso actuar violentamente contra Nabal ante tal negativa, pero los siervos de Nabal informaron de esto a Abigail, quien preparó cientos de alimentos y salió al encuentro de David, sin que Nabal lo supiera.


Abigail actuó como pacificadora, reconoció que Dios estaba con David y que pronto sería el rey sobre Israel, apeló a su misericordia e hizo que David entrara en razón. Abigail, nos enseña que es posible resolver las situaciones difíciles con compasión y gentileza.


Fíjate como Dios nos da a las casadas herramientas para poder cuidar el corazón de nuestros esposos:


Salvación para el esposo no creyente
1. "Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido... Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone... Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido?" 1 Corintios 7:10,13 y 16


Sujeción y respeto a nuestros esposos como al Señor
2. "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador... la mujer respete a su marido". Efesios 5:22-23,33


Un esposo puede ganarse con una conducta casta y respetuosa
3. "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa". 1 Pedro 3:1-2


El corazón de su marido está en ella confiado... Proverbios 31:11


Muchos hombres de la Biblia se perdieron por el corazón de una mala mujer. Dios desea que protejamos el corazón de nuestros esposos.


1. Orando y ayunando por su vida. Pidiéndole a Dios por áreas especificas del carácter del esposo.

2. Respetando su liderazgo dentro y fuera del hogar.

3. Evitando ser una gotera continua, lo cual incluye no caer en murmuración por las áreas débiles del esposo.

4. Admirándolo y elogiando su labor como esposo, padre, amigo, hermano en Cristo...

5. Buscar ayuda con personas maduras en momentos que no haya acuerdo mutuo.

6. Tener un mismo pensar y un mismo sentir en Cristo, no en la carne.

7. Amándolo. El amor cubre multitud de pecados, el amor no encubre (tapa o esconde) el pecado.


Entre las cosas que mi esposo reconoció, lo que nos ha ayudado a nosotros como matrimonio a estar juntos en la iglesia sirviendo al Señor, es el haber buscado ayuda, a veces juntos, a veces por separado. El abrir nuestras vidas y exponer nuestros problemas o situaciones ante nuestros pastores o hermanos maduros en la fe, es lo que ha fortalecido nuestro matrimonio y ha evitado que nuestros corazones se contaminen con "quiero irme de la iglesia".


Dios puso en el Huerto de Eden a Eva para que fuera una ayuda idónea para Adán, o sea que cuando una mujer cumple correctamente sus funciones, es una ayudante de Dios en cuidar el hombre que le ha dado por esposo. Por consiguiente, una buena ayuda idónea debe anteponer a Dios sobre su esposo, no es a la inversa como le sucedió al matrimonio de Ananías y Safira, ella perdió su vida por encubrir los pecados de su esposo.


Seamos matrimonios gran comisionistas como Priscila y Aquila, sirviendo al Señor juntos, haciendo crecer la obra, llevando el Evangelio a otros. Recuerda una buena ayuda idónea, es una ayudante de Dios aquí en la tierra para el hombre que le dio por esposo.



"Dios no busca mujeres felices para hacerlas ayudas idóneas para los hombres. Busca mujeres dispuestas a ser verdaderas ayudas idóneas para llenarlas de gozo".- Debbi Pearl

No hay comentarios:

Publicar un comentario