domingo, 11 de septiembre de 2016

Nuestros hijos y el bullying



Para todos aquellos que somos de la Generación X, que fuimos niños y/o adolescentes entre los 70’ y 80’, el termino “bullying”, era totalmente desconocido. No sufríamos de tantos problemas asociados e inventados por la Psicología infantil, sino que a nuestra manera, resolvíamos las cosas, con frases como: “a la salida te espero” o “nos vemos en el recreo” y a trompadas (por lo general los varones) arreglaban así sus diferencias.


Mis encuentros con el Bullying

Yo estudie en una escuela pública, a la cual asistían niños de la extinta “Junta Nacional de Bienestar Social”. Eran niños con problemas familiares o que habían sido abandonados a su suerte, la mayoría de ellos, nos arrebatan la comida o nos quitaban el dinero. Me ponían apodos como "la brujita", "varita de cohete", "el corre caminos". Pero ese, no era el problema más grave al que debía enfrentarme a diario con mis demás compañeras. Teníamos de compañero un bully (agresor), que le levantaba la falda a las niñas y las tocaba.


Era de casi todos los días, llegaba a decirle a mi mamá lo que los niños de la junta nos hacían, pero el bully a mí, todavía no me había tocado. Un buen día mi mamá cansada de tanta queja me dijo: “Mamita, defiéndase como pueda, yo ya estoy cansada de ir a poner la queja a la escuela y nadie hace nada”.


Un día que no fue la maestra, el bully, nos encerró junto a otras compañeras en el aula. Mientras dos lloraban en una esquina, yo trataba de abrir la puerta. Cuando se abalanzo hacia mi y extendió su mano para tocarme, le enterré las uñas en el brazo e intento soltarse, luego intentó tocarme con la otra mano e igual lo agarré y lo aruñe, como pude salí del aula.


Al día siguiente, para mi sorpresa, se presenta a la escuela con su papá y me llaman de la dirección, porque el señor quería conocer a la cipota que le había hecho semejantes aruñones a su hijo. El papá del bully, era un militar de esos que metían miedo en los 80’; pero cuando ve a la escuálida guirra (o sea yo, quien pesaba en ese entonces como 80 libras y tenía como diez años) que había aruñado a su hijo, arremete contra él insultándolo y diciéndole que vergüenza debería sentir de que yo le había hecho eso. Santo remedio no volvió intentar molestarme.


El Bullying actualmente

En nuestra actualidad, el bullying es un flagelo que no solo ha dañado la autoestimada de miles de niños y adolescentes, sino que hasta ha provocado la muerte o el suicidio de muchos de ellos.


Este fin de semana, por medio de las redes sociales se hizo viral, el caso de un joven, hijo de una familia pudiente de nuestro país, quien atacó a golpes e insultó a otro muchacho de familia modesta (por así decirlo). El incidente se dio en los baños de una escuela sampedrana, mientras sus compañeros lo filmaban o hablaban por sus celulares, sin que nadie pudiera defenderlo o apartarlos.


El bullying, no es justificable, desde ningún punto de vista. Los comentarios inmisericordes de las personas en las redes sociales se volcaron en contra del muchacho que agredió al otro, sin pensar por un momento, cómo él puede sentirse ante el repudio general que causó su imprudencia.


¿Qué hacer si nuestros hijos son victimas de bullying?

Indudablemente, a mis hijos no les daría el consejo que me dio mi mamá, “defiéndanse como puedan”.  Como cristiana, debo enseñarles a amar al prójimo, aun a aquellos que nos hacen daño o se burlan de nosotros. Les hablaría de Jesucristo, de cómo se burlaron de Él y lo maltrataron por amor a nosotros. Les enseñaría de cuan importantes y valiosos son para Dios y sus propósitos.


"El bully asume su propia autoridad. El se proclama juez, jurado y ejecutor... Todo lo que necesita es saciar su deseo de dominar a alguien más por razones egoístas... no reconoce ninguna autoridad ni siquiera la de Dios". 
- Shepherd Press


El bully, se enfrenta a un problema más grande en su hogar y en la sociedad. La desaprobación de sus padres, la falta de autoridad, la falta de amor, la falta de valores cristianos y morales, la falta de respeto en lugar de miedo, la falta del amor de Dios y del perdón de Jesucristo. En el caso de mi compañero que les conté, sufrió una macaneada de parte de su padre, por haberse dejado aruñar por una niña más pequeña que él.


Probablemente, dirás “si como a tus hijos no les ha pasado”. En una ocasión, a uno de mis hijos, otros niños le hicieron bullying, al verlo llorar una niña de secundaria, fue a encararlos y a decirles que dejaran de molestarlo. Gracias a Dios, no han vuelto ha hacerlo. ¿Qué hicimos con nuestro hijo? Le dijimos, “tú sabes que no es cierto lo que ellos te dijeron, tú sabes que Dios no te ve así, la próxima vez ríete junto a ellos, no dejes que sus necias palabras te hieran”.



La forma como nuestros hijos se sientan en su hogar, la forma como son tratados por sus padres, son factores fundamentales para que ellos puedan desenvolverse afuera. Debemos preparar a nuestros hijos porque en algún momento van a ser víctimas del bullying. El mundo buscará cualquier manera de despedazarlos o arrebatárnoslos, pero en nuestras manos está el enseñarles la verdad a la luz de Cristo y su inigualable amor que cubre multitud de pecados.

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