lunes, 15 de febrero de 2016

La mañana después de San Valentín




La mañana después del Día del Amor y la Amistad, ¿cómo es su relación? Otro día de San Valentín ha venido y se ha ido. ¿Qué regalos recibiste? Algunos fueron cuidadosamente planificados y reflexivos, otros, no tanto. Las rosas están en sus floreros, los chocolates ya solo queda la envoltura, el calendario tiene una nueva fecha. Pero la pregunta más importante que sigue aquí es: ¿Cómo está tú relación? 


¿Te esmeraste anoche por hacerla más fuerte? o ¿Está mañana despertaste con nuevas preocupaciones? ¿Por un momento te sentiste más enamorada o está mañana te sientes más frustrada? Las respuestas a estas preguntas se encuentran en la relación que más importa - tú relación con Dios-. Conocer y amar a Dios le da importancia a todas las demás relaciones. 


Está mañana después de todo, una cosa es cierta por encima de todas los demás, el amor de Dios no ha cambiado. Él es constante. Esto significa que el contenido del amor no cambia. Si quieres medir el éxito de tú relación en comparación cómo fueron las cosas anoche tienes un duro camino por delante.


Cada día sentirás incertidumbre, tratando de conseguir que todo salga bien. Pero si tu relación está basada en la fidelidad de Dios y en su eterno amor por ti, entonces tienes esperanzas para los próximos días, meses y años. Dios es el que define el amor, no lo hiciste tú ni yo, no sucedió en el día de San Valentín o cualquier otro día. 


El amor por el esposo no puede fundarse en el desempeño. Tú amor por él, debe ser tomado del ejemplo de Jesucristo. Jesús dio su vida por aquellos a quienes amaba. Debes hacer lo mismo. Centrándose en el amor de Cristo traerá la estabilidad y la seguridad a tú relación. 


Anoche, quizás viste que el romance no es suficiente. ¿Por qué? Porque se podría decir que anoche fue maravilloso. Eso puede ser cierto. Pero la realidad es que un día, una noche no puede sostener el verdadero amor. Dios es amor, su amor no cambia, no se basa en lo que hice ayer o en lo que hago hoy o lo que haré mañana. 


Si tienes un mal día hoy, su amor no cambia. Si tu cónyuge tiene un mal día hoy, su amor no cambia. Dar el regalo del amor de Cristo a los que más amas, especialmente a tú cónyuge, es el combustible del genuino romance. El amor de Cristo se ve así: 


El amor de Dios se anticipa siempre a lo deseamos.
El amor ofrece ánimo cuando nada se espera.
El amor no busca su propio éxito.
El amor se refugia en la humildad.
El amor busca honrar al cónyuge.
El amor no es interesado, ¿no piensa que me dará o dónde me llevará?
El amor crece en la fidelidad de Dios.
El amor no lleva cuenta de las faltas.
El amor habla con la verdad.
El amor pasa por alto la ofensa aunque duela perdonar.
El amor cuida, protege, sirve.


¿Cómo es tú relación esta mañana o los siguientes días? Seguramente dependerá en cómo esté tu relación con Dios.

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