lunes, 5 de mayo de 2014

Cuando la Maternidad es Difícil y Nadie lo Ve



"Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto...Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿dé dónde vienes tú, y a dónde vas?... Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción... Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tu eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve? Génesis 16:7-13


La mañana te sorprendió sin haber casi dormido durante la noche porque el bebe no te dejo dormir. Vas a la cocina a preparar los desayunos y las meriendas de los niños que pronto se irán a la escuela. Todos salen apresurados y a penas se despiden de ti, dejando tras de si la imagen de que un pequeño vendaval ha pasado.


¿Es qué nadie ve el desorden que dejaron? ¿Es qué ninguno sabe que apenas dormí? Tratas de darte un baño, mientras el llanto desesperante de un bebe hambriento de saca carrera... lo cambias y lo besas, aunque consume mucha de tu energía lo adoras.


Te miras al espejo, eres un desastre. ¿Hace cuánto no vas al salón? No hay tiempo. Los niños necesitan que les ayude con las tareas, hay comidas que preparar, no hay quien cuide al bebe y él aun no toma biberón, tengo mucha ropa que lavar y una casa que ordenar.


¿Es qué nadie lo ve? ¿Es qué nadie lo sabe? Soy mamá, y eso implica ser maestra, cocinera, enfermera, chófer, ama de casa, amante esposa, amiga, compañera... Es tan extenuante a veces, ¿es qué nadie lo ve?


Una voz susurra a tu oído... "Yo si te veo". 

Preguntas: ¿Dónde estás, quién eres?

La voz contesta: "Yo soy el Dios de Ismael (Dios oye) el hijo de Agar sierva de Sara. Te veo mientras duermes al bebe, mientras haces tareas con los niños y atiendes a tu esposo. Yo si veo tu trabajo y tu esfuerzo, yo te delegue la tarea de ser la madre de mis hijos y la ayuda-idónea del hombre que te di por esposo. Ellos te necesitan. Ven a mi y descansa, no te condenes por no ser perfecta, Yo te perfecciono y cada día hago de ti una mejor esposa y madre".


Queridas amigas, muchas veces hemos experimentado en nuestras vidas el relato anterior. Hemos estado haciendo el trabajo duro, sucio y tedioso que no es remunerado ni reconocido porque a simple vista no se ve, pero nuestro trabajo es el más importante del mundo, nuestra vocación es invaluable estamos criando a una generación, nuestro trabajo es sagrado porque Dios si lo ve y en El está nuestra recompensa.


Dios ve cuando nos sentamos y nos levantamos. El percibe nuestros pensamientos desde lejos. El discierne nuestro andar y nuestro reposo. El conoce todos nuestros caminos (Salmos 139: 1-3). Dios nos ve.


La maternidad es un llamado de servir a Dios, es una muerte diaria a nuestro "yo" para poder atender las necesidades de los hijos que El nos delego. Algunas veces lo hacemos bien y otras veces lo hacemos mal, pero Dios en Su infinita gracia nos perfecciona para hacerlo y dar lo mejor siempre.



"Tu mayor contribución al reino de Dios podría no ser algo que haces, pero si alguien que levantas". --Andy Stanley


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