martes, 14 de mayo de 2013

Que pase la Señora de...




Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Génesis 2:24

Hace algunos días mi esposo se desilusionó mucho de un par de hermanas que con menosprecio hablaban de sus esposos y decían: "para qué me voy a poner el apellido de mi marido, acaso es mi papá" y conversaban frente a otras mujeres jóvenes que aún no casadas, ¡que ejemplo!

Una vez el Rey Asuero, rey de Persia y de Media; fue menospreciado por la reina Vasti, quien  no acudió a su llamado cuando el Rey quiso mostrarla ante los pueblos y príncipes. Esto enfureció mucho al rey, consultó a sus sabios y ellos le dijeron:

"Porque este hecho de la reina Vasti, llegará a oídos de todas las mujeres y ellas tendrán en poca estima a sus maridos... Ester 1:17".

Promulgaron un edicto real para que la reina Vasti no volviera más delante del rey Asuero, y se colocase en su lugar a otra mejor que ella. El decreto sería leído en todo el reino para que todas las mujeres den honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor (v.20). Algunos hombres dirán "lástima que ya no se dicten leyes así".

Muchos hombres se sienten minimizados por sus esposas, porque no llenan las expectativas paternalistas que ellas tienen. A menudo las escuchas decir “mi papá lo hubiera hecho de esta forma”. Está bien que respetes a tu padre, pero el hombre que merece toda tu admiración y respeto, es tu esposo.

Dios, no te impone leyes ni decretos, tan sólo te pide que obedezcas su Palabra, ¿sabes por qué? Porque El te formó de la costilla de un hombre (Gen.2:22) de una manera muy especial, por ello eres parte de tu esposo.

Yo me siento muy honrada cuando mi esposo me toma de la mano y me presenta ante otras personas como “su esposa”. Sé que a él le agrada, sentir esa satisfacción de “es mía, Dios me la dio”.

Si estas casada, Dios te hizo para tu esposo, ya no eres la niña de tu papá. La costilla que Dios quito para formar a la mujer de tu padre, no fue la tuya, fue la de tu mamá. Por lo tanto, a ti te corresponde llevar tu apellido de casada, no de soltera. 

Si estas soltera, probablemente Dios tiene para ti un hombre que te desposará y te hará su señora. ¡Prepárate para ese momento!

Sintámonos privilegiadas al llevar el apellido de nuestros esposos, no es prestado como dicen algunas mujeres, es del hombre que quiso honrarte haciéndote su señora. Glorifica a Dios en todo.

Con mucho cariño para todas mis hermanas casadas y para las futuras señoras.


Bessy de Barahona

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