Mis Hijos sirviendo junto a unos amiguitos en el Programa Navideño del 2011
Te
levantas por la mañana, llegas a la sala y vez todo en orden; vas al cuarto de
los niños y no hay juguetes, ni zapatos regados, ni camas desarregladas; vas a
la cocina y miras los platos limpios y un delicioso desayuno servido… ¿Qué
sucedió, es acaso un sueño o estás en una dimensión desconocida?
Probablemente
sí, todavía estás dormida. Seamos realistas, nuestras mañanas comienzan como si
hubiese pasado un tornado; con juguetes, zapatos y ropa distribuida alrededor
de la sala o los dormitorios, con el lavatrastos con los platos de la cena y
unos hambrientos chiquitines que te dicen una y otra vez ¡mami, tengo hambre!
Encontré
un pasaje en Isaías 28:9-10, que dice:
“¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿A los arrancados de los pechos? Porque mandamiento tras mandamiento, mandado sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea sobre línea, otro poquito allá”.
Dios,
le estaba diciendo al pueblo de Israel que como niños de pecho había querido
instruirlos y no habían querido obedecerlo. La enseñanza que este verso me
dejo, es que desde ese preciso momento debemos comenzar a instruir a nuestros
hijos.
Mi
esposo lindo es organizado y ordenado (colérico-melancólico), yo soy todo lo
opuesto como flemática soy desordenada a más no poder. Antes ibas a encontrar
mis materiales de labores o el libro que estaba leyendo en un sillón o en
cualquier otra parte de la casa menos en el lugar que debería estar; eso
provocaba malestar en mi esposo y un mal ejemplo en mis hijos.
Bueno,
comencé a organizar mejor mis cosas para poder enseñar a mis hijos; ahora bien,
no tengo una casa impecable pero si presentable. Con mi esposo siempre tratamos
de involucrar a los niños en las labores de la casa, desde el más pequeño hasta
el más grande.
Has
la siguiente auto-evaluación:
1. Tus
hijos esperan tirados en un sofá durante todo el día esperando que atiendas sus
necesidades.
2.
Se levantan a ayudarte sin que se lo
hayas pedido.
3. Muestran
iniciativa al ayudar no sólo en el hogar, sino a los demás desinteresadamente.
Yo
creo que todas quisiéramos que ellos estuvieran en la categoría 3, pero esto se
logra siendo de ejemplo e instruyendo: “mandato
sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea”. Si quieres que tus
hijos crezcan con la actitud de ir más allá de los demás, debes estar imitando
a Jesucristo día a día.
En
la actualidad, mis hijos sirven en el Ministerio de Niños de nuestra Iglesia,
al inició no quería involucrarlos por no salirme de mi comodidad (¡qué
vergüenza!); pero al verlos estar pendientes de las practicas, de verlos
deseosos de que llegue el día que les toca servir, me anima y me reta a ser de
ejemplo en sus vidas.
No
criemos a nuestros hijos como si se lo merecieran todo, como si fueran pequeños
dioses a los que debemos servir; un día tendremos que rendirle cuentas a Dios
de sus vidas, en nuestras manos está los futuros líderes y/o misioneros de la
Iglesia o los que se conformarán con ser simples espectadores.
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Marcos 10:45
No hay comentarios:
Publicar un comentario