Pura más allá del Altar

Si buscas en cualquier diccionario la definición de “puro”, te encontrarás que significa: “Que no está mezclado con ninguna otra cosa”.  Dios quiere que vivamos de esta manera, que nuestro cuerpo, espíritu y mente; no estén mezclados con las tendencias y costumbres de este mundo.

Las películas y las series de televisión, hasta los anuncios publicitarios promueven la promiscuidad (lo cual es todo lo contrario a la castidad, otro sinónimo de pureza) desde la juventud y lo hacen ver como algo totalmente normal.

La castidad o pureza, se define como: “la virtud moral que regula rectamente toda voluntaria expresión de placer sexual dentro del matrimonio, y la excluye totalmente fuera del matrimonio”. Tanto en pensamientos como en palabras o acciones, no hay  cosa pequeña respecto a esta virtud, todo es grave cuando se ha pecado.

… Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Mateo 22:37

Dios quiere que enfoques todos tus sentimientos, emociones y pensamientos en El, que te preocupes y te intereses solamente en obedecer su Palabra y en conocerlo. Recuerda, Dios es celoso (Éxodo 6:15), Él no quiere compartirte con nadie más, hasta que llegue el momento indicado que Él te presente a tu futuro esposo.

¿Entonces para que los flirteos, las miraditas dormilonas, los abrazos cariñositos, los mensajes de texto con frases como “lol” o “tkm”, o las fotos en poses coquetas y provocadoras? Karisa Rivera en su libro Mujer Radiante volumen 1, menciona:

Mujeres Casadas: Que tú esposo sea conocido por otros por tus amables palabras sobre él. Cada vez que hables de él, honralo.

Mujeres Solteras: Que todos sepan que buscas vivir una vida de pureza y paz.

Una virtud muy relacionada con la pureza es la modestia. Podríamos decir que es su guardiana, que protege los accesos a la fortaleza. La modestia es la virtud que sabe evitar toda acción, palabra o mirada que puedan ser ocasión de pecado.

“Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia”… I Timoteo 2:9

Tu vestimenta es como tu carta de presentación. Si usas ropa ajustada o colores muy llamativos, no estas mandando un mensaje de “soy pura”, sino “ando en busca de alguien”. El cuerpo de la mujer vende, sino pregúntate: ¿Qué hace una mujer en un anuncio de llantas para vehículo o promoviendo materiales de construcción?.

El otro día observaba a una cajera del supermercado que está cerca de la Iglesia, usaba una blusa como para una niña de doce años, los botones parecían a punto de reventarse. Luego levante la mirada, y mire que otras cajeras lucían igual. Me pregunte, ¿porque les darán blusas tan ajustadas? Sin duda alguna para que los clientes pierdan la concentración cuando les están marcando los productos.

No cedas, probablemente vives presionada por la cultura, por tus compañeras de colegio o de universidad, ¿¡todavía virgen!? Como me dijeron en una ocasión. No vivimos para agradar a las personas, ni a este mundo corrupto y caído, vivimos para agradar a Dios. Glorifícale, guardando tu pureza más allá del altar. Eso te hará una mujer fiel y firme en tus convicciones siempre.