Lee el relato en la Segunda Carta de Juan
Aunque el relato de esta carta se supone va dirigido a una Iglesia, llamó mi atención la frase “a la señora elegida”, un término que bien podríamos aplicar a nosotras que como madres tratamos de inculcar en nuestros hijos el amor a Dios y los principios bíblicos.
Andando en la Verdad
Andamos en la verdad cuando aplicamos la Palabra de Dios en cada aspecto de nuestras vidas para vivir en obediencia, y esa misma verdad, la transmitimos a nuestros hijos para que aprendan a ser obedientes.
Imagina el gozo que esta madre sintió cuando el apóstol Juan, le escribió, exaltando la conducta de sus hijos, que dichosa se habrá sentido; si hubiera sido yo, mostraría una y otra vez esa carta a mis amigas; ¿si alguien te escribiera una carta, sería para exaltar tu labor como madre o para exhortarte a que mejores la conducta de tus hijos?
Andando en Amor
El mandamiento de “amarnos unos a otros” no es para que debamos considerarlo, es porque debemos obedecerlo. El apóstol Juan se consideró “el discípulo amado”, no porque Jesucristo se lo dijera, sino porque él experimento el profundo amor que su Maestro le tenia.
Nuestros hijos deben sentirse profundamente amados y aceptados aún con los errores y pecados que cometan, porque es la misma manera como Dios nos ama, sin merecerlo. Ellos deben sentir que su hogar es un lugar donde pueden sentirse aceptados tal cual son, corregidos con amor; porque de lo contrario se irán al mundo a buscar esa aceptación, y la encontrarán porque el mundo no tiene requisitos.
Firmes en la Fe
No permitas que libros, revistas, tendencias doctrinales y/o personas vengan a enseñarte como debes criar a tus hijos o cual es la mejor enseñanza que ellos necesitan, si no están basados en principios bíblicos, ni siquiera los consideres (v.10 y 11).
Como madres somos las únicas responsables y guardas de nuestros hijos; no es la clase dominical de la Iglesia o la clase de Biblia de la escuela, la que le enseñará a nuestros hijos a ser firmes en la fe, nosotras somos las llamadas a hacerlo con el ejemplo.
Las oraciones sobre nuestros hijos no deben estar enfocadas en nuestro deseo personal, sino en el propósito que Dios tiene para sus vidas.
Con mucho cariño y aprecio,
Tu Hermana la Elegida
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