Tomado del Libro "Los Secretos para un Matrimonio más Fuerte"
Dave Willis (Stronger Marriage)
Una de las mejores maneras de construir un
matrimonio a pruebas del divorcio es entender
por qué sucede el divorcio, en primer lugar. El
divorcio ha afectado nuestra nación como una plaga. Luego del divorcio, hay niños desconsolados, la
bancarrota, y la devastación para todos los involucrados.
Cómo Pastor, hablo con los matrimonios en
crisis casi todos los días. Trágicamente, cuando
toman la iniciativa de buscar la ayuda con alguien
cómo yo, el esposo o la esposa usualmente siente
que no hay esperanza. Usualmente puede prevenir
el divorcio incluso en los casos más difíciles, pero es
mucho más fácil prevenirlo cuando uno entiende los
factores que causan la caída de un matrimonio.
Después de la consejería con innumerables
matrimonios, creo que estos son las causas
principales (o las únicas razones) porque se
divorcian los matrimonios:
1. El egoísmo
Tu esposo/a no existe para tu felicidad y si
piensas que su único propósito es mejorar tu vida,
ustedes dos se sentirán miserables. Cuando el egoísmo
maneja tu vida, no pones a tu esposo o esposa en
primer lugar, y rechazas el significado del
matrimonio. El adulterio y la mayoría de los
“problemas grandes” que destruyan los
matrimonios usualmente son síntomas del
egoísmo.
2. La Falta de Fe
Cómo Cristiano, estoy convencido de que
ningún matrimonio puede prosperar sin Jesús en el
centro. Muchas estadísticas dicen que los “Cristianos” tienen la misma taza de divorcio que
los no Cristianos, pero las estadísticas no dicen que
cuando dos personas devotos a Cristo caminan con
Él, estudian la Palabra de Dios juntos, sirven juntos
en la iglesia y en la comunicad, y oran juntos casi
NUNCA sucede el divorcio.
3. Los Amigos Terribles
Los amistades fuera del matrimonio son una
gran influencia buena o mala. Si los “amigos” te
dicen: “¡Necesitas irte! "Mereces alguien mejor”, entonces estas
personas no son verdaderos amigos. Hay que
encontrar personas que te animan, que fortalecen tu
fe, y que apoyan tu matrimonio. Hay que eliminar
las influencias negativas.
4. La Separación Sutil
La separación no empieza el día que el esposo
o la esposa se va de la casa; empieza en los
momentos pequeños cuando los esposos están en el
mismo cuarto pero están en mundos distintos. No
encuentres un escape en las redes sociales, o en el
televisor, o mensajes de texto o en ninguna actividad
que te desconecta de tu esposo/a constantemente.
Sé intencional con su enlace por medio de la
conversación y el toque físico, y enfócate en tu
matrimonio en vez de las actividades individuales,
cuando sea posible.
5. Enfocarse en los Defectos
Cuando te enfoques y señales los defectos de
tu esposo/a, en tu corazón, fomentas la separación. Usa palabras de ánimo. Cada vez que dices la
palabra “Tú” a tu esposo/a, debe seguir un
cumplido, no una demanda, una corrección o un
insulto. Si deseas enfocarte en los defectos de alguien, enfócate en los tuyos. Eres la única persona a la que puedes cambiar.
6. Rendirse
Vivimos en una cultura que nos enseña que
podemos parar cuando algo se pone difícil. No nos gusta
el compromiso. No somos leales a la misma
compañía celular por más de un par de años.
Ningún matrimonio dura si nos rendimos en
tiempos difíciles. Seguir adelante en los tiempos
difíciles es lo que define y fortalece un
matrimonio.
Si estás a punto del divorcio, la primera cosa
que debes de hacer es quitar de tu vocabulario la
palabra “divorcio”. Sólo es una opción si la permites, y los matrimonios fuertes no tienen estrategia de
salida. ¡Confía en Dios y no te rindas!
Para los hombres es imposible, aclaró Jesús, mirándolos
fijamente, más para Dios todo es posible. Mateo 19:26
Entiendo que algunos entre los lectores de
este libro están considerando el divorcio. Si piensas
que el divorcio es una opción para ti, te animo a
pensar en esas preguntas antes de llenar los papeles:
1. ¿He hecho todo lo posible para salvar mi
matrimonio?
¿De hecho, no se puede controlar los deseos o
las acciones de tu esposo/a, pero has hecho todo en
tu poder de tener la esperanza? ¡Si no, escribe una
lista de cosas que podrías hacer y empezar a
hacerlas! Tu matrimonio siempre vale la pena
salvar.
2. ¿Confío más en mi fe o en mis sentimientos?
Los sentimientos son caprichosos y en
muchos escenarios del divorcio, la gente persigue la
ilusión de la felicidad en vez de confiar que el plan de
Dios puede traer a totalidad, la salud y la paz.
3. ¿Es el divorcio la opción sana o la opción
egoísta?
Creo que en algunos escenarios donde hay
una historia de infidelidad o abuso físico, la única
opción es el divorcio. Pero en la mayoría de los casos, el
divorcio es una solución permanente a los problemas
temporales.
4. ¿Quienes son mis mayores influencias ahora?
Cuando estás en estado frágil de avería
matrimonial, tu red de apoyo es importante, y ellos
tendrán influencia enorme en tus decisiones.
Necesitas gente que te amen lo suficiente para
compartir la verdad, el animo y apoyo basado en la
Palabra de Dios, no en sus propias opiniones
superficiales.
5. ¿Qué aprenderán mis hijos si me divorcio?
Jamás existe un escenario donde el divorcio
no devaste a los niños involucrados. Su fe y su
seguridad muchas veces están rotas y las
consecuencias perduran por décadas. Entiendo
porque constantemente veo las consecuencias. Si
dejas a tu esposo/a si te vas con otro/a, en términos de
carácter, no es muy diferente que dejar a tus hijos en
un orfanato y cambiarlos por otros niños más
guapos o respetuosos.
6. ¿Estoy dispuesto/a a permanecer soltero/a toda la
vida?
Si la respuesta es “no,” tu motivación de
divorcio es poco saludable. Si el divorcio es una
oportunidad de tener muchas relaciones o de
encontrar a alguien que te aprecie mejor y hacer
todo que no hace tu esposo/a, necesitas quedarte y
arreglar tu matrimonio. ¡Si la grama del vecino es
más verde, no necesitas mudarte; necesitas quedarte
en casa y regar la grama!
No importa que tan difícil es la vida ahora,
siempre hay esperanza. Estoy bien convencido que
Dios puede arreglar todo y que cada matrimonio
puede perdurar. No pierdas la esperanza.
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