El guarda los
pies de sus santos… porque nadie será fuerte por su propia fuerza. 1 Samuel 2:9
La Biblia nos
relata a través de diferentes historias como Dios ha mostrado su misericordia
en la vida de aquellas madres angustiadas que claman por Su ayuda. Un ejemplo
de ello, lo encontramos en Ana la madre del profeta Samuel, que en su ferviente
deseo de ser madre derramó ante Dios toda la amargura que había en su corazón
para obtener el deseo que tenía que era tener un hijo. En medio de su
esterilidad, Dios le concedió su petición, y no solo eso, ya que tuvo tres
hijos y dos hijas más a parte de Samuel.
Pero, ¿Que
sucede cuando la felicidad y la tranquilidad del hogar se ven interrumpidos por
la enfermedad de uno de los hijos que Dios nos concedió? ¿Cómo se enfrenta tan
dura prueba?
Patricia Wainwright y Miguel Mendoza llevan diecisiete años de feliz matrimonio, juntos han procreado a
tres hermosas princesas Rebeca (14), Maya (8) y Valeria (3). Todo comenzó el 7
de noviembre del año recién pasado en lo que parecía una visita rutinaria al
pediatra de Valeria por una tos, el doctor al examinarla detectó que tenía una
masa en su abdomen y la misma no se miraba porque había crecido hacia adentro.
Por lo que fue necesario practicarle un ultrasonido y varios análisis de
sangre. Al principio sospechaban que era Leucemia, pero hasta que revisaron los
exámenes en el hospital, se dieron cuenta que tenía cáncer.
Con su esposo
se pusieron a orar y la entregaron a Dios, le pidieron que ella no sufriera,
que les diera fortaleza, que les ayudara a abrir puertas, que proveyera todo lo
necesario para salir de esta dolorosa situación y hasta hoy Dios ha sido fiel
con sus peticiones.
Paty, en su
dolor se sentía muy enojada con Dios, casi no dormía ni comía; para ella fue
algo horrible, le preguntada a Dios una y otra vez: ¿por qué, por qué ella? Si
Él me la había concedido cuando no la esperaba ¿por qué era tan cruel?
¿Qué sentiste
Paty cuando a las pocas semanas de tan duro diagnóstico, comienzan a
practicarle a Valeria su primer quimio?
Sabía que
estaba envenenando a mi hija y que ese tratamiento podía causarle hasta la
muerte. Me sentía totalmente cegada por el dolor y la rabia, no podía ver ni
escuchar a Dios. Las personas me decían que Dios tenía un propósito, y yo les
respondía que Él era cruel, qué necesidad tenía de hacer que una niña pasara
por eso para hacer cumplir algo o para glorificarse. Estaba tan dolida que no
podía ver a Dios actuando a nuestro favor en medio de lo que estábamos pasando.
Una amiga me
dijo que ya dejara de preguntarle a Dios el ¿por qué? Y que comenzará a
agradecerle, ella fue como una luz en medio de la oscuridad. Al llegar la
segunda quimio comencé a darle gracias a Dios porque aunque no lo sentía, sabía
que Él estaba con nosotras. Comencé a agradecerle por el transporte, por los
medicamentos, por los doctores, por la tos que tuvo Valeria que fue la que
sirvió para que nos diéramos cuenta de su enfermedad, tenía tanto que
agradecerle.
El agradecimiento fue la llave que para mí abrió el
camino hacia la reconciliación y restauración con Dios.
¿Qué sucedió
cuando a pocas semanas de Navidad, le fue practicada una cirugía a Valeria para
poder dictaminar el tipo de cáncer que padece?
Fue otro momento
duro y difícil, la entregamos nuevamente en manos de Dios confiando que Él
tendría el control de todo. A esta altura yo ya no sabía que hacer y solo
clamaba a Dios por un milagro, que el tumor no se rompiera durante la cirugía
porque contaminaría todo el abdomen con células cancerígenas. Nuevamente Dios
nos mostró su cuidado, poder y misericordia la cirugía había sido un éxito
después de cuatro horas angustiantes, Valeria estaba fuera de peligro.
El primer diagnóstico
fue tumor de Wilms un tipo de cáncer con buen pronóstico en niños pequeños, la
quimio sería suave, ambulatoria y duraría 18 semanas aproximadamente. Pero en
la víspera del 24, la doctora nos comentó que al ver el resultado de la biopsia
algo no concordaba con el diagnóstico inicial por lo cual decidió enviar los
resultados al Hospital Saint Jude en Estados Unidos. Debíamos esperar dos
semanas para la confirmación del diagnóstico o prepararnos para recibir otra
noticia peor. Así que pasamos Navidad y Año Nuevo orando por el resultado,
pidiéndole a Dios que tuviera el control de todo.
A inicios de
este año nos dieron el resultado, era Sarcoma Renal de células claras de riñón,
un tipo de cáncer raro e inusual, para el que las quimios son agresivas y duran
24 semanas. A partir de allí, comenzamos de cero, las quimios anteriores que
eran solo seis no contaban. Nuestros corazones estaban contritos y desolados,
con mi esposo clamábamos a Dios orando con el Salmo 34:18
“Cercano está Jehová a los
quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu”.
Llegaron otros
exámenes para descartar si había metástasis en su cerebro, el cual salió
negativo. Lloramos agradeciéndole a Dios por este resultado, fue un gozo
increíble, creo que ni así nos hubiéramos ganado la lotería nos habríamos
sentido tan felices. Le practicaron otro examen para descartar metástasis en
sus huesos, también salió negativo. Agradecimos a Dios porque nos llevó a
descubrir esta enfermedad antes que se propagara a sus otros órganos y ahora
solo es cuestión de practicarle las quimios.
En febrero
después de su primera alta dosis de quimio estuvo grave, descompensada
totalmente y creíamos que se nos iba a morir. Sufrimos horrible tuvieron que
transfundirle sangre porque su hemoglobina estaba en seis. Sentía un miedo
espantoso, un dolor en la espalda y en estomago que no me dejaba respirar, pero
la fuerza para seguir la encontré solamente de Dios.
“Cuando pases por las aguas, yo
estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego,
no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo
de Israel, soy tu Salvador…”
Isaías 43:3-4
¿En estos
momentos como está tu corazón Paty?
Estoy orando
por mi milagro Bessy, así como el milagro de “El aceite de la Viuda” en 2 Reyes
(4:1-7), este milagro involucra varios aspectos: Humildad para pedir ayuda a
Eliseo, honestidad para decir que en su casa solo tenía una vasija de aceite,
obediencia para ir y hacer lo que Eliseo le dijo. Este milagro fue completo y
abundante porque hasta que no hubo más vasijas ceso el aceite, pudo pagar a sus
acreedores y con lo que sobro pudo subsistir con sus hijos.
Así le pido mi
milagro a Dios una vida plena para Valeria, que ella pueda tener una vida
normal (estudiar, tener hijos, un hogar) sin recaídas y sin hospitales, que la
atadura del cáncer sea rota y no exista más esta enfermedad en mi familia. Mi papá
murió de cáncer en 1995 y mi mamá lucho con cáncer de mama en el 2012. Quiero
que el milagro que le pido a Dios sea completo y abundante.
Gracias Paty
por abrirme tu corazón y permitirme compartir tu testimonio con otras madres.
Me has ayudado a ver que mis problemas no son nada en comparación con el
sufrimiento de una madre. Deseo que Dios conceda las peticiones de tu corazón y
te de la fortaleza necesaria para seguir adelante con tu familia.