"Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas. Efesios 5:11
En estas fechas esta por celebrarse "Halloween" (Víspera de los Santos) mejor conocida como la "Noche de Brujas o Noche de Difuntos". Es una celebración pagana de origen celta que se celebra mayormente en Norteamérica y Europa, aunque en los últimos años ha cobrado más auge llegando a Latinoamericano y otros países Asiáticos.
La mayoría de los canales televisivos tanto de adultos e infantiles preparan año con año una programación especial para ese día. Hace algunos días mi hijo me decía: "El 31 de octubre no miraremos televisión porque sólo van a dar programas de Halloween".
En estos días por la mañana, salí un momento de mi casa y al regresar, mis hijos estaban viendo una película en DVD. Cuando les pregunté ¿por qué no están viendo canales? Uno de ellos, me contestó: "no podemos, están dando programas de Halloween y esos no nos gustan". ¡WOW! me sorprendió mucho su respuesta. Con mi esposo les habíamos hablado de esa celebración y su significado, y ellos tenían una convicción firme de no verlos porque no agradan a Dios.
"Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová." Levítico 18:21
Cuando permitimos que nuestros hijos vean o participen de estas celebraciones, estamos entregándolos y exponiéndolos a que participen de las obras de las tinieblas. Las mentes de los niños son tan absorbentes como una esponja, pueden absorber lo bueno o lo malo. Por ello, debemos ayudarles a filtrar a la luz de la Palabra lo que oyen o ven.
Recuerdo que mi abuela y sus hermanas, solían ser muy supersticiosas, tenían muchas creencias paganas. En navidad solían encender un fuego en el piso y saltaban encima de el mientras decían algo que parecía una plegaria, supuestamente era para alejar a los malos espíritus. Mis primos y yo, lo tomábamos como un juego, saltábamos y nos burlábamos de lo que ellas hacían.
¿Qué provocó esto en mí? Fui una niña muy miedosa, dormía con la luz encendida o a escondidas de mis padres tomaba pastillas para dormir (a la edad de 10-12 años), además sufría de alucinaciones. Mi madre oraba mucho para que Dios me protegiera de esto y funcionó. Sé que fui totalmente liberada, cuando acepté a Jesucristo como mi Salvador.
Mis hijos no pueden ver ningún programa que su papá o yo hallamos autorizado. Aunque hoy en día es muy difícil encontrar buena programación ya que la mayoría hablan de magia y hechizos. Debemos ser muy cuidadosas con lo que entra en sus mentes. Dios nos ha confiado Sus hijos, seamos fieles en ello.
"El temor del Señor conduce a la vida; da un sueño tranquilo y evita los problemas" Proverbios 19:23 (NVI)
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