lunes, 14 de marzo de 2016

Del escritorio a la estufa



Dios cumple su Propósito en Mí

“Jehová cumplirá su propósito en mi, tu misericordia oh Jehová es para siempre, no desampares la obra de tus manos”.
Salmos 138:8


Una de las cosas que dije cuando empecé a trabajar, fue, jamás seré ama de casa.Para mí ese término estaba reservado para una mujer sin estudios, conformista o con pocas aspiraciones en la vida. Que lección me dio el Señor.


Hoy,ya tengo varios años de ser una feliz ama de casa.Me di cuenta que, como dice el refrán “el tigre no es como lo pintan”. Ser ama de casa es un privilegio el cual muchas mujeres no lo consideran así.Unas, porque las finanzas del hogar no lo permiten, otras por aspiraciones personales, otras por un supuesto mejor estilo de vida, otras porque piensan como yo solía pensar que iban a desperdiciar su vida, otras por falta de fe, etc.


Ser ama de casa es una gran responsabilidad, más grande que dirigir una oficina. En una oficina aunque tengas personas a tu cargo, todo el trabajo que hagas al cabo de algunos años se acabará. En cambio en el hogar, lo que hagas o dejes de hacer por las personas que están a tu cargo van a trascender toda la vida y hasta en la eternidad.


Hoy te puedo asegurar que para mí es un privilegio ser ama de casa. No fue una decisión fácil al principio, pero sin duda alguna, sé que fue acertada. Hubieron días de frustración y de dolor, pero han sido más los días de felicidad y confianza en el Señor.


Proverbios 31:11, dice: “El corazón de su marido, está en ella confiado…” Nuestros esposos confían que al salir a sus trabajos, sus hijos y su hogar quedan en las mejores manos, las nuestras. La Mujer Virtuosa, a pesar de tener criadas a su disposición (verso 15), se encargaba personalmente de su esposo y sus hijos.


Mujeres, ningún salario que podría calcularse, pagaría lo que nosotras hacemos por nuestra familia en casa.Es invaluable y yo le agregaría la palabra incalculable. No lo menospreciemos, las vidas que están a nuestro cuidado fueron encomendadas por Dios. Seamos sabias, no abandonemos el hogar.


En mi experiencia personal, yo encontré en Proverbios 31 la clave para continuar con mi desarrollo profesional y para aportar económicamente a mi familia: Generar ingresos desde mi hogar, sin tener que salir a la calle. Dios me ha bendecido con ciertas habilidades que anteriormente no podía apreciar.


Yo, que no sabía hacer nada, ahora me dedico a vender comidas, a la repostería, a la costura, a tejer y hasta escritora he resultado.Si Dios me hubiera revelado los planes que tenía para mi, en los momentos que parecía león enjaulado en mi casa, hubiera pensado que era un mal chiste.


Al inicio de este libro te comenté que tenía que salir a trabajar, mientras mi hija mayor a veces quedaba al cuidado de una empleada o la dejaba sola en casa o la llevaba al trabajo. ¿Sabes cuál fue el resultado? Ella no está conmigo hoy. Está con quien la cuidó sus primeros cuatro años, con mi madre. No quiso seguir viviendo conmigo, porque durante mucho tiempo la descuidé por algo que pensé era valioso para mí, mi realización personal.


Ha sido una lucha contra el enemigo, haciéndome sentir culpable por la clase de madre que fui con ella. Gracias al perdón que encontré en Jesús, tenemos una mejor relación. Aún no está conmigo, pero continúo orando para que un día regrese a casa.


La Mujer Virtuosa no era la “Mujer Maravilla”. Ella no escribió sobre sí misma; alguien más que observó cuán virtuosa era fue quien detalló como era su proceder. Probablemente ella, al igual que nosotras, tuvo sus luchas, tuvo sus malos días, es casi imposible pensar que no se cansaba. Lo sorprendente es que todo cuanto se expresa, son elogios de lo que hacía y de su carácter.



El cambiar un cómodo escritorio en una oficina por una calurosa estufa en una cocina, parece algo ridículo. Hoy pienso que es parte del plan que Dios tenía para mi vida. A veces no ha sido fácil estar en casa, no lo niego, pero Dios me encomendó la vida de mi esposo y de mis hijos para que los amara y los cuidara ¿Quién más podría hacerlo?

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