miércoles, 26 de junio de 2013

Sé una Maestra de Bien




Las ancianas… Que enseñen a las mujeres jóvenes… Tito 2:4


Hace algunos días conversaba con una amiga con relación a que las mujeres mayores (ancianas) de la Iglesia, debíamos hacer una conexión con la generación de mujeres jóvenes. En son de broma le decía; “mira a ese grupo de jóvenes, entre alguna de ellas podría encontrase su futura nuera”.


Es apremiante que las que ya tenemos un cierto grado de madurez espiritual, vayamos donde las jóvenes y edifiquemos un puente que nos ayude a mantener la comunicación generacional.


He escuchado a muchas mujeres (y hasta yo lo he hecho) hablar del vestuario incorrecto o del comportamiento de las jóvenes. Pero, como dice mi amiga Karisa Rivera, “ellas no necesitan que las amonestes por la manera como se visten o cómo se comportan, lo que necesitan es que alguien les enseñe y las instruya, para ello, necesitas ganarse su confianza y respeto”.


Por ejemplo, una joven madre no quiere que le digas lo mal que se comporta su hijo; lo que va a formar un vínculo entre ella y tú, es que le enseñes lo que dice la Biblia con respecto a la disciplina.


Muchas veces amonestamos, exhortamos y hasta nos volvemos defensoras de los principios bíblicos, lo cual no es malo. Pero hemos sido llamadas a "enseñar" no a "señalar lo que está bien y lo que está mal", lo que va a ayudar a nuestra siguiente generación es que les enseñemos con amor.


Jesucristo les enseñaba a las personas con amor, Mateo 9:36, dice: Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.


¿Qué sientes tu cuando miras esas ovejitas que carecen de alguien quien las guié. Muchas de ellas, aun dentro de la Iglesia podrían llegar a perderse, porque no hubo quien sintiera compasión de ellas y les enseñara.


Enseñar a las más jóvenes es un mandato no es una opción. Rompamos las barreras, vayamos e instruyamos a esas muchachas que probablemente, muchas de ellas llegaran a convertirse en las esposas de tus hijos y/o de los próximos líderes de nuestra Iglesia y que privilegio más grande sería que alguna de ellas dijera que tú fuiste su maestra de bien.



No reprendas… sino exhórtales… a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza. I Timoteo 5:1-2

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