Piensas que sabes exactamente ¿quién es tú enemigo? Quizás...
- Tú enemigo es tú cónyuge.
- Tú enemigo es tú terco/a hijo/a adolescente.
- Tú enemigo es tú ingrato jefe.
- Tú enemigo es tú amiga que dijo algo inapropiado y de hirió.
- Tú enemigo es la actual economía o el mercado laboral.
- Tú enemigo es la inseguridad que te rodea.
- Tú enemigo es la enfermedad que te aqueja.
En resumen, puedes pensar que la vida es tú peor enemigo. Crees que sabes quién es tu enemigo. El cristianismo es un combate mano a mano. Es importante que identifiquemos exactamente contra quién estamos peleando. Es probable, que pensemos que el enemigo es el actual gobierno y las circunstancias en que el país se encuentran. Cuando esto sucede, nuestra energía se gasta luchando contra el objetivo equivocado.
Por ello, es necesaria la sabiduría de Dios para identificar quién es verdaderamente nuestro enemigo, de otra manera, nos encontraremos como la persona que no conoce a Dios que describe Proverbios, que no tiene idea acerca del por qué está frustrado y luchando contra algo sin sentido.
El camino de los impíos es como la oscuridad; ¡ni siquiera saben contra qué tropiezan!
Proverbios 4:19 (RVC)
Las personas nacemos en guerra contra Dios. Efesios 2:1-3, nos dice que el mundo está lleno con personas quienes están muertas en sus pecados y que viven de conformidad con el príncipe que lidera este mundo. Si leemos la lista de pecados que se encuentran en Galatas 5:19-21, vemos los feos pecados hacia los cuales se inclina nuestra carne.
El mundo, la carne y el enemigo son nuestros verdaderos enemigos, no las personas o las circunstancias que nos rodean, con las que luchamos normalmente. El mundo, que es la cultura con la que interactuamos, está llena de pensamientos e ideologías que no están basados en la verdad de Dios. El apóstol Pablo decía; que debemos desbaratar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevemos todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5). Por ello, debemos asegurarnos que lo que pensemos, creamos y practiquemos esté basado en las Escrituras y no en pensamientos vacíos y engañosos.
Además, debemos ser pro-activas. Debemos ser ofensivas, tomando cada pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo. No usemos los métodos de combate del mundo porque no es en nuestras fuerzas, usemos la armadura de Dios. A continuación, hay tres ejemplos que marcan la diferencia cuando combatimos en el Espíritu y no respondemos de forma natural en nuestra carne:
* Cuando sientas deseos de tomar la venganza por tus propias manos. Romanos 12:17-21
* Cómo debo reaccionar ante mis enemigos, amándolos. Mateo 5:43-48
* Cómo debo considerar a otros, con humildad y superiores a mí. Filipenses 2:3-5
Estos tres ejemplos, muestran una estrategia diferente, ofensiva y radical. Antes de enojarnos o frustrarnos con la lista imaginaria de enemigos que tenemos, reemplacemos esa lista con los enemigos reales "la carne, el mundo y Satanás"; para enfrentarlos y atacarlos con toda la armadura que Dios nos ha proporcionado. Paremos de tropezarnos en medio de la oscuridad, dejémonos guiar por la luz de Cristo. Recuerda:
...Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37