No se puede medir la fidelidad de Dios por la intensidad de las tormentas de la vida.
Bienaventuranzas y ayes
20 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
Las palabras de Cristo en el Sermón del monte hablan de cuatro tormentas inevitables en la vida: Pobreza, hambre, dolor y rechazo. Por lo tanto, la pregunta es, no puedo evitar la tormenta, pero...
¿Cómo puedo permanecer segura en Dios, cuando la tormenta golpea y arrecia mi vida o mi matrimonio?
Siempre habrán tormentas en nuestra vida, cada una de diferente dimensión.
Más adelante de ese capítulo en Lucas 6:46-49, Jesús nos habla de cómo se puede sobrellevar las tormentas, lo cual tiene que ver con los cimientos. Dos casas, ambas atacadas por la misma tormenta, por la lluvia que arrecia, por los mismos vientos, por la misma inundación; pero con la dicha, que solo la estaba cimentada sobre la roca sobrevivió, mientras que la que estaba floja sobre la arena sucumbió.
La seguridad de la casa descansa no solo en la forma como fue bellamente diseñada y construida, sino en la sòlidez de su fundamento.
Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.
Lucas 6:47
En los Proverbios, la mujer sabia es la que teme a Dios y con sabiduría edifica su casa; la necia es la que vive como si Dios no existiera pues no lo obedece. La casa de la sabia no caerá cuando venga la tormenta, ya que está fundada sobre la roca que es Cristo; ella busca la Palabra, la escucha y la pone en practica. Mientras que la casa de la necia caerá con un gran estruendo y de ello, solo quedarán ruina y escombros.
Es absurdo pensar, que podemos evitar las tormentas de la vida. Ellas llegarán con ferocidad a nuestros hogares. Este pasaje nos deja mucha enseñanza, no se puede determinar la fidelidad de Dios por las circunstancias de la vida. La fidelidad de Dios está en su carácter que nos lo muestra a través de la Palabras.
Dios dice que, Él nunca nos dejará ni nos abandonará. Es fácil decirlo en un día soleado o en época de verano, pero es más verídico cuando el invierno llega y las tormentas arrecían una tras otra. Es como el siguiente fragmento de la canción "Praise you in this storm" (Casting Crowns)
"Y te alabare en la tormenta
Y levantare mis manos
Porque tú eres quien eres
Sin importar donde estoy
Y cada lágrima que he derramado
Tú la sostienes en tus manos
Nunca te has apartado de mí
Aunque mi corazón este destrozado
Te alabare en la tormenta"
Tal vez estas, viviendo en medio de una furiosa tormenta en este momento. Lo cual trae dolor en lugar de paz. Tal vez, te estas recuperando de una devastadora tormenta que recién ha pasado o tal vez, estás viviendo con miedo por la tormenta que se avecina.
Cualquiera que sea el caso, el pacto de Dios, su amor y fidelidad son firmes. Su fundamento es seguro de que a pesar de que la tormenta ruga alrededor y parezca derribar tu hogar o tu vida, Dios es tu roca, tu fuerza y tu paz siempre.
De ti depende lo que quieres edificar sobre ese fundamento.
Adoralo en medio de la tormenta.
Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos... Lucas 6:23
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