martes, 7 de julio de 2015

Qué hacer con las malas actitudes



Me encantan los jardines, para mí, un jardín bien cuidado merece atención y dedicación para lucir agradable. Pero si un jardín no está bien cuidado, pronto se llena de maleza, luce descuidado y corre el riesgo de que las malas hierbas le roben los nutrientes a las plantas.


Nuestro corazón es como un jardín, cada quien decide que sembrar en él y el resultado de lo que siembre será lo que coseche. Por ejemplo, todas nos enfrentamos a diario con personas o situaciones que nos exasperan, a pesar de que no queremos que nos afecten, a menudo esa exasperación persiste. Es entonces cuando nos damos cuenta de que es necesario que tengamos un cambio de actitud.


Si en estos momentos, te desagradan las plantas que crecen en tu jardín, quizás es momento de comprobar qué es lo que estás sembrado hoy, porque cada cual cosecha lo que siembra; y si siembras limones no esperes que saldrá una dulce manzana. Al igual, las sonrisas producen sonrisas, y los pensamientos negativos estimulan el crecimiento de mayor número de pensamientos negativos.


En el libro de 1 Samuel 1, encontramos el relato de una mujer cuya amargura la había consumido. Por el hecho de no poder tener hijos, Ana se había amargado, hasta el punto que había afectado su relación con su esposo. Ella necesitaba liberarse de esa amargura; oro y derramó todo cuanto había dentro de su corazón, saco todo aquello que la estaba afectando y Dios escuchó su petición. En el capítulo siguiente vemos a una Ana transformada, gozosa, alegre, alabando a Dios.


Las mujeres somos propensas a cambios en nuestras actitudes y emociones, como ocurre siempre se lo atribuimos a nuestro período, a la ovulación, a la menopausia, a lo que tú quieras. El siguiente relato es verídico y puede hasta causar risa.


¡No seas melodramática Peggy!

Hace algunos días me moleste mucho con mi esposo y tuviera o no la razón, tuve muy malas actitudes hasta el grado de hacer berrinche y salirme del dormitorio llorando (ya era la hora de dormir). Esperaba que él fuera a la sala y me pidiera perdón, pero si hay algo que nunca va a ser mi esposo es consentirme mis malas actitudes y él si me conoce muy bien.


Me fue a llamar a sala, me amonestó por mis malas actitudes y nos fuimos a acostar. El día siguiente, estábamos viendo una película "Los Moppets", en eso la rana René le dice a Peggy después de tantos reclamos de ella: "no seas melodramática Peggy". Mi esposo voltio a verme, y ambos dimos una sonora carcajada. Ni más ni menos era lo que yo había hecho la noche anterior un melodrama, había dejado que mis malas actitudes se desbordaran en su máxima expresión. ¡Qué vergüenza!


El corazón alegre hermosea el rostro;

Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate. Proverbios 15:13



Si dejamos que nuestro corazón se contamine con malas actitudes, nuestro rostro siempre lucirá cargado, desanimado, desencajado, como si anduviéramos una nube gris sobre nuestra cabeza. Las  personas así, por lo general, todo lo ven terrible. Si llueve les molesta, si hace calor también, gruñen por todo, porque tienen enfermas las actitudes.


En cambio, tenemos a esas amigas para quienes todo siempre marcha bien, son amables, interesantes e interesadas en las personas que les rodean. Su calor humano y buen humor son contagiosos. Tienen la virtud de compartir su buen ánimo con todos los que encuentran, porque sus actitudes gozan de buena salud.


 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Galatas 5:22-23

La mejor forma de combatir nuestras malas actitudes es sembrando el fruto del Espíritu es nuestros corazones. Para que...

En lugar de odio, resentimiento o rencor, haya amor
En lugar de tristeza o amargura, haya gozo
En lugar de discusiones y pleitos, haya paz
En lugar de impaciencia y desesperación, haya paciencia
En lugar de maledicencia, haya benignidad
En lugar de egoísmo, haya bondad
En lugar de dudas y temores, haya fe
En lugar de arrebatos de ira, haya mansedumbre
En lugar de dejarme dominar por la carne, haya templanza (dominio propio)

Recuerda lo que siembres será lo que coseches.

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