martes, 6 de agosto de 2013

Más allá del "SI ACEPTO"



Cuando aceptamos la propuesta de matrimonio... Nos esmeramos por escoger  el ajuar de novia, las flores y el pastel. Preparamos el banquete de bodas e invertimos nuestro tiempo y esfuerzo para tener "la boda perfecta".


Pero cuando los invitados se marchan a su hogar y ha pasado la luna de miel, y llegamos a nuestro "nidito de amor", ¿realmente estamos preparadas para ser una buena esposa, cuidando nuestro hogar con amor y sobre todo decidiendo honrar cada día al esposo que Dios nos ha dado? No pretendo asustarte, sino animarte que hay más allá de decir "si acepto".


¿Sabes lo que significa ser una "buena esposa santa de Dios" para nuestros esposos? Es importante que veamos que adquirimos un nuevo y transcendental rol que afectará el resto de nuestra vida.


Cuando nos paremos ante el Trono de Dios y tengamos que darle cuenta de la familia que puso a nuestro cuidado; y por ejemplo, nos diga...


__________________ (escribe tu nombre) Yo te cree con la habilidad de ser una esposa santa, ¿aprendiste como serlo? ¿te esforzaste diariamente en ser una ayuda-idónea y apoyo para tu esposo?


Te deje instrucciones en Mi Palabra, ¿las leistes? y si lo hiciste, ¿las seguiste?


¿Qué hiciste con el talento que te di, para ser una buena esposa?


¿Enseñaste a otras lo que significaba ser una esposa santa?, o ¿dejaste que los susurros del mundo te redirecionarán hacia la senda del egoísmo, buscando tus propios logros?



Adaptado de un artículo de Heart of Home



Queridas Amigas:


Dios desea que no obviemos nuestra labor como esposa y madre de las personas que El nos encomendó. Somos las llamadas a "edificar nuestro hogar" y la mejor forma de hacerlo es siguiendo las instrucciones que Dios nos dejo en su Palabra.


"Las casadas estén sujetas a sus propios maridos como al Señor". Efesios 5:22


El standard que Dios nos dejo en Su Palabra para amar, respetar, honrar, sujetarnos, obedecer a nuestro esposo... fue a Jesucristo. El no hacerlo nos acarreara una vida de amargura y frustración; humillación y dolor, cuando estemos ante el Trono de Dios y nos pregunte ¿qué hiciste con la vida del esposo y los hijos que te dí?... Ahí será el lloro y el crujir de dientes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario