por: Jill Savage
Cualquier profesional cuyas responsabilidades principales incluyen el cuidado de las necesidades de los demás esta acompañado generalmente por los maravillosos beneficios relacionados. Estas ocupaciones mismas pueden ser emocional y físicamente drenantes y requieren un plan para reaprovisionarnos de combustible. Como todas sabemos, la maternidad tiene responsabilidades veinte-cuatro-horas al día, siete días a la semana.
Mientras que no hay días de pago designados, el tiempo de vacaciones no parecen abordarse en el contrato tampoco. Si no tomamos tiempo para nosotras, si no organizamos un día aquí o allí, o si no tomamos una noche para nosotras, nos encontraremos en un agujero que es difícil de escalar. Como una mujer en la profesión de la maternidad a tiempo completo, debes aprender cómo cuidar de ti misma. Nadie ha establecido la descripción de tu trabajo y nadie va a fijar límites para ti. Tienes que hacerlo tú misma.
Como madres, demasiado a menudo trabajamos con sacrificio y desinteresadamente en pro de nuestra familia. Es entonces que nos convertimos en mal geniudas, críticas y celosas de aquellas que tienen más libertad en sus estilos de vida. Nos encontramos desalentadas con los deberes diarios de un trabajo que nunca se termina. Comenzamos a cuestionar el valor de lo que estamos haciendo y nuestra autoestima se viene abajo. Para combatir tales emociones reactivas, necesitamos ser proactivas en el cuidado de nosotras.
¿Alguna vez has subido a un avión y escuchas las instrucciones sobre el uso de las máscaras de oxígeno en caso de emergencia? Los asistentes de vuelo siempre dan instrucciones especiales para aquellos que viajan con niños: "Ponga su propia máscara de oxígeno en su rostro antes de colocar la máscara de su hijo". Esas direcciones parecen ir en contra de nuestra propia naturaleza. Nuestro primer impulso es cuidar de ese niño, incluso si eso significa sacrificarnos a nosotras mismas. Pero cuando nos detenemos a considerar el razonamiento detrás de la instrucción, tiene sentido. Si no cuidamos de nosotras mismas primero, no podremos ser capaces de ayudar a nuestro hijo ni a nosotras en esos momentos. Si ponemos nuestra máscara en su lugar primero, entonces estamos en condiciones de cuidar a otros.
El mismo principio se aplica en casa. Primero debemos tomar cargo de nosotras mismas para poder cuidar adecuadamente de los demás en nuestra familia. Esto nos dará la resistencia, la paciencia y la perspectiva necesaria para atender las necesidades de los demás a largo plazo.
Empujar hacia la estación de gasolina
¿Tienes alguien en tu familia que insiste en conducir el coche en los vapores de gas cuando el medidor está registrando vacío? Parece que cada familia tiene un miembro que empuja al límite. Bueno, cada uno de nosotras tiene un tanque de combustible emocional. Si no tomamos tiempo para llenar el tanque, si empujamos al límite, tarde o temprano nos encontraremos "sin gasolina". Trenzadas. Atascadas. Ineficaces.
Cuando hemos terminado hacia abajo a lo largo de la carretera, alguien tiene que cuidarnos. Para ese momento, hace falta algo más que nos llene. Si somos proactivas, hacemos algo para mantener el medidor hacia arriba mientras que todavía podemos sacar de la bomba de gasolina.
Las madres siempre cuidan de los demás, pero tenemos que asegurarnos de que en medio del torbellino de la vida nos ocuparemos también de nosotras. Existen tres áreas personales que debemos cuidar: cuerpo, mente y espíritu. ¿Sabes cómo cada uno de estas áreas se drena y se llena? Debemos mantener nuestras vidas equilibradas, necesitamos evaluarnos regularmente y poner énfasis en mantener nuestros tanques llenos para hacer el trabajo que Dios nos ha llamado a hacer.