jueves, 7 de mayo de 2015

Fórmula para ser la madre perfecta



De niñas soñamos con nuestras muñecas a ser mamá, ese es un grato sueño que nos acompaña durante toda la vida, hasta el momento que se comienza a gestar una nueva vida en nuestro ser y algo que ha permanecido dormido en nosotras se activa y es el instinto maternal.


El instinto maternal es un combo de emociones y sentimientos encontrados ante la espera de un bebé, por mucho que te lo expliquen, es algo que sólo experimentarás cuando lo vivas en carne propia.


Muchas cosas pueden suceder durante y después del embarazo que te hagan titubear o pensar ¿estoy preparada para ser la mamá de este niño o niña? La verdad nadie nace preparada para serlo y los bebes no nacen con un manual de instrucciones.


Puede ser que pienses que la forma como te crió tu mamá es la correcta y probablemente querrás ser como ella con tus hijos. Pero cada mamá tiene su forma particular de criar a sus hijos y cada niño tiene su propia forma de ser, carácter, temperamento... que lo diferencian totalmente de los demás. Además, lo que sirve bien con un niño puede no servir igualmente en otro.


He escuchado a mamás casi en tono de desesperanza decirles a sus hijos, "cómo quisiera que fueras como el hijo de fulanita es listo y vivas" o "no sé por qué no saliste a tu hermano mayor". Los encasillamos en la forma cómo queremos que sean y se nos olvida que no es a nuestra imagen y semejanza que debemos criarlos, sino a la que Dios desea.


Otro ejemplo; mi mamá (a quién amo muchísimo) fue severamente disciplinada por mi abuela, quién murió cuando ella tenía dieciséis años. Pienso que esa fue una de las razones por las cuales, mi mamá nunca me disciplinó (aunque yo lo necesitara), y al inicio se oponía a que yo disciplinará a mis hijos, porque ella, no comprendía el por qué de la disciplina en el contexto de amor y obediencia.


Puedes recurrir a muchos libros Cristianos que te orienten de la mejor forma, pero no los conviertas en tus manuales de enseñanza, porque podrías llegar a omitir muchas cosas necesarias. Por ejemplo; el otro día leía en un "blog cristiano" un tema que se titulaba: "5 formas de corregir a tu hijos sin necesidad de aplicar disciplina corporal", a mi juicio eso es antibiblico, porque la Biblia enseña:


"La vara y la corrección dan sabiduría; más el muchacho consentido avergonzará a su madre". Proverbios 29:15


O podrías caer en los nuevos método psicológicos que enseñan que debemos dejar que los niños se expresen a través de sus rabietas, que no les pongamos límites porque eso sería cuartar su identidad.


O querrás ser como la madre perfecta del anuncio publicitario que da alimentos saludables a sus hijos, ricos en proteínas y minerales, los super protege de germenes y bacterias.


En una ocasión escuche a una madre primeriza decir; "me siento abrumada con tantos consejos"... Probablemente, te sientas igual que ella, abrumada con demasiada información y entonces ¿cómo se llega a ser la madre perfecta?


La verdad no existe la mamá perfecta, pero eres la perfecta mamá que tus hijos necesitan. Cuando los amas y los instruyes en el temor de Dios. Para mis hijos soy la mejor mamá del mundo, porque soy la única que conocen desde que nacieron, la que siempre ha tratado de estar disponible para ellos, las que les cocina sus comidas favoritas, quién los cuida cuando están enfermos, quién les ha enseñado a hablar y caminar, a orar y leer la Biblia.


Igual que tú, cometo errores, que me han hecho sentir una mala madre, pero en ellos encuentro gracia y perdón, y aun con todas mis malas actitudes sigo siendo la mejor madre del mundo y eso para mí es suficiente.


No te abrumes leyendo o aprendiendo métodos de crianza. Deja que Dios te guíe y te muestre la forma correcta, recuerda que Él te perfecciona día a día. Aferrate a sus promesas y siembra la semilla del Evangelio en sus vidas. Valora sus logros y celebralos a lo grande. Instruye y corrige con amor, que tus hijos puedan ver la gracia de Dios a través de ti.


Para cada niño su mamá es la mejor del mundo, eso no requiere una fórmula específica, tan sólo amor, dedicación e instrucción. 


"Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba". Proverbios 31:28


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