miércoles, 4 de julio de 2018

Inmerecido amor

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Antes de aceptar a Jesucristo como mi único Salvador, la idea que tenía de Dios, es que era un Dios castigador, a quien no podía complacer ni hacer feliz con nada. Fue la forma como me lo enseñaron y era todo lo que sabía de Él.

Un día cansada de "no complacerlo", le dije: "Algún día experimentaré que eres un Dios de amor, ahora todo cuanto sé de ti, es que eres un Dios castigador a quien no le agrada lo que haga, sé que me darás la oportunidad de conocerte, pero por ahora, quiero vivir mi vida".

Pasé muchos años viviendo a mi manera, me aterraba visitar alguna iglesia porque durante mi niñez había visitado muchas, y lo que habían hecho en mí era confundirme, hasta que en 1998, después de que mi vida estaba echa añicos, me rescató por su gracia.

No podía creerlo!!!, me costó casi un año convencerme de que me amaba tal cual era, con mis defectos, con mis pecados, con mi corazón roto y lleno de heridas, con mis prejuicios en cuanto a que no podía ser tan fácil obtener la salvación por pura gracia... pero su amor me cautivo. Encontré al Dios de amor que tanto había anhelado de niña y adolescente.

Sé que su amor por mí es inmerecido, pero es eterno y no depende de lo que yo haga, si no de lo que Él hizo por mí en una cruz, ese es mi Dios de amor, ese es mi Padre Celestial y Él desea mostrarte su amor y su gracia, ACEPTA A JESÚS COMO TU ÚNICO SALVADOR y experimentarás un amor inagotable y eterno.


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