sábado, 25 de abril de 2015

Abandonados



Hace algunas semanas tome un trabajo de medio tiempo, el cual implica tener al cuidado a niños y adolescentes en edades comprendidas entre los 4 a 16 años. Ha sido un verdadero reto, sobre todo, porque durante todo este tiempo a los únicos niños que he cuidado es a mis hijos.


Hoy quiero relatarte algunas cosas que ellos y muchos niños sufren cuando van a la escuela. Cuando fue la celebración del Día del Padre, algunos de los comentarios de estos niños fueron:


- Odio mi vida (una niña de cinco años), quiero vivir con mi papá y el vive en otra ciudad. No va a venir a la celebración pero mi tío me va a acompañar.

- Es la primera vez que mi papá me va a acompañar (una niña de nueve años), siempre pasa esté día con sus otros hijos que tiene con otra mujer.

- Mi papá no va a venir (una niña de cinco años), trabaja en otro país para poder pagar mis estudios y mi abuelo no quiere venir.

- Mi papá vive en otra casa (un niño de cuatro años), no sé si va a venir porque está trabajando, pero cuando lo mire, le voy a dar mi trabajo manual que hice.


La vida de estos y muchos otros niños no es nada fácil, sobre todo, porque viven en hogares desintegrados o ambos padres trabajan y son dejados al cuidado de la abuela, una niñera, un day care, nursery, kinder o escuela. Viven tan necesitados de amor y afecto, de frases de afirmación y cariño, cosas que obviamente la escuela no da, porque:


"Los centro educativos brindan el conocimiento científico que el niño o joven necesita para desarrollarse en la vida, pero no dan los valores y el amor que sólo en el hogar se le puede brindar." -- Julieta Castellanos (Rectora de la Universidad Nacional de Honduras)


Esa necesidad de amor y cariño, desata en un mal comportamiento por parte del niño, ya que busca a toda costa llamar la atención de los padres, que encuentran la manera más fácil de ceder su paternidad a una tercera persona en lugar de asumirla.


Esto me ha ayudado a apreciar más a mis hijos. Hace once años descolgué mis títulos y carrera y los metí en una caja, abandone lo que me había trazado como proyecto de vida y abrace a regañadientes el permanecer en casa para cuidarlos. Hoy doy gracias a Dios por lo que ayer renegué, porque mis hijos han recibido amor, afecto, afirmación; los he visto caminar, caerse, levantarse; los he consolado cuando han tenido malos días y los he cuidado cuando están enfermos, pero sobre todo, los he instruido en el temor y amor de Dios. Y ESO ES ALGO QUE NO TIENE PRECIO.


Un niño no puede asumir la carga emocional que colocas sobre él cuando lo dejas para ir a trabajar o para obtener tus logros y metas. Es algo, que él no puede comprender, pero se resigna y con el tiempo van apareciendo cambios en su conducta o estado de animo, porque se enfrenta a algo mucho peor que es "aceptación".


Ellos necesitan encajar en algún lugar, pero cuando son abandonados en los centros escolares, se enfrentan a la aceptación de los compañeros. Y como en todo hay categorías; los populares, los impopulares, los terribles, los malcriados, los aplicados, los inteligentes, los hiperactivos, los obedientes, los desobedientes, etc. No es nada fácil para ellos, porque muchas veces sufren un rechazo más a parte del que ya han sufrido en casa.


Y luego los padres se quejan de su mal comportamiento y culpan a la institución educativa o a la persona que lo cuida, un niño no puede cuantificar lo que cuesta su educación, porque lo que él necesita amor y afecto, es algo invaluable. Y es que no es lo mismo que la empleada te haga las colitas, te vista y te prepare la merienda a que mamí lo haga, pero mamí no tiene tiempo, porque debe ser mamá y papá y es la proveedora del hogar.


Siento ganas de llorar al escribir este artículo, fue algo que pensé y repense antes de escribir. 


Mi consejo es: Si eres una madre soltera, no te preocupes primero por ser proveedora porque primero eres madre; haz tu mayor esfuerzo para que tus hijos se sientan amados y afirmados, no cedas tu maternidad a otros. Entrégalos en oración a Dios y guialos en su temor y amor para que nunca se olviden de sus caminos. Procura estar en cada una de sus etapas y escuchalos siempre, sé su mejor amiga, aferrate a Dios y sus promesas, no los abandones.


Si eres una mamá con un hogar establecido, pero aun así debes salir a trabajar, valora qué es lo más importante, haz ajustes si es necesario para cambiar tu status de vida, considera trabajar en casa o hacer alguna actividad que pueda ayudar a pagar algunos gastos de tu casa. No tomes tu trabajo como lo más importante, porque tu esposo y tus hijos deben serlo siempre. 


El tiempo pasa más rápido de lo que te imaginas, cuando menos lo pienses tus hijos ya tendrán trazada su vida y sería una verdadera lástima que tú no te encuentres en sus planes, porque cosechaste lo que sembraste, sino siembras amor, tiempo y afecto no esperes cosechar buenos frutos.

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