Porque en otro tiempo eráis tinieblas, mas ahora sois luz en
el Señor; andad como hijos de luz. Efesios 5:8
Nuestra esencia antes de conocer a Cristo era tenebrosa y
oscura aunque nunca hayamos practicado cosas relacionadas con la magia o la
hechicería éramos tinieblas y vivíamos en tinieblas. En cambio, cuando
aceptamos a Cristo pasamos de esas tinieblas a luz, y fuimos llamadas “hijas de
luz”, por lo tanto debemos vivir como tales, irradiando la luz de Cristo
primero en nuestros hogares y luego a todos los que nos rodean.
Como madres, ¿Qué estamos haciendo en la vida de nuestros
hijos frente a los ataques de Satanás para seducirlos hacia las tinieblas?
Establezcamos lo que no podemos hacer.
1.
No podemos presumir el hecho
de porque nosotras somos “hijas de luz”, nuestros hijos serán inmunes a las
tinieblas.
Satanás no trabaja así, él es astuto para atraer y seducir a nuestros hijos. El
enemigo anda tras las familias cristianas en general, y en particular, la de
los líderes cristianos. El desea destruir la Iglesia y sabe que su punto más
vulnerable es la familia.
No solo es enseñarles a
nuestros hijos lo que es bueno o es malo, lo que agrada o desagrada a Dios;
sino que debemos equiparlos con la armadura de Dios para que aprendan a
resistir esos ataques. Muchos hogares se ven abatidos cuando sus hijos entran
en la adolescencia y ya no quieren ir a la Iglesia o no desean servir a Dios.
¿Qué paso? ¿Qué sucedió con aquel dulce niño o niña que se memorizaba versos y
le cantaba a Dios? Sencillamente, fue seducido hacia las tinieblas y desea conocer
que hay en ese mundo oscuro y tenebroso.
2.
No podemos comenzar ni
sucumbir ante el miedo. Recuerda que Satanás es enemigo derrotado gracias a la
muerte y resurrección de Jesucristo. Mayor es el que está en nosotros, que el
que está en el mundo. Podemos ganar la guerra contra la seducción de nuestros
hijos. Si nos retiramos, en lugar de avanzar cederemos terreno al enemigo.
Debemos ejercer la autoridad que tenemos en Cristo y decidir vivir de victoria
en victoria acidas de su poderosa mano.
Entonces, ¿Qué podemos hacer?
Primero, tomando conciencia de la naturaleza espiritual del
mundo en que vivimos, en el cual nuestros hijos crecen y son seducidos día a
día. Muchas de las cosas que los rodean están sutilmente y a veces
descaradamente influenciadas por el ocultismo y el satanismo. Programas de
televisión como “Scooby Doo” que promueve el budu y el ocultismo, “Ben-10”
promueve el mundo de las tinieblas, “Amigazaso” los amigos imaginarios son demonios
que influencian la vida de los niños y hasta las inocentes princesas están
rodeadas de magia y hechizos.
Segundo, tenemos que entender que la forma como los estamos
criando no solo debe ir a encaminada en amar y obedecer a Dios, sino en que
deseen vivir y andar como “hijos de luz”. Debemos predicar con el ejemplo, no
puedes transmitir lo que no estás viviendo. No puedes ser simple, son tus hijos
los que están en peligro.
Tercero, debemos tener estrategias definidas para proteger a
nuestros hijos de los ataques del enemigo y ayudarlos a resolver sus conflictos
con sabiduría. No pretendamos obligarlos o someterlos a nuestra voluntad porque
Dios no nos somete a hacer Su voluntad. Todo lo contrario, El espera que
decidamos y hagamos su voluntad. Esta guerra se puede ganar, y debemos ganarla
por nuestros hijos y por la causa de Cristo.
“Hijitos, vosotros sois de Dios, y
los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en
el mundo”. 1 Juan 4:4
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