martes, 25 de febrero de 2014

Las Siete Prioridades de una Mujer Piadosa




Escrito por John MacArthur

¿Es correcto para una esposa trabajar fuera de casa? y ¿Cuáles son las prioridades de una esposa?

La cuestión de si una esposa debe trabajar fuera de casa no puede ser contestada con un simple sí ó no. Esta debe ser respondida en el contexto de un claro entendimiento de las prioridades de Dios para la mujer.

Una prioridad fundamental para cada mujer cristiana es vivir en sensatez. En su nivel más básico una mujer sensata es aquella quien entendiendo las prioridades de Dios para su vida, vive una vida dominada y ordenada en conformidad con estas prioridades.

¿Cuáles son las prioridades de Dios para la mujer? Siete prioridades de una esposa piadosa son delineadas en Tito 2:3-5, donde Pablo exhorta a las mujeres mayores a enseñar “a las jóvenes a amar a sus esposos, y a sus hijos, a ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas a sus esposos, para que no se hable mal de la Palabra de Dios.”

Fallar en vivir de acuerdo a estas siete prioridades puede causar que la Palabra de Dios sea deshonrada. De manera contraria, una esposa quien ordena su vida conforme a estas prioridades honrará la Palabra de Dios.


Las Siete Prioridades de Una Esposa Piadosa

Primera, esposas amen a sus maridos. Este mandamiento es directo y no ambiguo. No hay condiciones ó excepciones. Esto no es simplemente que amar a sus esposos sea una virtud sino que no amarlos es un pecado. Pablo no se esta refiriendo al amor romántico ó sexual, aunque este tiene un importante y apropiado lugar en el matrimonio. El está hablando de un amor comprometido que las esposas piadosas escogen tener hacia sus maridos, de igual manera que los esposos piadosos deben tenerlo hacia sus esposas (Efesios 5:25, 28).  La palabraPhilandros es un nombre, aquí traducido amar… a sus esposos, y se refiere a un hecho voluntario, un amor determinado que no está basado sobre el valor de un esposo sino en el mandamiento de Dios y que es extendido por el corazón afectivo y obediente de una esposa. Aunque los esposos sean desamorosos, descuidados, infieles e ingratos deben ser amados. Esta clase de amor que debe existir entre los esposos incluye a los descalificados e irreverentes, siendo una amistad que es fuerte y profunda. Y cuando una esposa no tenga verdadero amor para su esposo, ella debe, en obediencia al Señor, estar dispuesta a amarle.


Segunda, esposas amen a sus hijos. Ya sea que los niños sean su propia sangre ó adoptados, deben ser amados con un amor que, es semejante al amor entre los esposos, desinteresado y sacrificial. De la misma manera que amar a sus esposos, amar a sus hijos no es una opción. Dicho amor no está basado en la personalidad, inteligencia, atractivo ó valor sino en sus necesidades. La más importante responsabilidad de amar para los padres creyentes es dirigir a sus hijos al conocimiento salvador de Jesucristo. No obstante la admonición de Pablo es inclusiva. Madres amen a sus hijos en toda forma, práctica, física, social, moral y espiritual con un amor que no tiene condiciones ni limites. Este tipo de amor, debe ser completamente expresado, por lo que es extremadamente demandante para una madre buscar cumplir su obligación de criar a hijos piadosos (véase 1 Timoteo2:15).

Tercera, esposas sean sensatas. Esta es la misma cualidad que debe caracterizar a los ancianos (1:8), todos los ancianos mayores (2:2), y de hecho a todo los creyentes (2:12). El sentido común y el buen juicio se desarrollan con la edad, pero debería ser evidente aún en la adultez temprana.

Cuarta, esposas sean puras. Hagnos (pura) se refiere principalmente a la pureza moral, y específicamente en este contexto, a la pureza sexual, fidelidad marital. De igual manera que las mujeres mayores, y de hecho como todas las mujeres cristianas, esposas jóvenes deben vestirse decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos. Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan servir a Dios” (1 Timoteo 2:9-10). “Modestia” se refiere a un sentido saludable de vergüenza, en todo lo que se diga, en todo lo que se haga ó en cualquier forma de vestir que pueda causar en un hombre lujuria. “Recato” se refiere al control moral, guardarse de las pasiones, especialmente dominar las pasiones sexuales. Primera de Pedro 3:3-6 da instrucciones similares para la mujer.
Quinta, esposas sean cuidadosas del hogar. Una de las cosas más difíciles para muchas mujeres contemporáneas es estar satisfecha con ser un ama de casa. Parte de la razón es que los aparatos electrodomésticos y otras conveniencias simplifican y reducen grandemente el trabajo en casa, y el tiempo que no es usado para algo constructivo inevitablemente produce aburrimiento, insatisfacción y a menudo incrementa las tentaciones. Mujeres quienes no tienen hijos ó quienes sus hijos han crecido obviamente tienen pocas obligaciones en casa y por lo tanto mucho más tiempo disponible, y el punto no es que el hogar sea el lugar de la mujer sino que su responsabilidad es para el hogar. Ella puede tener un trabajo razonable fuera ó elegir ministrar en la iglesia ó servir en una organización cristiana, un hospital, una escuela, ó en cualquier otra área. Pero la casa es el territorio especial de la esposa y siempre debe tener una alta prioridad. Aquí es donde ella está capacitada para ofrecer el suficiente ánimo y apoyo para su marido, es el mejor lugar para extender la hospitalidad a los amigos cristianos, los vecinos incrédulos, y a misioneros visitantes u otros obreros cristianos.


Respecto a ser amas de casa, las esposas jóvenes de hoy deben tener especial cuidado en ser sensatas, conforme ellas fueron amonestadas al principio de este versículo. En acuerdo con sus esposos, ellas deben usar el buen juicio al decidir cuánto tiempo pueden sabia y justamente gastar en las actividades fuera del hogar, ya sea en un trabajo pagado ó en alguna forma de servicio. Cuando ellas tienen un deseo genuino de obedecer y honrar al Señor en todas las cosas y conscientemente buscan la guía de su palabra y en oración, ellas pueden estar seguras que Él proveerá la sabiduría necesaria para tomar una decisión.

Sexta, esposas sean bondadosas, el significado de esta prioridad es obvio. Ellas deben ser gentiles, consideradas, amables, afables y simpáticas, aún con aquellos quienes no lo merecen y son ásperos para con ellas. Ser bondadosas es ser semejantes a Dios, “porque Él [Dios], dijo Jesús, “es bondadoso con los ingratos y malvados”(Lucas 6:35). De igual manera, Pablo exhorta a los creyentes a ser “bondadosos y compasivos uso con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo” (Efesios 4:32).

Séptima y última, esposas deben ser sumisas a sus propios maridos. Al igual que todas las otras esposas cristianas, “sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y Salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo” (Efesios 5:22-24; Cf. 1 Timoteo 2:11-14).

No hay nada que prohíba específicamente a una mujer trabajar fuera de casa mientras ella esté cumpliendo con sus prioridades en el hogar (Proverbios 31).

Ya sea que una mujer trabaje ó no fuera de casa, el principal llamado de Dios para ella es administrar el hogar. Este es el más exaltado lugar para una esposa. El mundo está llamando a muchas mujeres modernas a salir de la casa, pero no el Señor. Su Palabra describe el rol de la mujer como la que está a cargo de los deberes domésticos. Este es un alto llamado, por mucho el futuro de los hijos de una mujer es más crucial que cualquier otra cosa que pueda hacer en un trabajo fuera del hogar.

La decisión final depende de cada mujer y debe ser hecha en sumisión a la autoridad de su esposo. Obviamente, una mujer soltera debe ser libre para trabajar y perseguir un empleo fuera. Una mujer casada que no tiene hijos es quizás un poco más restringida en la cantidad de tiempo y energía que ella puede dedicar a un trabajo externo. Una mujer quién es madre obviamente tiene su principal responsabilidad en la casa y no debería por lo tanto estar libre para perseguir un empleo fuera en detrimento del hogar. De hecho, desde una perspectiva paternal es difícil ver como una madre tendría la posibilidad de hacer todo lo que necesita hacer en casa con la crianza de los hijos, hospitalidad, cuidado de las necesidades y el servicio al Señor (Cf. 1 Timoteo 5:3-14) y seguir laborando en un trabajo externo. Desde luego, cualquier esposa quien cumpla con las prioridades de Dios en su vida como en el hogar será una mujer ocupada. Sin embargo, sus hijos y su esposo se levantarán y la bendecirán, porque la mujer que teme al SEÑOR será alabada. (Proverbios 31:28, 30).

martes, 18 de febrero de 2014

La Niñera que cautiva a Nuestros Hijos



"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora". Eclesiastés 3:1


Hasta hace algunos años la niñera predilecta de los niños era la televisión, muchos padres recurrían a su poder cautivador para dejarlos abandonados por horas para poder obtener un poco de tranquilidad.


Hoy la televisión ha pasado a un segundo plano, la niñera que cautiva ahora el corazón de pequeños y grandes es la tecnología. Cada vez vemos a más niños de cortas edades jugando con Ipads, celulares, tablets o videojuegos. Los juguetes normales ya no tienen ningún atractivo para ellos. Por tal razón las compañías de juguetes han tenido que crear líneas de tecnología para niños.


La permisividad de los padres incentiva el uso desbordado de la tecnología, ya que son ellos quienes prestan el celular a sus hijos porque desean hacer su mandado tranquilamente, quieren seguir conversando sin interrupciones, tienen que terminar el trabajo que no pudieron finalizar en la oficina o simplemente no quieren dedicarles tiempo a sus hijos porque están muy cansados.


En la tecnología hemos encontrado el entretenedor ideal para que nuestros hijos no nos molesten, pero todo tiene un costo, al permitirles pasar mucho tiempo jugando en los celulares, Ipads o tablets... les estamos creando una adición que podría afectarles no solo su salud sino su vida espiritual.


Un estudio revela que hace cien años los niños tenían joroba por trabajar. Ahora la tienen por jugar con sus tablets, nintendos y smartphones. El 40% de los jóvenes tienen la espalda de una persona de 50 años. Los médicos y especialistas advierten de que este fenómeno va en aumento entre niños y jóvenes por la forma como se encorvan hacia sus aparatos.


"Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él". Proverbios 22:6

En su vida espiritual, ¿qué clase de nuevos Cristianos estamos criando, si desde ya vemos en nuestras Iglesias que el joven que esta a nuestro lado esta texteando o viendo su facebook mientras el pastor predica? A parte de ser una falta de respeto, denota donde esta su corazón. De la forma como instruyas a tus hijos hoy, será la forma como ellos vivirán mañana.


No nos cansemos de instruir a nuestros hijos. Detengamos nuestras ocupadas vidas y tomemos el tiempo necesario para leerles La Palabra, compartamosles versículos de la Biblia, enseñemosles a tener un tiempo devocional, oremos con ellos para que no vayan tras los placeres de este mundo, motivemoslos a jugar al aire libre, ayudemosles a practicar deportes.


El mayor impedimento que nuestros hijos encontrarán para buscar y servir a Dios somos nosotras mismas, no seamos de tropiezo en sus vidas, todo tiene su tiempo, recuerda lo que Jesús dijo: 


"Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos". Mateo 19:14

martes, 11 de febrero de 2014

Convirtiéndome en Ester


“Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres, entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey” (Ester 2:12-13).

Por Charo y Paul Washer (Tomado de la revista HeartCry Society, Febrero-Marzo de 2003
Siempre me ha maravillado el tipo de preparación que la futura reina Ester tuvo que atravesar antes de poder ir ante el rey Asuero.
¿Alguna de nosotras querría atravesar doce meses de tratamientos de belleza antes de conocer al hombre de nuestros sueños? Probablemente no, pero aún así, imagina las posibilidades. Un año apartada para un solo propósito: convertirte en todo lo que puedes ser para la persona que más amas. Un tiempo precioso para cultivar la belleza, para hacer una inversión en educación y etiqueta, para fortalecer la virtud y construir el carácter.
La preparación de Ester me recuerda ese precioso tiempo entre el despertar del deseo en el corazón de una mujer joven de compartir su vida con un compañero y el momento en el que camina rumbo al altar. Para muchos, este tiempo de preparación aparenta ser nada más que un tiempo de espera. Las mujeres solteras a menudo se ven a sí mismas como esperando en el anaquel mientras la vida pasa frente a ellas; como si estuvieran solamente calentando la banca. Ellas no se dan cuenta de que están desperdiciando el momento más importante de sus vidas, están negándose a sí mismas un enorme gozo y recompensa, están negándole a su futuro esposo una mujer más virtuosa y están negándole a Dios una sierva a través de la cual Él desea hacer grandes cosas.
Así como Ester tuvo que ser preparada antes de poder ser la reina de un reino entero, la mujer debe de ser preparada antes de poder embarcarse en uno de los más importantes y difíciles llamados en la vida: el matrimonio y la maternidad. Ester tuvo que aprender las costumbres del reino al que ella pertenecía, tuvo que aprender las costumbres de la vida en la corte, los desafíos intelectuales, emocionales y espirituales de tan elevada posición. Para decirlo más claro: Ester tuvo que ser transformada de una jovencita a una reina antes de poderse acreditar el título y jugar el rol. De esa misma manera, la cristiana soltera debe aprender las costumbres del Reino de los Cielos antes de unirse con aquel que Dios está preparando para ella. Ella debe de estar preparada intelectual, emocional y espiritualmente no por sirvientes de la corte en algún templo pagano, sino por Dios mismo, Su Palabra y por otras mujeres devotas que han sido preparadas antes de ella.
La soltería no es ni una pérdida de tiempo ni una espera con los brazos cruzados, sino que es un tiempo que Dios ha reservado especialmente para la mujer para convertirla en lo que Él quiere que sea y usarla en maneras que quizá sean imposibles después del matrimonio. La soltería es un tiempo en el que una mujer debe cultivar las virtudes que son parte de ser una mujer de Dios, para que ella pueda ofrecer a su futuro esposo y al mundo algo más que solo una cara bonita.
Recuerda a lo largo de tu soltería que no eres la única que está soltera, también tu futuro esposo está pasando por la misma etapa que tú. ¿No sería algo terrible conocer finalmente al hombre que se convertirá en tu esposo solo para darte cuenta de que él ha usado su soltería para servir a Dios y para prepararse a sí mismo para ser un mejor esposo para ti mientras que tú no usaste la libertad de tu soltería para servir al Señor, ni aprovechaste la capacitación que Dios te ofrecía? ¿No sería algo terrible también darte cuenta de que tu esposo pasó sus días como hombre soltero orando por tus necesidades y por la obra de Dios en tu vida, mientras que tú ni oraste por él ni respondiste a la gracia de Dios que te fue otorgada como resultado de sus oraciones?
Es algo maravilloso cuando Dios bendice a una mujer con un esposo. Ese alguien especial quien es perfecto para ella puesto que ha sido cuidadosamente diseñado por Dios para ser uno solo con ella. Es un verdadero gozo para la mujer mirar hacia atrás y recordar como Dios le permitió esperar en Él y que Él fue fiel para bendecirla. Es incluso un gozo mayor para ella saber que su tiempo como mujer soltera fue también un tiempo de buscar a Dios y de serle fiel a Él y a Su propósito. Que ella en ningún momento quiso huir de ese estado sino que deseaba confiar solamente en Dios y esperar en su soberanía y gracia.
De ninguna manera es una tragedia ser una mujer Cristiana soltera sin embargo, las costumbres del mundo se han infiltrado nuevamente en la Cristiandad con la falsa idea de que lo es. Una de las mentiras más grandes es que si tú no tienes a alguien o no estás activamente buscándolo, algo malo sucede contigo. Otra mentira es que la mujer soltera debe salir con hombres como si buscar esposo fuera igual que ir a comprar en una plaza comercial. Pero una mentira incluso más grande es que la mujer soltera debe entregar su cariño y afecto indiscriminadamente para que pueda ser más experimentada y saber que hacer cuando finalmente encuentre al hombre de su elección. Mi querida cristiana, es una mentira y una afrenta a Dios decir que la experiencia es la mejor maestra cuando de hecho, es Dios quien es el mejor maestro y aunque el lema del mundo sea “vive y aprende”, el consejo de la Biblia es “aprende y vive”. No necesitas ser una experta, solo necesitas ser conocedora de lo que Dios ha dicho y ser obediente a ello. No deberías estar buscando al hombre de tu elección sino que deberías estar esperando al hombre elegido por Dios. Y cuando el venga, no serán las experiencias pasadas las que harán funcionar tu matrimonio, sino la castidad, pureza y santidad pasadas. Deberíamos apartar nuestros rostros de las costumbres y experiencias de este mundo de maldad y buscar solo las cosas que Dios ha puesto en el camino que Él ha preparado para nosotras.
Dios sabe exactamente lo que necesitas y Él incluso conoce mejor que tú los deseos de tu corazón. A Dios le encantan las sorpresas. El no quiere que tu andes buscando a tu esposo, Él quiere traértelo a ti y probablemente en el momento en que menos lo esperes. Si desobedeces este consejo, al igual que muchas otras mujeres antes que tú, y te das a la tarea de buscar por ti misma un compañero, quizá encontrarás a alguien, pero existe la posibilidad de que ese alguien no sea el indicado.
Como mujeres, nuestra naturaleza desea la compañía y camaradería de un hombre. Esto viene de Dios y por lo tanto es bueno. Pero al mismo tiempo estamos equivocadas al pensar que si no llenamos esta necesidad, moriremos. Tener a alguien como compañero no es como la necesidad de respirar. Eso quiere decir que puedes sobrevivir sin un compañero, al menos hasta que Dios haya hecho su obra perfecta en ti. Recuerda las Escrituras: “pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir…”. (1 Corintios 10:13)
He descubierto que hay dos razones principales por las cuales una persona necesita “desesperadamente” de alguien más. Primero que nada, es porque no conocen a Dios como deberían. ¿Acaso no es Dios el Dios de toda consolación? ¿Acaso no es Cristo el Señor exaltado que lo llena todo? ¿Entonces por qué nos quejamos sobre lo solas y vacías que nos sentimos? ¿Podría ser que Dios extiende nuestro tiempo de soltería para que podamos encontrar nuestra vida en Él y para aprender a estar completas en Él? Si buscamos casarnos porque sentimos que un esposo llenará nuestras vidas o porque de alguna manera nos hará completas, terminaremos lastimosamente decepcionadas en nuestro matrimonio. Ningún hombre, no importa que tan parecido a Cristo sea, podrá jamás tomar el lugar de Dios en nuestras vidas; pensar que eso es posible es idolatría pura. Si no estamos llenas de Dios ahora y completas en Cristo en el presente, entonces ni siquiera un matrimonio de “ensueño” será capaz de eliminar esa sensación de vacío.
La segunda razón para desesperadamente necesitar a alguien en nuestras vidas es el egoísmo. Cuando necesitamos a alguien para sentirnos amadas o cuando necesitamos a alguien para que nuestros sentimientos de vacío se disipen, entonces estamos deseando un matrimonio por las razones incorrectas. El matrimonio no debe de buscarse como una oportunidad de satisfacer nuestras necesidades, sino como una oportunidad de satisfacer las necesidades de otro. Si no hemos aprendido a llevarle a Dios nuestras propias necesidades, entonces probablemente vamos a abrumar a nuestro esposo con nuestras necesidades sin estar al tanto de las suyas. Yo he conocido a mujeres Cristianas que pasan sus días consumidas por sus propias necesidades y constantemente lamentándose de que Dios no ha traído a alguien a sus vidas. ¿Pero por qué Dios debería confiarle un hombre devoto a una mujer que esta absorta en si misma y en sus propias necesidades y que no hace uso de su libertad como soltera para servir a Dios y preparase a sí misma para Sus propósitos? ¡Una mujer así tendría muy poco que ofrecer a un esposo devoto!
Mi querida amiga, estar soltera así como estar casada debe de ser considerado un tiempo muy especial y de gozo en la providencia de Dios. No debería ser considerado una mera circunstancia o una maldición de la cual uno debería huir desesperadamente. Estar soltera es un tiempo para aprender de Dios y de nosotras mismas, un tiempo para descubrir quienes somos en Cristo y para conformarnos más a Él. Es un tiempo para ser fervientes en las buenas obras y para involucrarse en la ministración a otros. Estar soltera tiene un encanto propio que debe ser disfrutado en su tiempo porque una vez que pasa, no hay vuelta atrás. Casi no hay nada más triste que una mujer ya casada que se lamenta por lo que pudo haber sido y hecho durante su soltería. Todo se perdió por haberse apresurado a casarse sin tener en consideración la obra o el plan de Dios.
Cada época en la vida tiene una belleza y una maravilla propias. Mi oración por todas las mujeres Cristianas es que puedan disfrutar su tiempo a pesar de las mentiras del mundo. Que puedan ser exigentes y no conformarse con menos que la perfecta voluntad de Dios. Que puedan esperar pacientemente en Dios quien es el dador de todo don bueno y perfecto. Que puedan ser como Ester, usando el tiempo que Dios considere necesario para hacerlas bellas por dentro y por fuera.

lunes, 3 de febrero de 2014

La Belleza de la Modestia




- Por Charo Washer

La belleza ha sido y será un tema de gran importancia para la humanidad –especialmente para aquellas del género femenino. Cada día hacemos un esfuerzo y gastamos gran cantidad de tiempo y dinero para hacernos a nosotras, a nuestras casas, carros y otros accesorios de nuestras vidas, tan bellos y atractivos como sea posible.


No hay, por supuesto, nada de malo con querer ser bella y aun debemos ser cuidadosas en aprender lo que es precisamente belleza. Lo crean o no, las Escrituras tienen mucho que decir sobre la belleza, su fuente y como ésta se refleja en la vida y persona de una mujer cristiana. En este pequeño estudio vamos a centrar nuestra atención en sólo dos versículos del tercer capítulo de 1 de Pedro.


En el versículo 3, Dios hace el quizás la más profunda declaración sobre la genuina belleza centrada en Dios.

"Vuestro atavío no sea el externo"… 1 Pedro 3:3
Esto no significa que debamos lucir lo peor posible para que esa manera la belleza de Dios pueda brillar, o que todo lo concerniente a la belleza es vanidad. Dios simplemente está diciendo que la belleza no viene de afuera. De hecho, los adornos externos son mas un estorbo para la verdadera belleza que una ayuda.


¡Estamos tan preocupadas por nuestra ropa, cabello, maquillaje y accesorios! Sin embargo, esas cosas no guían más a una vida espiritual que a una atracción sensual de la carne. ¿Cuan frecuentemente nos vestimos para atraer las miradas? ¿No entendemos que “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”? (1 Juan 2:16) Y si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. (1 Juan 2:16, 15). Debemos dejar de llamar la atención sobre nosotras mismas y buscar irradiar una belleza tal que dirija todos los ojos hacia Dios.


Nuestro atavío no debe ser el externo:

… "SINO EL INTERIOR, EL DEL CORAZÓN, EN EL INCORRUPTIBLE ORNATO DE UN ESPÍRITU AFABLE Y APACIBLE, QUE ES DE GRANDE ESTIMA DELANTE DE DIOS". 1 Pedro 3:3

El “ser interior” es esa parte de nosotras que no podemos “ocultar” mágicamente con el ultimo encubridor de manchas de Cover Girl's. Es esa parte de nosotras sobre la que Dios esta verdaderamente interesado. Como le dijo Dios a Samuel años atrás...

“…Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” 1 Samuel 16:7

Si de verdad queremos ser hermosas (¡y lo somos!), nos debemos preocupar por nuestra condición espiritual. Estar envuelta en un vestido delicado no es tan importante como estar cubierta con un delicado y apacible espíritu. Estar vestida con la última moda no es comparable con ser llenas del Espíritu Santo y estar vestidas del Señor Jesucristo.


… "antes bien sed llenos del Espíritu". Efesios 5:18

…"sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne". Romanos 13:14


Llevar puestas joyas de oro cuesta menos que llevar joyas de virtud.


¿Estamos nosotras trabajando activamente con miras hacia la belleza y la virtud espiritual o vamos en miras de lo carnal, sensual, demoníaco y mundano? ¿Hemos olvidado la opinión de Dios? ¿Hemos considerado lo que es “de gran valor para a Sus ojos”? Antes de que vayamos corriendo hacia la nueva tienda para comprar la moda más reciente, tenemos que poner delante de nosotros al asesor de la verdadera belleza y examinarnos en Su espejo (Las Escrituras). 

No importa cuan “a la moda” estén nuestros atavíos externos, estos no maquillarán ni ocultarán la mancha de los defectos de una vida no controlada por el Espíritu Santo ni ocultarán nuestra falta de virtud y piedad femenina. Recuerda sabiduría de Proverbios:


"Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón." Proverbios 11:22


¿Está tu modestia en la luz de la Palabra de Dios o en las tinieblas de esta torcida y perversa generación? ¿Es tu ropa un reflejo de tu rostro y de la gloria de Dios brillando sobre éste? ¿O es tu ropa un retrato de tu cuerpo? Si tu cuerpo atrae las miradas (por causa de la ropa que llevas puesta) estás siendo una piedra de tropiezo y un mal testimonio de Cristo. ¡Te debes arrepentir!


Haz un examen concienzudo a tu closet. ¿Se conforma tu closet a la voluntad de Dios o a la voluntad de la carne y del mundo obsesionado con lo sensual? Tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo, pertenece a Dios y algún día pertenecerá a tu esposo (si no estás casada aun). Como mujeres, cualquier adorno que llevemos no debe desviar la atención de las personas de lo que es más importante de nosotros: Cristo y lo que Él ha hecho.


Dios quiera que las generaciones por venir den testimonio sobre la belleza de Dios en nuestras vidas, sobre nuestros rostros radiantes, y sobre la fortaleza, dignidad y virtud con la cual vestimos.