Cada generación ha recibido o ha sido bautizada bajo un seudónimo, de acuerdo a las características que presentan o al comportamiento que han presentado los individuos de dicha generación. Por ejemplo: Yo nací en los años 70, por consiguiente pertenezco a la generación "X", la cual hace alusión al deseo de ser alguien en la vida. Los nacidos en está generación son responsables, comprometidos y preocupados por el mundo.
Adelantándonos unas décadas, encontramos una de las más famosas "los Millenials" o la generación del milenio. Grandes cambios en forma acelerada sucedieron en está época: Pasamos de los VHS al Blu-Ray, del teléfono fijo a los celulares, de los televisores de cajón a los plasmas o LED, de los disquets a las USB o las nubes... no digamos los avances en la Medicina o la Ciencia. Está generación es caracterizada por la hiperconexión, la necesidad de auto expresarse, el interés por la salud y la inmediatez. También se les conoce como la generación "Peter Pan", por su temor a madurar y tener las responsabilidades reales de la vida.
Pero como cada generación da paso a una nueva, estamos ante la generación "Copos de Nieve" (Snowflake), son los Millenials que llegaron a su edad adulta en la década del 2010. Se caracterizan por su vulnerabilidad emocional, su excesiva susceptibilidad a todo tipo de agravios y su escasa resiliencia. Fueron o son niños y/o adolescentes, criados con excesiva protección curiosamente por sus "madres helicóptero".
¿Qué son las madres helicóptero?
Son madres sobreprotectoras, que sobrevuelan a sus hijos constantemente con el ánimo de buscar "lo mejor" para ellos pero terminan perjudicándolos de manera irreversible. Olvidan que esos niños crecerán y se convertirán en adultos inseguros e incapaces de tomar responsabilidades por sí mismos.
"El Señor estableció su ley para Jacob; le entregó sus enseñanzas a Israel, y ordenó a nuestros padres que nos las enseñarán, para que las conociera la generación futura, los hijos que nos habrían de nacer, y ellos a su vez las contaran a sus hijos, para que pusieran en Dios su confianza y no se olvidaran de sus grandes hechos; para que obedecieran sus mandamientos, y no fueran como sus padres, gente rebelde y desobediente, gente que no entrega a Dios su corazón, y cuyo espíritu no le es fiel. Salmos 78:6-8
¿Qué desea Dios que aprendamos de todo esto?
1. Dios desea que les enseñemos a está generación
Vemos como entre los jóvenes se han perdido los valores y nos quejamos de su falta de respeto hacia los padres y personas mayores en general, pero no vemos más allá, su falta de conocimiento y temor de Dios. Dios desea que su nombre se proclame de generación a generación, que sus principios sean inculcados a nuestros hijos y nietos, y estos a su vez a sus futuras generaciones.
2. Dios desea que está generación ponga en Él su confianza
Está generación pone su confianza en sus logros, en sus profesiones, en sus trabajos, en sus pertenencias, en lo que por sí mismos pueden obtener. Dios desea que enseñemos que pueden confiar plenamente en Él, que lo que este mundo les ofrece es vano y un día no existirá.
3. Dios desea ser recordado por sus grandes hechos de generación a generación
La forma como fuimos creados por su maravillosa mano, la forma como Él nos ve como su especial tesoro, la forma como nos escogió por su gracia, por lo que Cristo hizo en la Cruz del Calvario y nos dio salvación y vida eterna, eso no tan solo merece ser recordado, sino compartido, para que las generaciones futuras puedan tener salvación y vida eterna.
4. Dios desea que rescatemos a está generación de la rebeldía y la desobediencia
A está generación en particular no le interesa conocer a Dios, mucho menos obedecerlo. Producto de ello, observamos como Satanás está utilizando sus armas para propagar el aborto, la diversidad de género, la familia disfuncional... Si no, tomamos las armas del Evangelio y le hacemos frente, estamos a las puertas de un caos generacional cuyo fin, no escapará del juicio eterno.
5. Dios desea habitar en sus corazones.
Una generación con Dios en su corazón, es una generación fuerte que no se amedrenta ante los cambios de este mundo, pues su confianza está puesta en Él. Dios desea que nadie se pierda, que todos tengamos salvación y vida eterna.
Necesitamos ser padres y madres valientes, atemporales a está generación que predique el Evangelio y lleve esperanza a cualquier generación incrédula y rebelde. Empecemos por nuestros hogares, siendo los padres que Dios desea que seamos, que nuestros hijos sean flechas que le hacen frente a los dardos del enemigo, no suaves peluches o muñecas amoldados a este mundo.